Joe Sacco

La historieta renueva sus formas.

Artículo publicado en Faro de Vigo, evidentemente muy «para todos los lectores», pero insistiendo en la idea formato que tanto Sacco como Ware han dinamitado en sus últimas obras.

Más allá de las revistas, los álbumes o el formato libro, los autores más punteros buscan nuevos y vanguardistas modos de editar cómics.

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Chris Ware y Jode Sacco, en lo más alto de la más alta cúspide.

El formato es importante en el cómic. Durante muchos años su lugar natural era el periódico o el suplemento dominical del mismo rotativo. La diversificación de formatos de edición trajo las revistas grapadas (los comic-books de Spiderman o Batman), las revistas mensuales como El Víbora, Totem o El Cairo, el álbum (que recopilaba en un tomo aventuras anteriormente serializadas en revista, de Astérix a “El garaje hermético”), el libro (la muy actual novela gráfica en general se edita en ese formato)… al fin y al cabo, contenedores que encasillan al cómic, lo que tiene sus pros, claro, no solo contras.

Pero algunos autores, entre el soñador, el teórico y el francotirador, han buscado un discurso para sus obras que afecta también a la forma. Curiosamente dos de los más notables y comentados han sido editados los últimos meses por Penguin Random House: “La Gran Guerra”, de Joe Sacco, y “Fabricar historias”, de Chris Ware.

Joe Sacco es un autor reconocido en su faceta de periodismo de guerra, documentando sus vivencias en la franja de Gaza o en la guerra de la ex-Yugoslavia bajo la forma de cómics. Impresionó a los curiosos por su profundidad, por su ausencia de maniqueísmo y por demostrar que el cómic, hibridando narración literaria periodística e ilustración detallista de poso underground (Robert Crumb como principal influencia en este sentido) es un medio ideal para el periodismo. Su nueva obra, “La Gran Guerra”, documenta una batalla de la Primera Guerra Mundial, La Batalla del Somme sucedida el 1 de julio de 1916. Al cómic le acompaña un texto del historiador Adam Hochschild, y la obra es, formalmente, inaudita. Un desplegable de más de siete metros de largo con una narración continuada que describe los atroces hechos.

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Asume Sacco así formas del arte más ancestral, las figuraciones murales mesopotámicas, el tapiz de Bayeux o la columna Trajana, para narrar unos sucesos igualmente bélicos (pero desprovistos de la gloria propagandística que reyes y emperadores pretendieron antaño). Este desplegable monumental no puede describirse como álbum, libro, cuaderno… es cómic, sin duda, pero renovando formas.

Sin embargo todos los logros parecen pocos comparados con el inalcanzable horizonte que habita la imaginación de Chris Ware. Tras realizar “Lint”, obra inédita en castellano que ya es uno de los tebeos más importantes de este siglo, su siguiente paso ha sido lo nunca visto. El cómic convertido en… La Caja. Porque una gran caja es lo que nos encontramos en la librería, al buscar “Fabricar historias”. Retractilada como si se tratase de un lujoso juego de mesa. Y en su interior, al llegar a casa (con tu caja bajo el brazo), nos espera un carrusel de historietas enmarcadas en los más imposibles formatos: tiras, cuadernillos, enormes periódicos, álbumes, incluso lo que se diría un tablero de juego).

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INSTRUCCIONES 01: abrir caja

Building Stories

INSTRUCCIONES 02: desplegar contenido.

Una experiencia sensorial que aturde antes incluso de iniciar la lectura. Porque ¿cómo se lee esto? ¿Por dónde empiezo? La caja misma es lectura, de hecho. Y no busquemos instrucciones, numeraciones o pistas. Ware nos obliga a reaprender el cómic como si fuese algo nuevo.

Por supuesto, como es habitual en el norteamericano, su “Edificio” es un retrato desesperanzado de la realidad cotidiana, otra muestra del sabor agrio de la vida según Ware (quien no obstante es siempre, de algún modo, socarrón). Algo hay positivo, sin embargo, en “Fabricar historias”. Y por extensión también en “La gran Guerra” (obra tampoco complaciente con el género humano, evidentemente: nos habla de una batalla en que murieron alrededor de 20.000 soldados). Se defiende en ambas obras la belleza de un modo de entender la lectura y por tanto la belleza del arte de la narración (gráfica). Táctil, material. Frente a la proliferación de pantallas eléctricas, se apuesta por el papel, el objeto, la tridimensión, el tacto, el olor, el tamaño. Se defiende la sorpresa que sentimos ante el objeto inaudito, ese que nos asombra por cómo es, por ser inesperado. Y así se habla de la felicidad que sentimos al atesorar objetos hermosos a los que acudir para sentir pequeñas dosis de felicidad ante lo bello, bien con la mirada hacia la estantería, bien con su relectura. Es una apuesta por la vida como algo bonito y que al fin y al cabo merece la pena, pese a todo.

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REPORTAJES, de Joe Sacco

Publicado en faro de Vigo el 10 de Agosto, ampliado para esta solemne ocasión.

Un mundo en conflicto visto desde las viñetas.

El periodista Joe Sacco acude a los lugares menos cómodos del planeta tierra, los vive, conoce gente, disecciona conflictos y, finalmente, en vez de vender reportajes, crea cómics.

 

La de Joe Sacco es sin duda una de las firmas más importantes y necesarias si queremos hacernos una idea real del camino (y el potencial ilimitado) que el moderno cómic está tomando. No es un autor novel, pero sigue siendo preciso reivindicar  su obra. Porque Sacco, estadounidense nacido en Malta, licenciado en periodismo por la universidad de Oregón y autor de historieta, ha marcado una línea en absoluto circunstancial y representa más que ningún otro autor (no es el único, sí el más importante) lo que podríamos llamar cómic-reporterismo.

La fuerte impronta «verité» de su obra, esa evidencia de testigo real que transmite cada una de sus viñetas (estemos de acuerdo o no con esas salpicaduras de feroz realidad, creamos o no lo que leemos… yo estoy de acuerdo y yo me lo creo, por cierto) son lo que ha aupado la obra de Joe Sacco a un estatus nuevo para la historieta, ese que propicia que «Reportajes» luzca una faja con las siguientes citas:

Interesante que no leamos glosas de compañeros de profesión en dicha fajita. Interesante este salto de la endogamia de «autor aplaude a autor» (que no critico), a diario generalista se quita el sombrero ante un tebeo (por cierto, vaya dos nacionales… El Mundo y ABC). Y sobre todo, interesante que Mondadori opte por potenciar estas citas y no las de otros autores de historieta, de las que seguro existen ejemplos. Es el signo de los tiempos: el cómic, más allá de ventas y cifras y números y salones y círculos más cerrados o abiertos, está expandiendo su radio de acción, y Sacco lo expande a hipo-gritos huracanados con sus «reportajes novelagráficos» (¿nadie acuñó esta etiqueta aún? me la pido, va a provocar urticarias).

Joe Sacco saltó a la fama (más allá incluso de los circuitos del cómic) gracias a su novela gráfica “Palestina”, publicada serialmente entre 1993 y 1995 y posteriormente recopilada como libro unitario (en España, por Editorial Planeta). “Palestina” refleja sus vivencias, obviamente, en la conflictiva zona de la franja de Gaza, y lo hace con un conocimiento (por supuesto en primera persona) profundo y comprometido.

Sacco, incido, licenciado en periodismo, obvia los modos y maneras más ortodoxas de la vieja escuela y adopta la primera persona del singular, se posiciona y, sin dejar de reflejar todas las posturas, ofrece su mirada, siempre  comprometida con los desprotegidos, los sufrientes, el pueblo inocente que padece la guerra, sea en Gaza, sea en Gorazde.

Pese al éxito de “Palestina”, Sacco no ha abandonado el medio a favor de supuestas formas más “nobles” o “elevadas”, y cada nueva novela gráfica no solo ahondó en los desastres humanos con una mirada más y más aguda, sino que ha sido también un laboratorio de experimentación para el lenguaje del cómic. El cómic como medio para contarnos la realidad dolorosa, pero también el cómic como arte para narrar con imágenes dibujadas. Ese es el gran valor de este autor, abofetearnos con un mundo que generalmente nos esforzamos en ignorar, y hacerlo con cómics cada vez mejores, más elaborados.

La vida mata

Reportajes” (Random House Mondadori) no es un último trabajo sino una recopilación de historietas diversas encargadas por medios como la revista “Details”, “Time Magazine”, “Revue XXI” o “The Guardian”, poca broma. Y al tratarse de un compendio de historietas más o menos breve carece de la densa complejidad de su obra maestra, “Notas al pie de Gaza” (editada también por Mondadori) pero seguramente, al resultar (muy relativamente) más liviana que esos trabajos de mayor recorrido, será el libro ideal para adentrarse por vez primera en la especialísima óptica de este reportero de guerra. Palestina, Irak, los juicios del Tribunal de la Haya, los parias de la India o su Malta natal son los destinos que disecciona el periodista. Tras visitar esos escenarios, con el material grabado, el fotografiado y la propia experiencia, creó estos cómics de descripciones exactas retratadas con un dibujo duro, de claro regusto underground, virtuoso y eficaz. En ocasiones sus crueles y detalladas estampas provocan más pavor que muchos tele-reportajes televisados, y esta es la grandeza, terrible, de su trabajo.

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