Joaquín Reyes

REALIDAD A LA PIEDRA, de Joaquín Reyes

Artículo publicado en Faro de Vigo.

Joaquín Reyes ama las piedras.

El humorista más chanante vuelve al mundo del humor gráfico y el cómic en una pequeña obra alrededor de  las piedras.

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Son cosa de mucha risa, las piedras. Ahí en su sitio, quietas, inmutables. Erosionadas, precipitadas. A la orilla de un río o en medio de un desierto. Para partirse la caja.

Bueno, en realidad las piedras son de un soso faraónico, de acuerdo. Cosa inorgánicas que, a lo sumo, pueden desprender cierta belleza como material o tras la experta talla de un escultor (ver un Miguel Ángel, por ejemplo). El que sí tiene mucha coña encima es Joaquín Reyes, uno de los estandartes del post humor (si tal cosa existe) con programas televisivos como “Muchachada Nui” o “Museo Coconut”, monólogos de los que sí merece la pena escuchar, y, alegría para los que amamos la historieta, cosillas de cómic bien majas.

“Realidad a la piedra” (Reservoir Books, Mondadori) es la última astracanada del albaceteño. Imaginemos que las piedras piensan y hasta e comunican. Si no conseguimos hacerlo, si nos resulta inimaginable, podemos leer eta imposible “Realidad” y hacernos una idea del asunto. Pensamientos desubicados; “¡No se puede pasar con vetas blancas!”, le espeta una piedra-portero de discoteca a otra (veteada, claro) que quiere entrar al local. Chascarrillos que de tan tontos te ríes a costa de una china en un zapato, de un dolmen o de una rosa de los vientos. Y hasta, en las páginas pares, una suerte de micro relato en cómic; casi una vuelta de tuerca plan guasón de la nueva carne de David Cronenberg transmutada en “la nueva piedra”, con guiño a Steven Spielberg incluido.

No va a ser el cómic del año, vale. Es, sin embargo, una buena gansada, divertido, guasón y, lo mejor, se va alejando de los modos catódicos de Reyes (personalmente, frente a obras anteriores, ya no me viene a la cabeza el acento de Albacete tan sobre explotado por el humorista, al leer estos chistes).

 

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ELLOS MISMOS, de Joaquín Reyes

La figura de Joaquín Reyes está convirtiéndose, por derecho propio, en una de las más destacadas del humor nacional, y ahora también desde el cómic con “Ellos mismos”.

Está claro: desde Faemino y Cansado no habíamos visto nada tan impactante como el humor generacional, atravesado y si se quiere “freak”, que practica Joaquín Reyes (natural de Albacete en 1974, y de cuyo acento al hablar saca oro cómico, por cierto). Si su carrera comenzó como monologuista en 2001 en “El club de la comedia”, pronto se desmarcará del pelotón de homogéneos humoristas del escenario-con-taburete para practicar una “nueva vía” desde 2002, en su ya clásico espacio “La hora chanante” del canal Paramount Comedy. Bajo ese nombre perpetró un humor absurdo, extraño, podemos decir que dislocado. Es el signo identitario de su estilo, una irreverencia dulce que no se parece a nada, que escapa del gag típico o del chiste al uso para construir un espacio propio. Desde entonces han venido “Muchachada Nui”, y “Museo Coconut”, cimentando su fama y la de su equipo.
Y por otro lado, están sus otras facetas. Como actor se hizo un rostro conocido interpretando en “Camera café” a Richard, el informático de la empresa. Ha dibujado portadas para discos de bandas alternativas como Los Punsetes, escribió puntualmente columnas para El País, y claro, ha realizado tiras cómicas. Después de todo, Reyes reconoce que su vocación es el dibujo, y hablamos de alguien licenciado en Bellas Artes.
La noticia es que la editorial Random House Mondadori ha recopilado esta labor gráfica en el libro “Ellos mismos”, y así podemos comprobar que este hombre tiene, también para transmitir su humor mediante viñetas, eso que los flamencos llaman “duende”.
Las tiras de Reyes poseen un esquema unificador: se trata de dar voz a famosos (como sus “Celebrities” televisivas), estos se presentan con un escueto e innecesario “Hola, soy Fulanit@ de Tal, y sueltan una breve parrafada. Entre el absurdo y lo mordaz, dicho diálogo consigo mismo define y adjetiva al personaje retratado, con un delirante sentido del humor que no pocas veces provoca sanas carcajadas. Pitita Ruidrejo, Marilyn Manson, Victoria Beckam, Vladimir Putin, el dúo de indie-pop Astrud o Angela Merkel… todo cabe en la túrmix del autor. La cultura (tanto general como popular y freak) de Reyes le hace repasar con el mismo rasero un variopinto zoológico humano, extraído del mundo de la política, de la tele basura, de la cultura alternativa, de cualquier parte. Lo inesperado de no saber con qué te sorprenderá al volver la página tiene un efecto acumulativo que multiplica exponencialmente el golpe cómico de estas viñetas.

Pero Reyes no hace tira de prensa al uso (aunque a veces sí emplea un par de viñetas para proponer un salto de escenario, generalmente descacharrante), sino que podríamos adscribirlo al humor gráfico, empleando una imagen única a cuyo alrededor dispone los diálogos. Si acaso, utiliza también personajes secundarios absurdos, como dos cactus parlanchines, contrapunto de la voz del famoso y que devienen la del propio Reyes. Su dibujo, tosco pero eficaz (generalmente reconoces al personaje, aunque no siempre, a decir verdad) se mueve entre la caricatura feísta y un minimalismo inspirado por Juanjo Sáez, y aunque desde luego carece de las habilidades (y el radicalismo estético, y la experiencia) del autor de “Arroz pasado”, está claro que el humorista cumple. Porque te ríes un rato con este libro: con sus tiras, y con los interludios entre ellas, un diálogo entre el propio autor y un…gorila… que remite nuevamente (y descaradamente) a Sáez en “Yo mismo”, pero que genera momentos tan brillantes como un “baile del gorila” impagable.
En definitiva: si estamos en crisis y llueven piedras, que diría Ken Loach, siempre podremos refugiarnos en la risa. “Ellos mismos” garantiza un buen puñado de carcajadas.

Artículo publicado en Faro de Vigo el 18 de Marzo

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