MENSAJES EN UNA BOTELLA: LO MEJOR DE B. KRIGSTEIN.

Artículo publicado en Faro de Vigo el 18 de enero, con cuatro pinceladas a mayores.

Más allá del lector especializado es posible que Bernard Krigstein sea un desconocido, pero se trata de uno de los nombres históricos del arte del cómic.

Mensajes en una botella: lo mejor de B. Krigstein” (Diábolo ediciones), recopila algunas de las muchas historietas que el dibujante ha entregado en su dilatada carrera. Comenzó por necesidad en el mundo de la historieta, ya que su aspiración inicial era la pintura. Pero ya en entreguerras demostró un talento notable para el cómic, y tras la 2ª Guerra Mundial comenzó a destacar en su generación con trabajos para Novelty, Fawcett o Atlas (embrión de lo que en la década de los sesenta será Marvel Comics). En estas editoriales y en plenitud de facultades artísticas ilustraría guiones de temas variopintos: westerns, serie negra, ciencia ficción, romance o terror. Sus dotes lo llevan a la editorial EC, cuna del horror moderno, la ciencia ficción y las historias de crímenes que imperaron durante la edad de oro del cómic-book (los años cincuenta del siglo XX, cuando tras la época de los cómics de prensa aparece el comic-book, revistilla de venta en quioscos).

«The Catacombs», la versión del coleccionista, el original.

Si por algo destacará Bernard Krigstein en estos tebeos es por su versatilidad tanto por la dilatada carrera del autor como por saber adaptarse a las exigencias expresivas del relato a narrar (de una suerte de línea clara a la americana, al expresionismo de rotundas manchas de tinta, todo lo domina “Berni”). Y, sobre todo, por su inconformismo. En una época en que los tebeos en estados Unidos eran un producto definido desde una cúpula editorial, sometidos a unos temas, extensión y formas inamovibles (los temas ya citados, la forma de relato breve de ocho páginas saturadas de texto, injerto en una revistilla de cómic con tres o cuatro historietas más), Krigstein acusaba como limitaciones dichas imposiciones, y se esforzaba en realzar sus composiciones gráficas y su paginación para dar un toque sofisticado, imaginativo y pleno de expresividad a esos cuentos sencillos (cuando no simples). En este empeño su crecimiento como creador fue exponencial, lo que puede apreciarse en este tomo, sobre todo, a partir de la historia «Las catacumbas», de 1954. Sobresaliente ya es su  página de apertura, imaginativa y capaz de imponer una vibración potentísima a la escena con una cuidada elección de planos y una alternancia de viñetas contrastantes que confieren acusado dramatismo a un hurto.

A esta pieza de orfebrería siguen unas cuantas más, y por supuesto la joya de la corona, «Master Race», considerada una cumbre en la producción del autor.

La excelente recopilación “Mensajes en una botella” da buena cuenta de la altura artesanal de Krigstein y la subraya con un comentario breve a cada capítulo/

Be Sociable, Share!

Etiquetas:

Escribir un comentario