La prensa como contrapoder: realidad o ficción

Ha nacido el primer medio de comunicación generalista en castellano basado en una red de blogs especializados. Se llama Cuarto Poder y pretende abordar la información bajo el propósito de que «otro periodismo es posible». No aspiran a ser los primeros en informar, pero sí a ser los mejores en la manera de ofrecer las noticias. Y para ello el mejor modo de empezar es haciendo una fotografía al paisaje desolador al que se enfrentan día a día los profesionales de la información. La precariedad del mercado laboral en este sector y la imposición de los criterios empresariales por encima de cualquier argumento de índole periodística son el azote actual de los informadores. Esos dos lastres los tienen perfectamente identificados los responsables de esta nueva aventura digital y no se esconden:
[…] «Corría 2007 cuando se dio la ocasión propicia para abandonar la casa de la calle Pradillo, que ya no reconocía como propia. Escolar, el padre, me acogió en 20 minutos y me hizo subdirector. Mi salida de El Mundo coincidió con el final del largo litigio judicial que mantuve con la dirección del periódico por prohibir mi presencia en La mirada crítica. El veto se produjo a raíz de un programa en el que denuncié la manipulación que el periódico hizo sobre la incidencia de la huelga general del 20 de junio de 2002 en la redacción, además de confesar que me sentía “avergonzado” porque los ejemplares del diario fueran trasladados ese día en furgones del Cuerpo Nacional de Policía desde la imprenta hasta algunos puntos de distribución. El proceso judicial se prolongó durante casi cinco años y concluyó con una sentencia del Tribunal Constitucional que condenó a la dirección del diario por vulnerar mi derecho a la libertad de expresión»… [+ en Dirección Contraria]
[…] «Las cifras son escalofriantes: desde noviembre de 2008 se han presentado 17 Expedientes de Regulación de Empleo y 34 medios han cerrado, viéndose afectados más de 3.300 profesionales. Algunos expedientes han sido especialmente importantes como el del Grupo Zeta, con más de cuatrocientos afectados, el diario ABC, del Grupo Vocento, que tiene intención de reducir su plantilla en más de doscientos trabajadores, de los cuales, 84 serán periodistas y el de Unidad Editorial que ha despedido a 164 trabajadores. Uno de los últimos expedientes de regulación firmados ha sido el de la Voz de Asturias, que ha despedido a 36 trabajadores que representan el 54 % de la plantilla. Este periódico, que pertenece al Grupo Zeta, ya se había visto afectado por el recorte global que hizo el grupo a nivel nacional, despidiendo a 14 periodistas. Ahora además se enfrenta a su posible compra por Mediapro, editor del periódico Público.
Los datos oficiales son aún más desalentadores, según el Servicio Público de Empleo Estatal, en enero de 2009 había 4.169 periodistas apuntados al paro y en enero de 2010 la cifra es de 5.513,  el aumento en un año ha sido del 32,24%»… [+ en El Remedio De Los Media]

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Esto lo jodisteis entre unos pocos…

Brillante la última entrada de Nacho de la Fuente en su blog, a propósito de la campaña de optimismo desenfrenado que han puesto en marcha todas estas multinacionales para que nos pongamos las pilas y consumamos a troche y moche. Así lo expresa:

«Números somos y números seremos...

Aunque te la puedes oler, la mala noticia siempre viene de repente, como un chorro de agua congelada, como un quiebro en tus piernas, como un escupitajo en la cara. Los que te comunican la mala nueva suelen mirar cabizbajos, apesadumbrados. Si son buenos empresarios y mejores personas les duele la situación. Claro que sí. Pero si son aprovechados y malnacidos seguro que les llega un hormigueo de disfrute y placer. Qué mas da. Cuando te lo dicen es el acabose. El hasta aquí hemos llegado guapo/a. Puedes recoger tus cosas, se te pagará lo establecido (en el mejor de los casos) y no dudes de que en cuanto sepa de alguna oportunidad hablaré muy bien de tí porque eres un/una gran profesional que has dado mucho por la empresa. Te echaremos de menos, bla, bla, bla, pero vete cuanto antes, que ya me sales caro/a. El sorpresón es tan inesperado que apenas puedes despedirte de tus amigos y compañeros. No da tiempo, nunca da tiempo. Y cuando lo haya, ya tendrás horas y horas para el correo electrónico, el móvil o el omnipresente Facebook. Besos rápidos, lágrimas contenidas y buenas maneras en tus últimos minutos en una empresa a la que le has dedicado mucho más que tu jornada laboral. Un sitio por el que has dado lo mejor de tí y que te devuelve los favores recibidos en forma de liquidación, de finiquito, de ahí está la puerta majo/a. Y a otra cosa mariposa, que al inhumano ritmo que vamos números somos y números seremos…

Ese mal momento ya lo viven a diario una media de 4.000 españoles, que se dice pronto. Una sonrojante cifra que debería cuestionar la permanencia de cualquier Gobierno con un mínimo de dignidad. O de estética. Esta entrada va por esos más de cuatro millones de parados de corta y larga duración a los que se les ha atragantado la vida laboral y personal a bote pronto. Sin avisar. Tengas hijos o no. Estés hipotecado o no. Que a nivel contable, repito, sólo eres un número más. Y encima rojo sangre. Este texto va por ellos, por esos millones de parados inquietos que tantos ánimos y calor necesitan en estos momentos. A pesar de las estupideces y rifirrafes de nuestros políticos, saldremos adelante. Como tantas veces».

Para completar el puzle os dejo un par de estupendas viñetas cortesía del siempre perspicaz JRMora

Así que, cachondeíto, el justo [No os perdáis la colección de enlaces que aparecen al final de este post con las diferentes versiones de la happy-campaña de marras]

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Del papel a la pantalla

Os propongo dos reportajes muy interesantes sobre los cambios que está experimentando la prensa tradicional en pro de las nuevas tecnologías y más concretamente de los medios digitales. El primer vídeo, titulado «I tu quin diari compres» (¿Y tú que periódico compras?) que pertenece al fantástico programa de reportajes «30 minuts» de TV3, gira en torno a la crisis actual de los medios de comunicación tradicionales y el impacto de la era digital en la generación y distribución de contenidos periodísticos.

[Vía TV3.cat]

El segundo vídeo aborda el tema desde la perspectiva del cambio de los hábitos de consumo de la sociedad y en especial de los nativos digitales.

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La TDT gira a la derecha

Leo en El País un reportaje titulado Los ‘ultras’ conquistan la TDT. Conociendo del cariz de alguna de las tertúlias que allí se toman como ejemplo, me imagino por donde van los tiros. Todo perfectamente respetable desde el punto de vista ideológico -vive y deja vivir, si lo prefieres-. Sin embargo, en otra de las informaciones que acompañan al texto me encuentro con dos ejemplos de periodismo sin escrúpulos en el que la rigurosidad y el contraste de lo expuesto brilla por su ausencia sin rubor que valga. Cito textualmente:

 

[…] «La vuelta al mundo (Veo 7) emitió recientemente un reportaje «terrorífico y espeluznante» que ilustraba los efectos de la crisis económica sobre España: «Mientras que nos dicen que esto no va a costar ningún sacrificio, que esta subida de impuestos la paga cualquier persona con la gorra, tenemos más de dos millones de parados y más de ocho millones de personas que tienen que vivir con menos de 500 euros al mes», anunciaba el presentador. Después, un vídeo mostraba imágenes de mendigos en las calles y en el metro de Madrid. Era un reportaje grabado en el año 2000.
Los informativos de Intereconomía quisieron exponer «razones científicas» para apuntalar las declaraciones del Papa en las que aseguraba que el uso del preservativo en África no frena el sida. «Si nos atenemos al prospecto de una caja de profilácticos, vemos que da las siguientes instrucciones: mantener en un lugar fresco y seco -algo imposible con el clima del continente-, también tener cuidado con no rasgar el producto con las manos -la manicura en África no destaca-. Si a esto sumamos que los ciudadanos del Tercer Mundo no saben leer, el uso del preservativo puede ser un peligro». [+] Fabricando bulos y falsedades

 Ahí lo dejo.

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Equivocarse no es opcional

Con los años he ido adquiriendo la creencia que las personas se dividen en dos grandes grupos: las que tenemos claro que nos equivocamos y las que creen que nunca lo hacen. A estos últimos les cargaba el muerto de la mayoría de nuestros males, empezando por las úlceras de estómago de origen laboral sui jéferis. Hasta ahí, nada nuevo bajo el Sol. Pero qué sorpresa la mía cuando con el trastear de la vida, y tras padecer las múltiples consecuencias de haberme relacionado personal y profesionalmente con algunos cenutrios de pacotilla -de los de salir corriendo a por una granada de mano y engullirla sin trago de agua que valga- me he visto en la obligación de incorporar una tercera clase de personajes a esa teoría de teletienda que me tricoté en mis horas más intelectuales (soy consciente de que abuso del plural). Sin duda, un castigo celestial por haberme apartado de la fe sin cursar la portabilidad preceptiva y escuchar la contraoferta. A ese tercer grupo de individuos, el más peligroso a todos los efectos, pertenecen los tipos que saben que también se equivocan pero creen que los demás somos gilipollas e incapaces de detectarlo. Los últimos datos del censo apuntan a que el número de afiliados a esta causa se ha disparado últimamente en la misma proporción que ha incrementado en número de votantes arrepentidos.
Son varios los ejemplares de esa calaña que me he tenido que tirar en cara en los últimos tiempos. Pero no todo lo que se deriva de ese contacto ha sido negativo para mí. Uno de los grandes logros que me ha permitido acariciar este desafío ha consistido en el desarrollo de una natural actitud pseudo-idiota, emergente ante el contacto directo con tales sujetos. Me pone tontorrón hacer creer a estos pavos que me estoy tragando su discurso sin masticar y repitiendo postre, hasta el punto de proponerles argumentos que justifiquen sus razonamientos más perversos y, rara vez, suficientemente elocuentes. Cuando les veo desaparecer por la puerta, crecidos en talla y peso por la tremenda enjabonada que les he dispensado, vuelvo al modo tonto no detectable –o en la reserva- y me felicito por la interpretación con una media sonrisa. Es muy posible que no se trate de un comportamiento del que se pueda presumir ante un tribunal, pero mientras esto esté montado así me temo que no me queda más remedio que seguir apostando por él si quiero que la nevera de casa no me cambie los yogures por escarcha.
Asociado al temperamento de estos listos de baja intensidad, me encuentro en muchos de los casos de estudio con garrulos ciclópeos con altas dosis de egocentrismo en vena. Mamones de destete tardío que canalizan sus miedos con el despotismo por bandera. Te descalifican en público, te miran por encima del hombro y de la catadura moral que atesoran, y coleccionan enemigos potenciales cada vez que dispensan su tarjeta de presentación. Para todos ellos tengo un mensaje: sois un panda de cretinos de mierda tan confiados en vuestras posibilidades como yo en vuestro envenenamiento por exposición prolongada a tanta imbecilidad. Quizá el tiempo os ponga en vuestro sitio, pero mientras eso ocurre yo me giño en vuestra cara cada vez que cortésmente os estrecho la mano. Porque, precisamente, lo cortés no quita lo valiente y mientras mis padres me pagaban una educación para no traicionar a mis raíces, vosotros ibais preparándoos el camino hacia un futuro brillante. En vuestro ataúd de oro, cerrado a cal y canto antes de que cualquier voluntario lance la llave al contenedor verde. Como los buenos ecologistas. La basura con la basura. Mientras, vuestras tarjetas de crédito se apilarán en el recipiente azul para el plástico. Sin embargo, procuraré guardaros en mi memoria para rescataros a menudo del olvido. Y será a diario, cuando puntualmente me pidan paso mis intestinos. Tanta paz llevéis como descanso dejéis.

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Toda la prensa a cero euros en la red

Me he topado con una iniciativa un tanto revolucionaria que seguro que dará que hablar. Se llama YouKioske y viene a ser como el Youtube de la prensa escrita, o lo que es lo mismo, la web de lectura digital de infinidad de medios impresos que han sido escaneados en alta resolución y subidos a la plataforma por los usuarios. Diarios, revistas, etc. todo al alcance de un clic y by the face, o lo que es lo mismo, a coste 0. Puedes leer El País o el Marca de hoy. Y éste es el quid de la cuestión, la legalidad o no del asunto. A tal efecto, el equipo de YouKioske se apresuran a señalar que:

[…] «¿Es legal esta web?
Si no pensásemos que es legal no lo habríamos hecho. En esta web ÚNICAMENTE SE ENLAZAN ARCHIVOS (en este caso de Publicaciones) QUE SE ENCUENTRAN ALOJADOS EN OTRAS WEB: issuu.com, scribd.com, es.calameo.com/«…


[Vía La Huella Digital]

Es evidente que para los que trabajamos en el mundo de los medios de comunicación es un herramienta muy útil por la agilización de las consultas. Sin embargo, como apunta Nacho de la Fuente, la posibilidad de que este sistema provoque una reducción del negocio de las empresas de comunicación que pueda desembocar en el impago de los sueldos de esos curritos que se encargan de rellenar esas páginas, y sus consiguiente patada en el culo, me tiene contracturado.

En ese sentido me interesa mucho saber vuestra opinión, en especial la de aquellos que os ganáis el sueldo -o el apelativo de explotados- en alguna redacción de este circo llamado sociedad del bienestar.

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"Por una vida digna, sé ex periodista"

Leo en 233grados una interesante y cachonda iniciativa de unos periodistas que por ahora quieren guardar el anonimato detrás de Salvar un periodista. En ese blog pretenden recoger, desde el sentido del humor y una ácida ironía, todas aquellas situaciones cotidianas que ponen de manifiesto las lamentables condiciones laborales que rodean los entornos laborales de muchos profesionales de la información. En busca de la mayor repercusión posible, han lanzado una serie de vídeos donde supuestos ex periodistas explican sus experiencias. Como éste:

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Jubilación 2.0: menos y más tarde, pero mejor

Estoy indignado. No doy crédito. Y no digo defraudado. Para que esto último ocurra debes esperar algo de la gente, y en mi caso no espero nada de los políticos. Ni de los impostores, ni de los amigos de lo ajeno. Sin embargo, me siento como fuera de siglo. Teletransportado a un pasado que no he vivido aunque se empeñen en secuestrarme con su camisa de fuerza propagandística.

Ayer me propusieron -y seguro que a ti también- alargar mi jubilación hasta los 67 sin contar conmigo. Está de moda. En Alemania ya lo hacen, en Reino Unido están en ello y no sé cuántos países más se han puesto solidarios con el tema. Conviene recordar que Haití no está entre ellos. La línea argumental es clara: la esperanza de vida ha crecido mucho y un pensionista está cobrando una media de 15 años una paga que hace tres décadas tan solo disfrutó durante cinco. Mi pregunta es la siguiente: ¿Con la pasta que ha ganado Europa en las últimas décadas, este magnífico invento de la UE no ha sido capaz de prever un fondo o sistema de reserva para garantizar el bienestar de nuestros mayores? Creo recordar, si la memoria no me falla, que muchos de los tipos que conducen el timón de la nave continental, y cómo no sus asesores, tienen formación universitaria que tengo entendido que da para avanzarse a los acontecimientos. Pero quizá me equivoque. No sería la primera vez y las urnas lo saben.

Se me ocurre una malicia. Sería posible -es un suponer- que las rentas anuales superiores a 1 milloncete de euros -poca cosa-, las empresas con beneficios por encima de los 3 milloncejos -calderilla-, e incluso algún que otro voluntario, tuvieran que depositar anualmente, y por ley -para hacerlo formalmente aunque seguro que no sería necesario-, un porcentaje de sus beneficios en un fondo social, llamémosle «geriátrico», con el que garantizar las jubilaciones de todos esos empleados que le han dado tanto a sus empresas y/o patrimonios personales. Nada, una estupidez más de las mías. Que lástima que por ellas no me paguen ni un chavo como a otros. Y generosamente bien, por cierto. En el supuesto de que lo anterior no dé con mis huesos en chirona, tal vez proponga un plan B: reducir las prejubilaciones de tipos con 52 tacos a los que les quedan más de 30 como pensionistas. Por cierto que los que las padecieron en TVE están muy agradecidos. No es lo mismo ver por en la pantalla Mira quien baila que que te hagan corresponsable de ese programa.

Para reforzar mis argumentos en esa travesía que nos conduce a tiempos en blanco y negro, os cuento otra. Mi padre, prejubilado en su día y ya jubilado mientras escribo estas líneas, me mostró lo que va a ser su pensión para 2010. Cobrará algo más de 32 euros menos que el año pasado. Esta es España. Y lo deprimente es que si miro hacia el otro lado no la imagino mejor. La ecuación es simple. El pasado ejercicio le retenían cerca de un 13% cada mes, mientras que para este año el porcentaje le ha subido a un 16. La causa: los 400 euracos que el Estado nos prestó en 2009. La forma de hacerlo, por supuesto, fue disminuir las retenciones. Pero para este año, que arranca con más parados que la audiencia de El Tiempo de Tve, parece que ya no necesitaremos ayudita. Si como dicen, el optimista es un pesimista desinformado pues a seguir viendo la botella medio llena… Hasta cuando no nos den ni un céntimo por el casco.

Para terminar, e intuyendo que no lo están haciendo por mí, les recuerdo a nuestros amigos legisladores que si les preocupa el que no vaya a saber qué hacer con mi vida a partir de los 65, no tienen nada que temer. He aprendido a entretenerme, a disfrutar de mi vida lejos de la oficina y me temo que en mi caso nadie tendrá que pronunciar la frase: «la jubilación le ha sumido en una depresión por no saber qué hacer con su tiempo libre». Aprovecho para mandarle un mensaje de calma al ministro de economía de turno: no consumiré un euro por ese motivo en atención psiquiátrica de la sanidad pública. Agradezco vuestro interés, pero os habéis equivocado de ventanilla. Sin embargo, y con esto acabo, todo mi apoyo a aquellos a los que su cuerpo les pida aumentar su edad laboral hasta los 90, si fuera necesario, picando piedra o defendiendo legalmente a los bisnietos del corrupto de turno. Así que: cada uno es cada cual o vive y deja vivir; cualquiera de los dos me vale.

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Políticamente incorrecto… pero cierto

Me pongo serio y anticipo que las líneas que seguirán a ésta pueden resultarle hirientes a más de uno. No es mi propósito, y sí lo es procurar ser fiel a mi mismo por motivos de salud mental. Para ello me veo en la obligación de denunciar un hecho que se está repitiendo demasiado en mi entorno, y que cuya presencia veo amplificada cada vez más en los medios en boca de especialistas y afectados. Hablo de la indefensión de los hombres ante las separaciones conyugales con hijos de por medio.

Antes de proseguir quiero dejar claro translúcido un tema capital, anticipándome al impulso irrefrenable de algún estreñido amante de la palpación de las bolsas marsupiales. Condeno abierta y directamente, como no podría ser de otra forma, cualquier comportamiento violento hacia las mujeres. Es intolerable que tengamos que convivir en nuestra sociedad con elementos que entienden la relación con sus iguales a base de guantazos, pretendiendo el sometimiento de sus parejas a su única voluntad. No tienen hueco entre nosotros. Si su incontinencia responde a la manera salvaje en que sus progenitores/tutores perpetraron su educación, dotemos a la sociedad de mecanismos que detecten precozmente estos casos y les proporcionen atención especializada.

Y aquí empieza mi denuncia. Hasta la fecha he ido comprobando, como la mayoría de nosotros, como muchas relaciones de pareja que nos rodean se van deshaciendo. En un número demasiado elevado de los casos, he ido recibiendo información que descubre las miserias de la gente y de este sistema anacrónico que nos legisla. Os pongo en antecedentes y os hablo de uno de esos ejemplos reales. Un tipo de 25 tacos y su pareja se van a vivir juntos. En un par de años tienen un hijo. Poco tiempo después ella decide que se acabó lo que se daba. Hasta aquí todo normal, razonable y perfectamente respetable. En ese punto empiezan las atrocidades. El muchacho, que ingresa una nómina mensual de 1.100 euros, intenta aplicarle el último masaje cardíaco a la relación pero sin éxito. Ella, que tiene derecho a decir basta, le comunica que hay otro hombre. Cuando el futuro ex asume su nueva situación, decide hacerlo por las buenas. Por el bien de su hijo. Y es ahí cuando se destapa la caja de los truenos. La madre de su niño le pide, con abogado de por medio, 800 euros de pensión además de quedarse con la custodia del pequeño y por ende el disfrute de la vivienda familiar. Un piso que en su día compró el padre para luego aportarlo a la relación como domicilio conyugal. Ahora está en la puta calle. Viviendo con sus padres. Con 300 euros en el bolsillo para pasar el mes. Lo ha perdido todo. Y veinte kilos de peso. El abismo de la depresión le sobrevuela cada día desde que para el despertador hasta que apaga el último cigarrillo. ¿Dónde está el equilibrio de la ley para este padre? ¿Qué fue de los derechos básicos de este hombre, antes que nada, ciudadano español de pleno derecho? Un buen tipo, al que se le desconoce precedente violento alguno, y al que el más absoluto desamparo le ha destrozado la vida.

Desde la empatía, aquí viene lo terrorífico de mi reflexión. Si a este tipo -marginado social de la noche a la mañana al que se le han evaporado sus aspiraciones de independencia económica y vital- un día se le gripa el cerebro y entonando un «de perdidos al río», decide ponerle fin a su calvario y acabar con todo dejando a su niño huérfano de madre, y de facto también de padre, no pongamos el grito en el cielo. Espero que no se oiga ni un solo quejido hipócrita y deshonesto al respecto. Sólo anotaremos el dato para completar las estadísticas de ese año: «la enésima víctima de la violencia de genero en lo que va de 201…». Sin entender que se falta al respeto deliberadamente de todas aquellas mujeres, demasiadas, que han padecido un infierno en sus carnes a manos de sus torturadores maridos y amantes. Un atentado contra la dignidad de esas madres de familia que se interpusieron entre sus maridos e hijos para que éstos no recibieran los golpes de esos cobardes hijos de puta. Vosotras no os merecéis esto. No caigamos en el terrible error de facilitar una coartada a los verdaderos delincuentes domésticos.

Antes de despedirme, dos puntualizaciones. Primera: en todo momento me he referido a un caso real de entre otros muchos idénticos que conozco, en el que la mujer no ha interpuesto ninguna denuncia falsa por malos tratos, aconsejada diabólicamente por su letrado con el propósito de agilizar los trámites y mejorar sensiblemente las condiciones del acuerdo de separación/divorcio. Otro día os hablaré de algunos episodios de este tipo que ponen en bandeja a Satán la voluntad de algún desquiciado, con el que saciar el vicio de jugar a matar. Segunda: espero vuestros comentarios y, para los más reaccionarios, en el margen superior derecho de este blog encontraréis mi dirección de email para insultarme a placer, sin remordimientos de conciencia por el qué dirán.

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Periodismo VIP

Me recomendó un buen amigo que leyera el artículo «Periodistas… ¿o niños de papá?» que publicaba El Mundo el pasado viernes. Se trata de un texto que pone al descubierto el nuevo perfil de los enviados especiales a situaciones de conflicto y los corresponsales de guerra. Si la noticia en cuestión no tiene desperdicio, menos aún el artículo adjunto de Arturo Pérez-Reverte. Os detallo algunos fragmentos estelares de El síndrome de el Coronel Tapioca:

«Hace treinta y dos años desaparecí en la frontera entre Sudán y Etiopía. En realidad fueron mi redactor jefe, Paco Cercadillo, y mis compañeros del diario ‘Pueblo’ los que me dieron como tal; pues yo sabía perfectamente dónde estaba: con la guerrilla eritrea. Alguien contó que había habido un combate sangriento en Tessenei y que me habían picado el billete. Así que encargaron a Vicente Talón, entonces corresponsal en El Cairo, que fuese a buscar mi fiambre y a escribir la necrológica. No hizo falta, porque aparecí en Jartum, hecho cisco pero con seis rollos fotográficos en la mochila; y el redactor jefe, tras darme la bronca, publicó una de esas fotos en primera: dos guerrilleros posando como cazadores, un pie sobre la cabeza del etíope al que acababan de cargarse. Lo interesante de aquello no es el episodio, sino cómo transcurrió mi búsqueda. La naturalidad profesional con que mis compañeros encararon el asunto»…

[…] «Mucho ha cambiado el paisaje. Ahora, cuando a un reportero, turista o voluntario de algo se le hunde la canoa, lo secuestran, le arreglan los papeles o se lo zampan los cocodrilos, enseguida salen la familia, los amigos y los colegas en el telediario, asegurando que Fulano o Mengana no iban a eso y pidiendo que intervengan las autoridades de aquí y de allá -de sirios y troyanos, oí decir el otro día-. Eso tiene su puntito, la verdad. Nadie viaja a sitios raros para que lo hagan filetes o lo pongan cara a la Meca, pero allí es más fácil que salga tu número. Ahora y siempre. Si vas, sabes a dónde vas. Salvo que seas idiota. Pero en los últimos tiempos se olvida esa regla básica. Hemos adquirido un hábito peligroso: creer que el mundo es lo que dicen los folletos de viajes; que uno puede moverse seguro por él, que tiene derecho a ello, y que Gobiernos e instituciones deben garantizárselo, o resolver la peripecia cuando el coronel Tapioca se rompe los cuernos. Que suele ocurrir»… [Artículo completo en XLSemanal]

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El enemigo en casa

En el siguiente vídeo aparece el testimonio de Mike Prysner, veterano de guerra de los EE.UU., sobre la guerra de Irak y la identidad del «verdadero» enemigo de su país. Ahí lo dejo.

[Vía La Huella Digital]

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Palabras precoces

Buceando en FronteraD, web muy recomendable para la estimulación de la inteligencia y la divulgación científica, me topo con un artículo muy interesante sobre la importancia de la estimulación precoz del lenguaje para favorecer el aprendizaje en los niños. A continuación tenéis algunos de los estractos más interesantes del reportaje Palabras, palabras, palabras…:

[…] «Las estadísticas continúan, siempre en el mismo sentido: el niño negro y pobre de un barrio como Harlem parte con desventaja; incluso en datos, a primera vista tan peregrinos, como el número de palabras que oirá en sus tres primeros años de vida: treinta millones menos que uno blanco»…

[…] «En la Escuela para padres de Harlem Children’s Zone, donde los cursos tienen una duración de nueve semanas, dos ideas son básicas, como cuenta Paul Tough. La primera, la lectura a los niños para que oigan el mismo número de palabras que sus pares de clase media. “Leed en voz alta a vuestros hijos; leed a los niños por las noches”, les recomiendan una y otra vez los profesores, como si fueran el mismo Hamlet de Shakespeare cuando dice: “Palabras, palabras, palabras. La segunda idea fundamental es enseñarles que el mejor método disciplinario no es la bofetada sino hablar al niño, mostrarle la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal mediante la palabra, su significado y su entonación. “Una de las cosas más desalentadoras es la forma en que los padres se dirigen a los niños y les imponen la disciplina, tratándoles de forma pasiva e imponiéndoles que se muevan a su orden”, explica Canada»…

[…] «Hasta el momento, Harlem Children’s Zone es un éxito de tal magnitud que ha llamado la atención de los responsables de Educación de EEUU. Durante los últimos cinco años, la escuela ha mejorado sus índices de excelencia en muchas materias; por ejemplo, ha logrado que el 100% de los estudiantes de ocho años tengan mejores notas en Matemáticas que el resto de sus compañeros del estado de Nueva York»…

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