Hematocrítico

TOBY CONTINUED, de Pablo Ríos y El hematocrítico

Entre proyecto y proyecto parece que El Hematocrítico y Pablo Ríos han encontrado la chispa de la verdadera diversión, esa que te hace meterte en algo de cabeza, y juntos han creado (están creando, más bien: «work in progress») una obra serial que no debería pasar inadvertida. La idea usa (no abusa) de la teatralización del asunto. Porque «Toby Continued» es un hallazgo de esos que hacen temblar la historia de un medio, el descubrimiento y recuperación casi fortuitas de un tesoro del cómic, de su época «dorada», las tiras de prensa norteamericanas de los años treinta y cuarenta, antes del advenimiento del comic book. Un tebeo de un autor a reivindicar, míster Cliff Hanger.

Bien, ¿hace falta advertir «spoiler», cuidadín, no sigas leyendo si no quieres conocer algo que podría traumatizarte en relación a este tebeo? Pues quede dicho.

Porque evidentemente ni Hanger, ni Continued, ni encuentro miracoloso y redescubrimiento de nada. Esto es un webcomic creado a dos traviesas manos por Ríos y el Hemato, un par de mediums de eso que se conoce como Twitter (esa puerta a una realidad tangente pero mucho más bonita y divertida) y autores cada cual de sus cosas. Ríos de un tebeazo, Hemato, de extravagancias varias y geniales como este tumblr (con versión impresa).

El invento no deja de ser una recreación, eso sí, de aquellos tebeos de tira diaria en prensa norteamericana. Una parodia y homenaje de Dick Tracy y similares, cruzada por el absurdo de la época trasportado a una caja de Pandora de posmodernismo, donde todo se diluye en risas y mucha retranca. ¿De qué va «Toby Continued»? es lo de menos. Los personajes mutan como artefactos de la nueva carne (les aparecen gemelos que han muerto y que realmente eran clones, les caen encima, como aguaceros, planes maléficos con nombres rimbombantes y secos completamente inanes, se estiran los momentos fatales en tiras locas que alargan imprudentemente medio segundo…), no hay profundidades psicológicas, claro, ni nada más que acción pura, transmutada en delirante gamberrada.

Lo que hay es mucho estilo, aquí. Hanger era un clásico (definitivamente reivindicado: ¡sale en este blog!) y su dibujo es clásico, de ese clasicismo expresionista deudor de Chester Gould, pero que también se mira en las tiras de Roy Crane y toda una escuela, la de las aventuras de continuidad que se suspenden en últimas viñetas que nos invitan al desenlace al día siguiente en el mismo diario. Ahora, merced a la nueva era, todo se lleva al «posteado» digital, y hay que atender pues nunca se sabe cuándo decidirán Ríos y Hemato dar luz a otra joya de su baúl del tesoro.

¡UNA BOMBA! no dejen de ver la conclusión de esta trepidante escena … en la próxima tira de ¡¡¡TOBYYYY… CONTINUED!!!

Bien, pero además, este tebeo por entregas es muy serio: forma y fondo, travesura y discurso, «Toby Continued» es un todo que nos habla de lo que era y ya no es la historieta, de un modelo de tebeo serial huérfano de formatos propios que sin embargo alcanzó la gloria (comercial, artesanal, artística) en su alojo por las pulpas de los periódicos. Un formato, unas necesidades perentorias (comerciales) y un «target» bien definido (el comprador de dicho diario y por extensión su núcleo familiar) que hizo que la historieta fuera así y no de otro modo durante lustros. Que entendió la suspensión de la acción como mecanismo ideal para anclar a la cabecera a los seguidores de las peripecias de su héroe, que provocó historias trepidantes con personajes más iconos que profundos, entretenimiento (con más o menos chicha, pero vitalmente entretenimiento puro), un aperitivo frugal y festivo en medio de las duras noticias (crisis, guerra mundial, el peligro rojo…).  «Toby Continued» habla con cariño de ese modelo y lo describe a la perfección desde el delirio menos situacionista, transportando los paradigmas de aquello a un contexto radicalmente distinto. La red, la gratuidad, el trabajo por amor al arte, la ausencia total de necesidad comercial (siempre, claro, la reverberación, la consolidación de una carrera, pero esto casi es un murmullo de fondo aquí), el post humor, incluso…

Luego están las virtudes propias de la obra: su estilo gráfico es brillante, y conociendo las capacidades mutantes de Pablo Ríos quién sabe a dónde nos llevará (¿Kirby, Eisner?), el ritmo de la narración está siendo magnífico, con estiramientos temporales brutales, cambios de tercio despiporrantes y diálogos punzantes.

Y además con el formato (la daily, ya dije) homenajean, sí, pero también se ríen de sus debilidades (¿inconscientemente?). En un tiempo de obligacines y acotaciones el autor es artesano y, sometido a los parámetros más inamovibles (tema, estilo, plantilla de unas pocas viñetas horizontales,blanco y negro, continuidad de un día a otro), sacaba oro. Pero también manierismos en la narración, un hilo argumental incongruente en su desarrollo a largo plazo y una falta de diapasón, ya que todo, en la tira diaria, obedece al más, y mañana más aún. Parámetros impuestos por una industria que, hoy superada, y reflejada en cruel distorsión on-line, se ven reflejados en un cómic, éste, que se mofa de los peros que provocaban en obras sin duda maravillosas, clásicos del noveno arte. Se mofa con cariño y admiración, claro.

En ese equilibrio es donde más me estoy recreando en las aventuras de Hanger, su hermano clon, un Serafín que pasaba por allí y toda una cohorte de malvados que permanecen en la sombra urdiendo planes catastrofistas que no llegan (aún).

Venga, es gratis y está a tu alcance a un clik (fíjate en las fechas, empieza pro el principio, ¿eh? no me seas torpe)

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