No se vive del cómic.

De casualidad llego en las redes sociales a una charla (de hace meses, por lo que no entré en ella) en que se volvió a sacar un tema cíclico: vivir del cómic, ser profesionales del cómic, entendidos estos profesionales como gente que vive del cómic en España.

En dicha charla hay quien llega a conclusiones como «del cómic aquí no vive nadie» (según la estadística de a ojete, se entiende: esto es Twitter, el antro de las verdades por mis genitales) y como se da el pluriempleo del autor de cómics en otras lides, pues todo va mal. No hay profesionales del cómic porque los autores no viven de ello.
Ah, que no se me olvide. Y la culpa es de la novela gráfica, la falta de revistas mensuales, de procesos dinamizadores y constantes…
Ahora, yo no manejo cifras ni datos, y me moveré por meras impresiones así que simplemente opino. No confundir con pontificar, por favor.
Pero pienso que ese enfoque deberíamos empezar a dejarlo aparcado y en un cajón.
Primero, porque las actividades culturales no son (y agárrate con los nuevos IVAs pal pueblo) materia de lucro económico, como sí pudiera serlo montar una franquicia de ludotecas preescolares, embotelladoras de horchata o un proyecto de coaching online para ejecutivos. Asuntos que se hacen pensando en ganar pasta. Pero el arte, gente, no da demasiado dinero a niveles personales (sí, es industria, es necesario, además, pero frente a la del automóvil, por ejemplo, es realmente más modesta).
Hablemos de música, ¿cuántos músicos viven de su oficio?¿y actores?¿escritores?¿pintores?

Autorretrato de Francisco Ináñez

No, no se vive de hacer arte, salvo cuatro privilegiados. En este contexto el pluriempleo está ahí. Incluso Millás o Reverte, no solo escriben novelas, se «someten» al articulismo de prensa e incluso participan en programas de radio, sí. El mismo modo Max, mientras completa su esperadísimo «Vapor», hace carteles, ilustra artículos en Babelia, y si no tuviera más narices, serviría copas o gasolina para, luego, hacer su arte.

Josep Escobar retratado por Paco Roca («El invierno del dibujante»)

Porque el arte es una necesidad personal. También, ojo, debería ser un derecho poder vivir de ello… no, no exactamente. Es un derecho el beneficio económico que, como creador, te pertenece. Si ese beneficio le da al artista o no para vivir, ahí está el tema.
En España el cómic es minoritario, y aún así hay algunos dibujantes que oh, sí, viven de ello. No sacaré al ejemplo más obvio porque ya incluí su retrato ahí arriba, pero hay más ejemplos, más jóvenes, nuevas generaciones de autores en las que algún nombre parece que sí, está en el camino de «vivir de ello». Se ha hablado de Paco Roca en su día (y mirad, un pluriempleado más, «vendiéndose» al cine ;D) y se puede citar otra vía a partir de Roca y su «Arrugas», que si no recuerdo mal primero se editó en Francia y luego arrasó en la edición de Astiberri y encumbró al autor valenciano en su país. Ahora ¿es malo trabajar para el extranjero? No sé si David Aja o Homs (que curran/han currado para USA y Francia) viven solo y exclusivamente del cómic. Intuyo que otros nombres, como Juanjo Guarnido o Carlos Pacheco sí y bastante bien (respectivamente, curran para Francia y USA… invierto el orden para hacer el texto más ameno) . Quizá la losa es no poder crear para tu país. ¿Losa?¿Por? Si los convenios laborales son mejores, si los temas artísticos están sopesados (el grado de libertad creativa, el que sea, les hace sentirse a gusto trabajando así, pues miel sobre ojuelas) y sienten que reciben lo justo por sus viñetas para Marvel o Dupuis, y otros autores sin embargo se sienten a gusto haciéndolo para Astiberri o la Cúpula, ¿hay problema? «Los que lo hacen para La Cúpula no viven de ello«. Volvemos al inicio. Es arte y en ese mundo para vivir, multiplícate y reza lo que sepas, porque no lo tienes fácil.

Y en todo caso, ¿eres mejor o peor artista por vivir o no de ello? El artista que se acepta, hace arte no para vivir, lo expulsa. Fernando Alfaro (‘Surfin’ Bichos’ y ‘Chucho’, ni más ni menos que el padre del rock alternativo en España) trabajaba en una gasolinera. Wagner, de los estadounidenses ‘Lambchop’, pulía escaleras mientras componía discos y pintaba. La calidad, la profesionalidad no la mediría por tanto en términos «vivo de ello». La profesionalidad del artista, digo:  entendida a efectos artísticos no como la acción de trabajar remuneradamente para vivir de dicho trabajo, sino como el talento encauzado por un oficio/técnica que es el de su arte, sea cómic o escultura en piedra.

Autorretrato de José Domingo

Con todo, bien es verdad que sería maravilloso poder decir que los autores de cómic son como lo dentistas o los pediatras de los 70, gente que monta su chiringo sabiendo que va a forrarse. Yo sería el primero en felicitar a la profesión… porque significaría una penetración del cómic como referente cultural en nuestra sociedad. La de la Wii, internet, la Nintendo, el cine en streaming, spotify, cuarenta canales en la tele, la zoofilia a domicilio… no, esto es broma. Que yo sepa…
Destensemos, pero sigamos. Los cómics, efectivamente, no son lo que fueron en los cincuenta o lo que son en Francia y Norteamérica, donde sí hay un tejido industrial y una respuesta (por tradición, por repercusión desde siempre, por densidad poblacional… muchos factores explican la diferencia con España, donde el ninguneo y el desprestigio han sido una losa). Pero tampoco son lo que fueron en los noventa, porque todo muta, pues claro que sí. ¿Es el cine o el teatro de 2012 como los de 1984? Dudo-lo

Luego cuando se habla de que la novela gráfica tiene culpa de algo (¿?) se alude a los ochenta. Los gloriosos ochenta de las revistas. Las revistas han muerto ellas solas. No las mató nadie, no al menos el editor o el autor. En todo caso fuiste tú. Fue el comprador quien ha decidido que «ya no» en determinado momento.

Aquellos gloriosos…

Y hubo, en este país, un secano bien jodido en los noventa. «Línea Laberinto», preguntad qué bien vivieron los autores en los primeros noventa… Y Sequeiros (que no vivía del cómic, pero no hubo profesional a su altura y arriesgo a decir que sigue sin tener igual) editó en Camaleón una novela gráfica de esas, cuando nadie las llamaba así porque casi no existía la cosa, un relato autoral y editado en unos márgenes de libertad alucinantes (más para su día): Hablo de «Nostromo Quebranto», un objeto-bicho que no cabe en una librería normal de grande que era (no grueso, pero alto, un rato). Y resulta que en los dosmiles, lo que vende son no los comic books sino los retapados deluxe, y no las revistas sino el formato LIBRO O puede que los fascículos grapados se mantengan, pero lo hacen «además». Qué malo es eso, ¿no? Lo llaman variedad.

Pero no divaguemos, ¿implica trabajar en formato libro ganar menos que para el CIMOC? No lo sé, pero no tiene porqué ser así. Se trata de calibrar sueldos en montantes globales, cuánto cobraba un autor obrando por entregas o por página (si no cobraba por obra entregada) y cuánto en adelantos varios haciendo lo propio para que el producto final salga editado no en diez números de la ‘Zona 84’ sino en un libro de tapa blanda (o dura). ¿Tiene todo ello que ver con un mercado saneado? No lo creo. Sanea al mercado el precio-página, el modelo de contrato acordado entre empresa/editor y trabajador/autor, y que en este marco no se cometan abusos. Y sanea que el cómic venda, y claro que sí, cuanto más mejor. Creo que aunque no vivimos otra era Bruguera (y dudo que la volvamos a ver, ya lo he explicado), el patio está mejor hoy que en 1996, francamente. Y pienso y quiero pensar que hoy se dan menos injusticias con los autores que hace veinte, cincuenta años.

Al final, más que «vivir de», la lucha (aceptado que no hablamos de una actividad con tirón mass media, sino elitista, o moderadamente elitista, no como el fútbol) está en el «buen pago»; el justiprecio, vamos, la relación entre el valor del trabajo y del autor y los emolumentos percibidos por ese trabajo. Y el entender el modelo de industria, que hoy es como es y llega hasta donde está llegando. Y que puede crecer, pero de hacerlo, será en el modo discreto que le permitirá la sociedad del entretenimiento del siglo XXI o la de la cultura de nuestros días.

Otro tema es el panorama actual real, que no se circunscribe a cuatro mantras «desde dentro» (no se vive de esto, la novela gráfica es el Mal, se desprecia al cómic, etc. etc.). Es un paisaje que va mucho más allá del mundo de la historieta y que afecta a la sociedad del consumo en general, y lo llaman «crisis de caballo». Y nos devuelve una foto muy chunga, la verdad. Habría que ver cómo está cambiando el consumo cultural, en una sociedad inmersa en el actual paisaje de desestructuramiento de la sociedad del bienestar, labor acometida con saña por por parte de un PP que ataca a las clases medias y bajas con impuestos-para-todos subiendo como alpinistas en ácido. ¿Cuál es el espectro social de lectores de cómic? yo hablaría de clase media, a ojo puro y duro, claro… ¿está atacando a su economía de modo directo el gobierno con su paquete (bomba) anticrisis de goteo semanal? ¿se está resintiendo la industria de un marco en que sube el IVA de todo, los medicamentos son de REpago, las ayudas al desempleo se estrujan, la precariedad laboral es cada vez mayor, el funcionariado ve amputados sus derechos económicos, las becas a estudiantes agonizan…? ¿Quién compra hoy esos cómics que no dan para vivir a sus autores? ¿Se siguen consumiendo como hace cinco años? ¿A dónde va una industria del ocio, cuando el material escolar sube su IVA de 8 (o incluso el 4 en casos) a 21%, en el seno de una familia media, de dos hijos? Puede que a la mierda.

Puedo parecer resignado, y me pongo derrotista si sale lo político en mi discurso (¡cómo no!) pero no quiero serlo. Ojalá la industria de la historieta alcance en España los niveles de otras industrias del entretenimiento y la consideración de otras disciplinas artísticas. Pero las cosas están en el punto en que se encuentran, y llorar por un marco radicalmente imposible hoy por hoy, de paso quejándose del modelo editorial del presente (que pasa por la decadencia de unos modelos y la aparición de otros nuevos… ni más ni menos que lo que siempre ha sucedido) no es la forma de crecer. Crecer va a ser difícil en una España rescatada, pero dado lo microcósmico del medio, podría ser, paradógicamente.  Eso sí, con los pies en la tierra muy, muy bien plantados. Sin quimeras, sin viscerales ataques desde añoranza a tiempos que no son los que nos tocan vivir. Es mi opinión o cómo lo veo yo…

Pero ni soy autor ni editor. Odín me libre de ambas alimañas, yo soy un trovador libre que escribe de gratis en la red, nada más.

Be Sociable, Share!

5 Comentarios Dejar comentario

  1. Creo que desde hace mucho tiempo, es raro el creador que no se dedica al pluriempleo. Yo escribo tele, cine, cómic, doy clases, y ahora hasta estoy escribiendo un libro por encargo. Es la única manera en la que puedo ganarme la vida. Y no es resultado de la crisis, sino algo que hago desde hace muchos años. Generalmente no lo vivo como un problema. Quizá porque me gusta tanto escribir como dar clases, por Ej. Lo que ocurre es que no es lo mismo ser guionista que dibujante. Para nosotros resulta mucho más fácil compatibilizar diferentes «carreras». Pero la dedicación que exige dibujar cómics deja muy poco tiempo (o nada) para otras cosas. Estoy seguro de que leeríamos mejores cómics (o por lo menos más ambiciosos) de ciertos creadores si no se vieran obligados a dibujarlos únicamente en ratos libres. Hace poco, un amigo dibujante de mucho talento me decía que se estaba planteado arrancar un proyecto muy ambicioso del que ya me había hablado en alguna ocasión, pero para poder dedicarle tiempo necesitaba que alguien le pagara por hacerlo. Eso o irse a vivir con sus padres. Cosa que con cuarenta años y dos hijos, no es plan. El dinero, la industria en la que trabajamos, condiciona las obras que se generan. El arte es parte de un momento, de una sociedad. La creación nunca es independiente de las circunstancias de sus autores. La historia del cómic es la historia de los formatos que han permitido que sea viable económicamente.

  2. Gerardo Vilches #

    Suscribo casi todo lo que dices, Octavio. Es un debate cíclico que aparece con cierta frecuencia, sí. Yo hace tiempo que pienso como tú: en un mundo en el que ni literatos, ni músicos ni pintores viven exclusivamente de su arte, ¿qué sentido tiene que los autores de cómic exijan eso mismo? Que sí, por supuesto, todos estamos de acuerdo en que sería algo de puta madre, y que ojalá ellos (y todos los demás artistas) vendieran muchísimo y pudieran dedicarse a ello en exclusiva, si es lo que desean (que recordemos que hay gente que se pluriemplea con mucho gusto, que le gusta tocar palos diferentes, etc.), pero ahora mismo no es factible, y menos, como dices, en el contexto económico despiadado que sufrimos.
    La pregunta que yo siempre me hago es por qué el debate surge en el cómic con insistencia, pero no en otros campos (al menos que yo sepa). Por ejemplo, vaya de lo que vaya la charla, hay un porcentaje muy elevado de posibilidades de que se acabe hablando de ello si los ponentes son profesionales del tebeo. No es algo que vea en charlas o mesas redondas de literatura, al menos no con tanta frecuencia. Y la respuesta a la que he llegado es que en buena medida se debe al hecho de que el cómic viene de ser no un arte, sino una gran industria en la que el dibujante tenía el estatus de currito, a destajo y sin derechos de autor, pero con un dinero más o menos fijo al mes. ¿Queremos eso, queremos volver a un sistema en el que el autor es un oficinista? Yo por lo menos no.
    Otra cosa es los que dicen que puede haber otros sistemas, otros modelos que remuneren justamente por el trabajo y permitan vivir de ello, pero sinceramente, con las cifras de venta actuales, me temo que es muy complicado. Repito: igual que lo es para un novelista. Ahora podríamos intentar analizar por qué el mercado es hoy como es y por qué se vende lo que se vende y no más. Y ahí, pienso como tú: las revistas se murieron solas (y de hecho duraron muy pocos años), no las mató la NG; anda que no tardó en aparecer. De hecho, creo que la NG lo que está consiguiendo es una recuperación del medio y una regeneración del público, lenta pero segura, frente a la burbuja que supuso el cómic adulto de los ochenta.
    En fin, que creo que no queda otra que ser realista y buscar medios de financión alternativos, otros modelos que sigan el camino que existe ahora mismo. Por ejemplo, aprovechar la internacionalización del fenómeno de la NG para vender los derechos fuera (que es lo que realmente rentabiliza una obra), o aprovechar lo digital (Bayarri lo hace y hasta donde sé, vive de sus tebeos). Cualquier cosa menos añorar el pasado revistero que no va a volver ya, a estas alturas.

    Un saludo.

  3. Octavio B. #

    gracias a ambos pro entrar al trapo. me interesa mucho la opinión de autores porque arranco con toda la claridad del mundo: opimo desde fuera. gracias, David, por abrir fuego (e igual quedarte solo, este blog no es demasiado masivo en visitas, intuyo :D)
    Es evidente que el marco influye y no facilita, pero viendo cosas que han salido este 2012, bueno… hay calidad, a borbotones, ¿eh? de No cambies nunca a Torrezno, de Solís a El vecino, hay cómics que podrían codearse con, obras de D&Q como El Oficinista Japonés, y otros que dan sopas con honda a Marvel enterita como El Héroe. Y todos viven en el mal momento eterno de nuestra industria.
    Ahora, no dudo lo que dices, ¿cuánto proyecto no se queda en un cajón porque no se puede vivir de ello? Es una pena, sí.

    Ah, otro día estaría bien atender al fenómeno crowfunding, me acordé po tu comentario… tan excitante como peligroso.

    Y Ger, entiendo que los profesionales hablen estas cosas, perfectamente. Menos que metan baza como si fueran «conocedores» los lectores. pero bueno, este es el país de la caña-con-aceitunas para arreglar el mundo, y más se notará en un sector pequeñito y cerrado como el del cómic.

  4. Gerardo Vilches #

    Bueno, claro, por supuesto, aquí los que tienen que opinar son los autores, es su profesión, yo sólo doy mi opinión desde fuera… pero bueno, creo que tenemos ya un conocimiento suficiente del mercado como para hablar con cierto conocimiento de causa. Yo por lo menos creo que lo tengo, no sólo del cómic, sino también, por experiencias de amigos cercanos, del literario. Ah, y coincido contigo en que hay obras maravillosas, pero como dice David, seguro que muchas no ven la luz o alcanzan todo su potencial por no ser la ocupación principal de su autor, y eso es una pena. Pero pasa en todas las artes, lamentablemente.

    • Octavio B. #

      un «algo» vamos pillando, sí ;), jeje…

7 Trackbacks

  • Octavio Beares - en este post hasta me pongo político: No se vive del cómic. - http://t.co/Zjrzs3RM #fb
  • Gerardo V. - en este post hasta me pongo político: No se vive del cómic. - http://t.co/Zjrzs3RM #fb
  • Diego Núñez DNM - en este post hasta me pongo político: No se vive del cómic. - http://t.co/Zjrzs3RM #fb
  • Octavio Beares - autores de tbos, aquí opino donde vosotros podéis dar DATOS ;) http://t.co/Zjrzs3RM
  • Amaníaco ediciones - No se vive del cómic. http://t.co/6ky6Gwln
  • El niño que ama ... - No se vive del cómic. http://t.co/6ky6Gwln
  • Pablo Fernández - No se vive del cómic. http://t.co/6ky6Gwln

Escribir un comentario