España en la SPX

La Small Press Expo (o SPX) que se celebra este año entre el 17 y 18 de septiembre, es un evento de esos «soñados», al menos por mí. Una suerte de gran festival del cómic que se orienta al alternativo, las pequeñas editoriales, el cómic de autor… En él se otorgan los premios Ignatz (de enorme prestigio) y en su seno este año se podrá disfrutar de la presencia de los hermanos Hernandez, Daniel Clowes, Charles Burns, Trina Robbins o Jim Woodring. Casi nada.

La noticia interesante para nosotros, para el cómic español, es la presencia de un pelotón de primera línea procedente de nuestro país: Santiago García, Ana Galvañ, Javier Olivares, José Domingo y David Rubín estarán en la convención, defendiendo Spanish Fever, la traslación al mercado norteamericano de aquel celebrado Panorama. Una recopilación coordinada por Santiago García que en su día pretendía ser una mirilla al paisaje historietístico del presente, que ahora se convierte en invitación y muestrario para el gran amigo americano.

collage

Javier Olivares, David Rubín, Santiago García y José Domingo, bien centrados por Ana Galvañ

¿Visita anecdótica o importante? Importantísima, creo yo. A nivel personal que dos de los cinco autores y autoras sean gallegos y piezas clave de la banda deseñada del siglo XXI me produce un orgullo monumental, pero además es que hablamos de cinco modelos de autor dispares, un Equipo-A del cómic en el que cabe la vanguardia, el éxito autoral en el campo del mainstream, la singularidad superlativa y un guionista que se ha sabido mover en todos los ámbitos imaginables (autor, traductor, divulgador, teórico, comisario de exposiciones sobre su propia obra…) y la presencia de firmas que llevan en esto más de treinta años (Olivares, claro). Lo que este grupo pueda transmitir del cómic español es mucho, bueno y certero: sin catastrofismos vacuos y sin innecesaria sacarina, una mirada ponderada, con perspectiva y eso sí, entusiasta. Estoy convencido de que su estancia en la SPX será llamativa, que más allá de contactos personales, o comerciales, el resultado de esta experiencia solo puede ser bueno para el cómic español y su mayor visibilidad en Estados Unidos (al menos se abrirá un milímetro el objetivo de su cámara, ya se sabe que el mercado yanqui es podo dado a dejarse «conquistar»).

Y además me parece importante que suceda en este momento, porque el cómic en España no se ha parado en lo que mostraba aquel libro en 2013: sigue enraizando su caudal de cómic de autor (novela gráfica), sigue proporcionando autores para el mainstream de más allá de nuestras fronteras y sobre todo, aparecen nuevas generaciones (de Andrés Magán a Víctor Puchalski) que tienen mucho que contar. Aquí y en el mundo. Todos los autores que estarán defendiendo en la SPX Spanish Fever son conscientes de que esta naturaleza viva de nuestro cómic no es humo, todos la comparten, la aplauden y conocen, y apuesto que su presencia en la convención es sobre todo una correa de transmisión también hacia esta novísima ola.
Vamos, que lo de la Pinta, la Niña y la Santa María fue una chuminada comparado con esto. Al menos para la historieta.

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