Archivo febrero 2015

Buenos tebeos, no tan «grandes».

surferAcabo de leerme, hace unos días, Silver Surfer, nuevo amanecer. Fue una lecura pegada  ala de Caballero Luna (crítica aquí).
La red y más las redes sociales son caldo de cultivo para polarizar las opiniones y llevarlas, en 140 caracteres, a los extremos. Es evidente que dentro del seno de Marvel hoy se pueden rastrear algunas series interesantes (recomiendo leer al respecto este artículo de hace unos meses en Entrecomics) y eso ha llevado a hablar tanto de que hay series y autores que SÍ, como, desde el otro lado del espejo, despreciar los intentos de ser modernos llamando «Marvel Hipster» despectivamente a esas obras que, siguiendo la estela del Daredevil de Mark Waid y dibujantes como Martín, Rivera, Shamee o Rodriguez, estilizan las aventuras empijamadas de personajes ya tan breados como ese Hombre sin Miedo.
La cuestión, opino es fallida desde ambos polos. Respecto a la caterva de frikis que pretenden reirse de quienes quieren aportar frescura a unos pocos títulos (que por minoritarios en el entramado cinematográfico que hoy es Marvel, tienen más posibilidades de recibir algunos mimos autorales), sencillamente supone otro peldaño en el hundimiento cultural e intelectual de cierto fandom que no me interesa nada, cuya opinión no valoro y que aportan cero a cualquier posible debate sobre Marvel hoy. Pasando.
Pero tampoco estoy del todo con quien ve un palmario brillo, o títulos maravillosos, modernos y defendibles como punteros en el panorama del cómic actual. En un Graf barcelonés Javier Rodriguez (qué ganas tengo de leer su versión de Spider Woman) comentaba que para comer a veces vas a El Bulli y otras al menú del dia del bar del vecindario. Que son cosas distintas y que él sabe entenderlo. Y que en ambos manteles lo servido debe tener calidad. Bien, pienso que la última vez que Marvel presentó una deconstrucción estrella Michelín fue, posiblemente, con Born Again de Miller (¡1986!). Hubo luego cosas puy potentes, claro. ¿Ejemplos? Practicó también la alta cocina Milligan (y Michael Allred, nuestro dibujante de hoy en este post) con su gamberrada mutie para la era Gran Hermano (Vip), y sin duda la mirada post-todo de David Aja y el guionista Fraction con Ojo de Halcón, negando al género desde dentro para conseguir que siga vivo, puede entrar en el saco de lo excelente (inciso, me duele no citar a coloristas, en Hawkeye el de Hollingsworth es importantísimo).
Pero a partir de ahí, sí, hay que hablar de milanesa con patatas, y buscarlas bien hechas, quizá porque en algo tan comercial y plagado de intereses como Marvel la audacia no está de moda, ni interesa. Estela Plateada: Nuevo amanecer no inventa nada ni ofrece algo demasiado elaborado. Es un tebeo de superhéroes que, cambiando un pelín el tono, hubiera firmado John Byrne en Los 4 Fantáticos que condujo durante los años ochenta. El papel del guionista Dan Slott es hacer algo muy Marvel vestido con la mejor moda de temporada, que sea una lectura fresca, aunque nada rompedora con el estilo de la casa. Así tenemos una aventura cósmica de tono lúdico y maravilloso donde viejos conceptos (Eternidad, lo más parecido a Dios del «Marvelverse») se remozan creándoles un doppelgänger (resulta que tiene una choni, y le han robado el corazón). Igual que a veces sucedía en los tebeos del mencionado Byrne, la introducción de personajes «de la calle», son hábiles y pertinentes, son «nuestra mirada» a lo maravilloso. Y a mayores tenemos la suerte de que esto lo dibuje, y sin sustitutos, Michael Allred, un caballero que cada vez es mejor, sin haber sido jamás menos que excelente.

Ergo, un Buen tebeo, filete tierno y sin nervios, patatas caseras. Nada más, y así hay que aceptarlo.
Lo curioso es que Allred es también un guionista contrastado, ahí está Madman. Si algún día le dejan el control completo de un personaje Marvel, como ya le dieron los guiones finales de FF a su mujer Laura (y fue el despipote, lo mejor de esa serie), podríamos tener algo loco y maravilloso. Falta hace en la casa de Iron Man, pero ¿para qué hacerlo, porqué echar toda la carne en el asador cuando Allred ya tiene su personaje, el citado Madman, sobre el que además ostenta los derechos?
Pero eso es otra historia. De momento, nos quedamos con un buen tebeo de Estela Plateada que gustará (o debería) a los amantes del heraldo de Galactus.

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NOSOTROS LLEGAMOS PRIMERO, de Furillo

Publicado en Faro de Vigo. Clic para ampliar.

: Visado : Página 6 Cómics

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MURDERABILIA, de Álvaro Ortiz

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Me interesa la carrera de Álvaro Ortiz, sobre todo desde que dio un salto del álbum infantil más o menos correcto a un mundo personal inserto en el panorama de la novela gráfica. Universo generacional y al tiempo propio, Cenizas supuso un arranque “de autor” que guarda aún paralelismos con historias previas infantiles (la búsqueda, por ejemplo, como motor del argumento y del devenir vital de los protagonistas).
Sin ser redondo, sí fue un cómic sorpresivo y muy bien armado, donde el dibujo depurado y la página, muy estudiada, ponían a Ortiz en mi punto de mira. En crecimiento y ya con muchas cosas muy buenas que se resumen en la más importante: personalidad.
Hace unos meses salió su nuevo trabajo, Murderabilia. No sorprende tanto porque, claro, no supone un salto. Seguimos en la novela gráfica más ortodoxa (esto es, preeminencia de lo autoral, el universo propio, en un relato cerrado y para lectores adultos) y supone un afianzamiento. El dibujo mejora, la técnica narrativa mejora (me gusta cómo el protagonista dialoga como el narrador, provocando varias rupturas de cuarta pared dentro de la narración sin despeinarse, provocando un uso del narrador en primera persona eficaz en un medio visual) y el relato gana matices, sobre todo por la zona de grises oscuros. Sin duda la idea del coleccionismo de souvenirs del mundo de los asesinatos es lo más atractivo de la obra, así como insertar este asunto en un lugar forestal muy lynchiano, también muy Perros de paja. Esto es, las referencias siguen, como las había en Cenizas, pero menos a flor de piel y más necesarias (crean atmósfera, dan el tono, son ganchos que como lectores recibimos como información necesaria para comprender el relato).
Pueden anotarse puntos débiles, sí, la fuerza del asunto del coleccionista como amistad peligrosa hace palidecer a los otros vectores de la narración. La relación del protagonista (sexual y afectiva) con una mujer del pueblo es casi secundaria aunque sea el detonante en la historia, y la descripción del lugar de la acción podría dar más de sí. Y el final me interesó bastante menos que el desarrollo de todo el entorno desasosegante que rodea al protagonista y su feeling con un tipo que se dedica a coleccionar objetos de asesinos en serie. Desarrollo además que crece poco a poco, sutilmente, y que, insisto, me parece lo mejor del relato.
Pero Murderabilia ofrece más cosas buenas, como un crecimiento en lo gráfico, más seguro que nunca, capaz de adaptar Ortiz su estilo gráfico a asuntos que parecen difíciles para ese dibujo naive, como los escarceos sexuales o los ambientes asfixiantes.

Anda Álvaro Ortiz ahora por Italia, trabajando en un cómic sobre el pintor Caravaggio. Huelga decir que me interesa mucho seguir la pista a ese cómic.

 

PD, Álvaro me brindó la oportunidad de estrenar una nueva sección en mi blog personal, El Octavio Pasajero, donde autores de cómic me ofrezcan playlists. La suya, «Murderabilia, bosques y penurias», es el complemento NECESARIO para la lectura del cómic (bueno, necesario… tampoco, era broma, pero sí, mola ese extra que os regala vía mi blog). Escúchala AQUÍ.

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