Santiago García

BEOWULF, de Santiago García y David Rubín

Crítica aparecida en Faro de Vigo, donde se me colaron un par de erratas ahora subsanadas.

Y otra cosa. Este artículo fue escrito para prensa. Un texto que, espero, anime a comprar Beowulf, a quien pueda leerlo en las páginas del diario. Prensa generalista, lector universal. Quedan en el camino una ristra de ideas y conceptos que por espacio (nº de palabras disponible) y por medio (no dado a ahondar en las obras) deben quedar para otra ocasión. La habrá, y si no fuera así, animo a mis lectores que busquen en la red: hay ya un puñado de textos generosos en su análisis con esta obra abisal)

“Beowulf” llega al siglo XXI en forma de historieta.

Santiago García y el gallego David Rubín crean una obra ya de referencia en el más reciente cómic, partiendo de un texto ancestral catapultado al futuro con talento.

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Tebeo que muerde

La historia de cómo nace esta novela gráfica ya es atractiva. Trabajo acariciado por el guionista madrileño Santiago García desde hace lustros, casi resulta una realidad a principios del nuevo siglo, de la mano del dibujante Javier Olivares (conocido tanto en el mundo del cómic como en el de la ilustración infantil). Casi. Expurgado por García el fracaso en su propio blog con un artículo contando la historia (Mandorla, un lugar a visitar periódicamente si te gusta la historieta), ese principio de acción constante que es David Rubín entró en la partida. Rubín venía de acabar uno de los cómics más importantes de los últimos años, «El Héroe», pero siempre apasionado, se lanzó a proponer a García retomar aquel proyecto. Las “bendiciones” de Olivares al respecto abrieron las puertas a este nuevo “Beowulf”: diez años más sabio, García retoma su obra, y a lomos del drakar humano más vigoroso de la industria del tebeo (el dibujante ourensano, claro) la revisión el relato anglosajón ha salido a la luz en forma de enorme y brutal libro.

“Beowulf”, así, es una refulgente lámpara de amor. Amor por crear, por sacar un proyecto adelante y hacerlo con el corazón en la mano. Quizá esa intensidad que desprenden sus vívidos tonos rojos y colores tierra no sea más que el reflejo de esa pulsión ardorosa, esa honestidad brutal por y hacia la obra que ambos autores tienen entre manos. Quizá solo con pasión sin bridas se puede aspirar a crear algo tan desmedido (un tomo de grandísimo tamaño, y bien ahí por Astiberri editorial, dándolo todo, permitiendo la “locura”). Quizá solo con entusiasmo se puede relatar esta historia de una pugna entre un hombre y varios monstruos.

La fuerza del relato, atávica, proviene no de su complejidad literal (es un cuento que se resume en una frase), sino de la madeja de ideas que encierra este mito sajón de victorias sobre dragones. Ideas que hablan de la virilidad, del miedo, de la necesidad de plantar cara a la misma muerte para dar razón y necesidad a nuestra existencia. El valiente Beowulf acude a un reino danés para librarle de su condena, ya que noche sí noche también es atacado por Grendel, hijo de dragones. Beowulf se enfrentará con Grendel, y con los monstruos que rodean a Grendel, dos más, a cual más terrible. Este nimio argumento (así es el relato original, así lo transcriben con fidelidad Rubín y García) arrebata por su sencillez, por supuesto, pero también por todo lo que atesora, esos conceptos sobre los que estamos  hablando.

Mas lo que hace enorme a “Beowulf” es, también, la forma. Parece mentira que Rubín, hace apenas un año, entregase lo que parecía lo mejor que podría salir de su imaginación. Se diría que “El Héroe 2” marcaría el punto de fuga para el resto de su carrera, que tendría que ser comparada con aquello. Pues leer “Beowulf” es encontrar una obra más madura aún, más vigorosa (los dibujos aturden, nos azotan casi, y dejan sin calificativos) y exhibiendo una batería de recursos para narrar con imágenes dibujadas como pocas veces se leen. Chris Ware, sí, está ahí, en su idea de trascender la lectura lineal. Pero también maestros del manga de acción (Kazuo Koike y Goseki Kojima), el “300” de Miller (no la película sino el cómic, insisto),  e incluso el sentido de lo eterno del cine de Bergman (citó David Rubín a Tarkovski, por ejemplo) y la fuerza del expresionismo abstracto. No debe caber duda de que el “brainstorming” entre García y Rubín, dos creadores con casta y mucho fundamento, ha debido de ser apasionante, una marea de ideas, recursos, experimentos y posibilidades para ensayar hasta dar con las soluciones, el tono y el resultado que hoy tenemos entre manos. Con todo ello surge un trabajo que es capaz de representar un momento desde varios puntos de vista simultáneos, jugar con el tiempo, que dilata o comprime con maestría, y entregar alguna de las escenas más anonadantes, excitantes, feroces y poéticas que ha dado el cómic en 2013.

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Panorama para matar (de placer lector)

El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación.

Ludwig van Beethoven (1770-1827) Compositor y músico alemán.

 

Creo que la labor de Santiago García (entre blogs, traducciones, guiones, dirección de fanzines y revistas, autoría de libros teóricos, artículos académicos y, ahora, coordinación de obras) no tiene parangón en este país. Creo, que no soy estadista, pero… ¿cuántos sujetos (pacientes) son al tiempo autor, teórico, ex-director de revista(s), blogger y promotor del cómic en este país? ¿Cuántos lo son viviendo a 6.234 kilómetros de Madrid?

La última (y aún futura) locura bendita de este defensor de la novela gráfica como gesto de mirar al futuro es la coordinación de un libro que no puede apetecerme más: una recopilación de autores españoles tan brutal que, posiblemente, se puede decir que el hoy del tebeo nacional «de autor» y editado aquí, está representado en sus páginas. «Panorama,» además, se completará con reseñas de Gerardo Vilches y Alberto García (el tío berni), por lo que además de que podemos apostar un brazo a que la parte digamos documental o teórica, merecerá la pena también, pues sí, esto es un producto que promuevo porque lo han parido mis amigos (on line, in person). Aunque advierto La Verdad: son tres trampantojos, ni Santiago, ni «Berni» ni Gerardo existen. ¡Soy Yo!.

Vale, ¿quién ha tragado? Tont@, que eres ton@. Es broma. Volvamos a la seriedad propia de este blog.

Hace un rato Santiago García ha colgado capturas de «Panorama». Si la portada es sublime (a ver… es de Javier Olivares, no podría ser menos), el contenido, por lo que se atisba en esas instantáneas furtivas y jugosas, va a ser de traca.

He cortipegado todas ellas para crear un mosaico. Si alguna se me coló, que me perdone el autor, vamos rapiditos para colgar en caliente esta descarada publi (por la que no gano nada más que vuestro asombro al contemplar la imagen y lo que contiene, lo digo por los trolls).

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García y el amor por los cómics (clik para ver a tamaño completo, bien grande)

Y en fin, pienso que este libro tiene dos salidas, ambas interesantes. Por un lado, alimenta al «conocedor» pues prácticamente todas las historietas que contiene son inéditas. Pero por otro, creo adivinar que su espíritu es didáctico, que busca al neófito adulto, a aquel al menos cuya cultura y curiosidad expansivas pudieran hacerle curiosear el medio este que tanto amamos cuatro sibaritas/freaks (elija opción). Será una magnífica idea, apuesto, hacerlo con «Panorama», que además, es producto propio, de aquí.

Y nada más.
Bueno, sí, que me mola lo de meter citas, vamos a cerrar con otra interesantísima y sabia (¡cómo no!).

La justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música.
Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense.

Ah, y la portada: este es EL LIBRO:

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SPANISH REVOLUTION, por Santiago García y Pepo Pérez

El 15 de Mayo una generación abollada se concentró para protestar (por el sistema, por la política, por el mundo, por su futuro). Un movimiento horizontal, cívico, indignado, imaginativo, que afortunadamente permanece, por lo que el tiempo verbal es el presente.

Este terremoto ha vibrado, cómo no, en las cabezas, los estómagos y los corazones de los creadores (mayormente, a favor). También en los creadores del mundo del cómic. Pero desde mi punto de vista, nada me está fascinando más que el trabajo de Santiago García y Pepo pérez.

Implicados con el movimiento, los autores, uno desde Madrid, el otro desde Málaga, han vivido el movimiento desde dentro (siguiendo lo que sucedía…) y hacia fuera (convirtiendo las redes sociales en puntos de encuentros con amigos -reales y virtuales- y en un modo de imbricarse en la ‘revolución española’). También con la asistencia directa a las zonas, por supuesto. Enlaces a artículos, fotos «en directo», charlas y más charlas…

Y la obra. El cómic, bombeando por las venas de ambos y que tenía que salir. Era lógico. Y salió, autopublicado en el blog Mandorla (de Santiago), traducido al inglés y resonando a niveles intuyo que insospechados por la pareja. Pero para mí ese eco ya mediático por ‘Spanish Revolution’ es sencillamente lógico. Pocas veces el cómic y las tecnologías on-line se aliaban de un modo tan natural para «parir» un resultado tan logrado. La red como cadena de transmisión inmediata, como vehículo de libertad absoluta para un cómic que es testigo de un presente y liberación de una emoción. Vivimos un momento, lo «soltamos» febrilmente on line. Sin contratos, sin permisos, sin editores, sin comprador (sí, claro, con lectores, con el boca a boca, el twitt a twitt, el blog a blog).

Pero esto no convierte a «S. R.» en uno de los trabajos, desde ya, más importantes del año 2011… o no sólo esto. A la naturaleza orgánica que imbrica obra-necesidad-canal, hay que sumar un discurso sereno, una mirada lucidísima al todo, desde la pequeñez de la primera persona. Política desde el Ego, cambio social desde el pálpito más interno. la memoria privada y la colectiva se dan la mano en este cómic de un modo natural, creíble y a la postre necesario para que resulte mucho, muhcho más que un pasquín ideológico o un posicionamiento político sin más. No sería poca cosa, pero ya digo, «Spanish Revolution» vuela mucho más alto todavía.

 

Y vuela alto porque además resulta que está siendo una de las obras más impactantes, por forma, por recursos y resultados, que recuerdo en el cómic patrio. Influencias tan dispares como Joe Sacco, «El Fotógrafo» o incluso la primera persona del singular de una Satrapi se funden en un trabajo que es como esas jugadas de billar, donde de un estacazo todas las bolas van a lo agujeros: aparentemente sencillo, perfecto e increible. SI ví logros y madures en «El Vecino 3», por ejemplo, ahora me asombro por todo lo que leo, cómo han mejorado hasta un nivel que me deja patidifuso.

Podría esperar; en su 2ª parte anuncian «Continuará». Incluso, podría esperar que salga editado en libro (si tal fuese a suceder algún día… no es necesario en absoluto, pero añadiría un plus en esta fascinante interacción de correas de transmisión entre lo decano, el papel, y lo novedoso, la pantalla). Pero igual que «Spanish Revolution» nace de un impulso y es un work in progress, quiero entender que lanzar este texto al viento, en medio de dicho progreso y sin pensarlo (ni apenas corregirlo… cuántas cosas e ideas habrán quedado en la recámara de mi memoria mientras pergeño frases en el teclado…), me alinea al paso de esta obra ya fundamental en su espíritu apasionado, vivo y vibrante. Y así transmito la gozosa sensación que tengo en este momento, de vivir algo en tiempo presente d elo que hablaremos durante muchos meses. Al tiempo, al tiempo…

¿Lo mejor? Que ahora vas, y te lo lees:

1ª PARTE

2ª PARTE

 

Y las que vengan las añadiré como «Noticias» en el blog, y al final reactualizaré este post… como si hiciera falta, en fin… está en boca de todos, en el mundillo 🙂

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