¡CARAMBA! el salto mortal sin (con) red. De redes

Este artículo sobre la editorial ¡Caramba! escrito con la percha de su último lanzamiento (el nº 2 de su fanzine) apareció en Faro de Vigo, sí, pero le añadí aquí la crítica final al susodicho fanzine, ¡Caramba 2!, ya leído… que desglosaré y, supongo, retocaré para publicarla pronto en el diario citado, por lo cual no sé de qué hacerme eco, salvo de que todo pasará por el diario.. o pasó, vamos… o quizá lo haga o lo hizo o lo hace ahora mismo en una nueva dimensión, la Dimensio_prensa, o no, y… ¡Caramba, mi condensador de ciclotrones se ha averiado! (*)

Si una editorial se puede señalar hoy día como revolucionaria, imaginativa e impactante, esa es ¡Caramba!, una apuesta por el futuro con cabeza y corazón.

¡Caramba! debuta en junio de 2011 con el primer número de la revista homónima “¡Caramba!”, pero antes fue el runrún. De las fraguas del salón del cómic de Barcelona (esto es, filmado en mayo del mismo año) surgió en la red de redes un enigmático vídeo donde autores, críticos y gente del mundillo patrio en general, repetían la exclamación “¡Caramba!” sin ofrecerse más explicaciones (puedes verlo aquí ). En la red corrió como la pólvora. Algo iba a suceder, eso estaba claro, pero ¿qué? Pues el qué fue un fanzine, una revista sin ánimo de lucro con colaboraciones desinteresadas y ajustando precios para, eso lógicamente sí, cubrir gastos.
Nacía “¡Caramba!”, la revista, que se vendía solo por internet (en un principio) y ofrecía a los compradores más animosos y veloces suculencias como láminas dedicadas o camisetas exclusivas. Si te das prisa. Esa es la consigna nº 1. Y “por internet” el axioma carambástico. Estas dos facetas han contribuido, en su indisociable modus operandi, a lograr el triunfo de la empresa y a convertir ¡Caramba! en una editorial de éxito desde los márgenes de un producto de culto, pero popular. Por partes nos haremos entender.

...¡qué sorpresa!

Nacido como fanzine, pronto sus responsables Manuel Bartual y Alba Diethelm decidieron crecer a editorial de historietas. Manuel es bien conocido como autor de cómics para, por ejemplo, El Jueves, con libros ya publicados por Astiberri Ediciones, y Alba es creativa publicitaria, y se nota en la empresa. El primer número de ¡Caramba! nació como edición limitada y vendió 999 ejemplares, pero la editorial se reservó un número 1000 para incentivar concursos on line. El fanzine crecía en prestigio (ni una crítica negativa, todo parabienes) y la idea era clara desde el inicio: cómic y humor, una unión que se remonta al origen de la historieta y que Bartual y los demás colaboradores de la revista querían demostrar que sigue siendo una fusión natural, con futuro y sí, popular. Pero el exitazo dentro de sus márgenes de pequeñas ediciones limitadas fue tan absoluto, tan, en fin, de culto, que los dos alegres locos debieron decidir que ¡Caramba! podría crecer. Y lo hizo.
Ya como editores, los señores de la exclamación sorpresiva comenzaron a editar libros de autores nacionales de diverso pelaje. Con tranquilidad, no invasivamente sino en un goteo estratégico. De un ya clásico Manel Fontdevila (el conocido autor de “La Parejita” y colaborador del diario “Público”) a nuevas promesas como las hermanas Pacheco, posiblemente las autoras de mayor crecimiento exponencial de el último año y paradójicamente, surgidas en la red, con un blog.

Siempre claro el objetivo, siempre el humor en primer plano, cada libro nuevo es, además, una exquisitez, cuidado como objeto hasta en sus mínimos detalles. Y de contenido igualmente selecto, con lo que el catálogo de ¡Caramba! comienza a ser algo más que curioso.
Y siempre la red: Twitter, Facebook, el dial directísimo con los lectores, los recursos de las intercomunicaciones (por ejemplo, ¿cuántos casos conoce el lector de presentación por el autor de un nuevo libro, y digo libro, no solo “cómic”… retransmitido en streaming desde una librería y contestando las preguntas que les envían por Twitter en directo?). Así, paso a paso, rompiendo moldes en el modo de publicitarse y afilando el criterio para ostentar un fondo envidiable, llegamos a este Abril, que trae la última pirueta de ¡Caramba!, la más loca quizás.

¡Pero qué rollo!...

Damas y caballeros, ya está en sus librerías el número 2 del fanzine. Sí, “¡Caramba! 2” se puede comprar. No on line directamente a la propia editorial, ya que está agotado: edición limitadísima, 500 ejemplares, vendisos todos en medos de un mes. Pero persistan: ¿quién sabe en qué librería no se esconde, secretamente, el último ejemplar de este hito que no se repetirá?

Nómina de colaboradores vertiginosa (¡47 firmas! con ilustres como Max, Olivares o Calpurnio) y una idea sencillamente de premio Guinnes: “¡Caramba! 2” mide treinta centímetros de altura y ¡cinco metros de largo! Sí, leyeron bien. Al modo de un pergamino perdido en las olas del tiempo, pero surgido de una empresa casi virtual, apegado al futuro digital pero queriendo aún demostrar que el objeto, el libro, es importante. Desde luego, la tentación de desenrollar esa locura con viñetas no puede encontrarse en un “upload” internauta, así que la aventura, al menos hoy por hoy, vuelve a ser exitosa.

La experiencia ha resultado satisfactoria. Qué demonios, brillante: partiendo de una doble viñeta gemela con colores diferentes (distintas gamas cromáticas), Manuel Bartual propone un arranque de ciencia ficción chorras al que se irán sumando, a razón de una viñeta por barba, la lista de autores que, evidentemente, no procede citar (casi cincuenta firmas lo acapararían todo).

 

donde todo comienza.

Dos historias paralelas en dos hileras paralelas, donde cada pincel desafía al siguiente contestando al previo, en una suerte de juego improvisatorio. Hay quien simplemente añade un diálogo a la viñeta anterior (por cierto, que es la única que cada autor ha conocido de la obra… en algunos casos, ni siquiera se tenía idea de que una trama paralela desfilaría al lado de aquella en la que se trabaja), en otras ocasiones el «vacile» va más allá y la viñeta plantea un rompecabezas y un desafío. Un «a ver cómo continúas esto, guap@» que el siguiente autor resolverá con más o menos soltura.

¿Los mejores? Bueno, primero atestiguar un nivel general bueno. Todo es un despropósito donde lo que reluce son las ganas de divertirse con el juego planteado y, efectivamente, cada cual se ha reído del asunto a gusto. Pespunteado con un final de órdago que lo ata todo gracias a un magistral (no uso la palabra como muletilla, es un Maestro) Manel Fontdevila. Pero además, claro, hay de todo, y también aportaciones que brillan por encima de la media. Me quedo con David Aja, autor patrio que endulza cada tebeo Marvel que toca (y ya ha ilustrado unos cuantos, como por ejemplo, los hoy por hoy muy en boga Vengadores) parodiando el estilo de un Jack Kirby; o Mireia Pérez, que simplemente lo borda con una vuelta de tuerca convirtiendo su viñeta (recordemos, dentro de un tebeo-rollo de cinco metros de longitud) en una lectura serpenteante; o Molg H con una estética deliciosa y un chiste a costa de los tópicos narrativos de los tebeos («¡Deja de narrar en todo momento!», increpa su personaje a otro).

Y si queremos describir la obra como un todo (difícil tarea), hablaríamos, claro, de no sense, parodia, humor escatológico, y metalenguaje, una experiencia lectora novedosa, interactiva, irrepetible porque nunca más volverá a ser novedosa. Cabe preguntarnos hasta dónde podrán llegar Bartual y Diethelm tras esta pirueta. O si hay necesidad de seguir subiendo… ¿cómics envolviendo bombones? ¿Fanzines regalados al que adivine acertijos on line? En realidad, el futuro de la editorial ¡Caramba! será una nueva sorpresa, que nos hará exclamarlo otra vez:

¡CARAMBA!

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