LOS SURCOS DEL AZAR, de Paco Roca
Publicado en Faro de Vigo. Un texto que merecía una ampliación fecunda y amplia para este blog, pero voy loco de tiempo, mal es poco, así que, bueno, disfruten la versión publicada.
Un tebeo para reivindicar la historia y la memoria.
El último trabajo de Paco Roca ahonda con maestría en hechos del pasado de nuestra historia contemporánea, en una reivindicación de la memoria tan valiente como emotiva.
Los hechos son inamovibles, precisamente porque son las acciones sucedidas en el pasado. La Historia es la disciplina que interpreta esos hechos para, en cierto sentido, buscar su significado. El dato, por objetivo que sea, siempre es proclive a ser interpretado. Por suerte.
Paco Roca no es historiador si no un ciudadano de España con un oficio, contador de historias. Su medio es el cómic y su última historia trata de los años en que el republicano Miguel Campos (Miguel Ruíz en la novela gráfica) escapa de la España de vencedores y vencidos el 28 de Marzo de 1939, conoce los campos de trabajo franceses en Argel, la guerra de África y finalmente cierta gloria como parte integrante de la 9ª Compañía de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, o “La Nueve”, nombre popular de esa compañía integrada por españoles republicanos en gran medida, y que es la que encabezó la liberación Parisina en 1944.
Cuando Roca decide que ese será el hecho de “Los surcos del azar” (Astiberri ediciones) está siendo valiente en tanto que sabe (y así enfoca su obra) que este cómic no se leerá como un relato del género histórico más, sino también como una carta autoral a nuestro presente social y político. En este sentido algunos debates que ya han surgido respecto al cómic y sus contenidos podrían entenderse como un éxito, al lograr que esta novela gráfica trascienda la mera obra documental para convertirse en un postulado a favor de la memoria, y de entender que hay heridas abiertas por querer ningunear esa memoria.
Y además Roca toma un partido. Si en toda guerra hay heridas en ambos bandos, la victoria levantisca del fascismo en nuestro país se puede traducir en vencidos y vencedores. Esta es la historia de los primeros, no la de los segundos, una historia que capitanean aquellos que partiendo de la derrota (“El fin”, se titula significativamente el arranque del libro, situado en esa fuga de una España a punto de proclamarse fascista) consiguieron una victoria heroica (París arrebatado a los nazis).
A partir de esta doble idea (un tebeo rescata el pasado para pensar el presente, y el autor es libre de tomar partido) podemos entender la enorme categoría de “Los surcos del azar”: con forma de entrevista en presente del propio autor a Ruíz, con un aire periodístico pero lleno de una sensibilidad observadora propia del narrador puro, Roca desmenuza los hechos. El pasado se detalla, los colores naturalistas y atmosféricos nos llevan, como lectores, al sofocante desierto, al hacinamiento inhumano en un barco o a acciones bélicas secas y carentes de glamour o épica. Es sintético pero naturalista, a la manera de la línea clara (a la que no adscribiría a Roca totalmente, puntualizo). El presente, sin embargo, libera aún más al dibujo, y acude a tonos sepia. Los hechos están ahí, pero desde el presente solo cabe interpretarlos. Por tanto el presente, en eterna construcción, es menos concreto que el pasado. Es una posible lectura. Otra será la clara intención de poner el acento en la Historia y no en el “falso documental” sobre Paco Roca y su encuentro con Miguel Ruíz. Pero ese ardid es engañoso, porque, como digo, el presente es el fondo en la obra. El juego de significados se intensifica cuando sabemos que la entrevista de Roca con el republicano es en sí misma ficticia.
En el presente además tenemos más puntos de interés de “Los surcos del azar”. El mayor, que resulta un fascinante análisis del compromiso creativo y el proceso creador. Roca se dibuja practicando su oficio (aunque pocas veces lo vemos dibujando en la ficción… el oficio de autor de cómics es más que eso, claro) y también los cambios sutiles pero profundos en quienes rodean y conocen (creían conocer, ya que era reservado respecto a su vida) a Miguel Ruíz. Es exquisito así en el detalle, en la caracterización de personajes, gestos, miradas, actitudes y diálogos. La empatía lograda a través de pequeños detalles de puesta en escena, un silencio, una mirada, un diálogo inesperado, ponen en relieve la categoría del autor.
Paco Roca ha encontrado en “Los surcos del azar”, en fin, su obra más lograda, una que aprovecha la libertad del formato del libro para extender su compleja historia lo que es necesario, de modo que nada sobra, nada falta y nunca se pierde ritmo. Porque la lectura de esta novela gráfica documentada con rigor y narrada con ligereza resulta fascinante, desde su primera y terrible escena hasta las últimas y emotivas despedidas que cierran la obra. Posiblemente estamos escribiendo sobre un cómic que va a quedar como un hito de nuestra historieta, y como la obra más importante de su autor, uno que ojo, ya había hecho el superventas “Arrugas”, nada menos.
Joaquín #
Con tu permiso, Octavio, me gustaría invitar a tus lectores a leer mi reseña de este ‘novelón’ gráfico que nos ha regalado Roca:
http://despuesdelhipopotamo.com/2014/01/01/los-surcos-del-azar/
Un saludo cordial.
Octavio B. #
Sin problema 🙂