No comparemos.
Una puntilla a mi post anterior, que disertaba sobre la objetualización de la mujer en el mainstream estadounidense. Me parecen alucinantes ciertas comparaciones, y desde mi humilde opinión demuestran que hay veces que no merece la pena discutir con según quién.
Juro que he leído a gente escribir que hoy Richard Corben y Robert Crumb serían vilipendiados por su obra. Porque claro, los que no comulgamos con la imagen que de lo femenino proyecta el mainstream norteamericano, debemos ser unos retrógrados.
Eso, ladies and gentelman floating in space (cita melómana) es confundir muchas cosas, demasiadas para explicarlas en un post, así que citaré una: no es lo mismo una táctica industrial transversal, vertical y hasta oblicua para potenciar un producto donde la cosificación femenina busca unas ventas fáciles por la vía de rebajar a la mujer ante un grupo lector mayormente masculino y joven (en teoría), que respetar la intención autoral de un creador singular. Sería como comparar los anuncios de champú en el caribe con Russ Meyer o incluso Federico Fellini y su gusto por lo voluptuoso. De hecho si Russ Meyer hubiese firmado un tebeo de Batwoman yo sería el primero en interesarme por él.