IRON MAN de Matt Fraction y Salvador Larroca

el-invencible-iron-man-las-cinco-pesadillas-marvel-deluxeMe he leído como un par de años de la singladura de Fraction y Larroca al frente de las historietas de Iron Man. Un buen materal para hablar de esta cabecera (en la que ambos autores permanecieron cinco años).

La realidad es que me cuesta mucho entrar en una serie Marvel. Mi niño interno quiere volver a esa época, los ochenta de Byrne, Claremont, Simonson o Miller, el enorme Miller, e incluso al Spiderman de Stern/Romita Jr. Por un lado me cuesta porque ya no soy el chaval de entonces y no creo que el género ofrezca más chicha, en sí mismo, que la que puede ofrecer a un mozalbete de catorce o quince. Pero también, claro, por la estrepitosa falta de alma, calidad y nervio de los últimos tiempos mainstream. Salvo esas contadísimas excepciones en boca de todos, los tebeos de superhéroes hoy solo me sirven para dos cosas: o alimentar al inner freak que llevo dentro (porque soy pijamero por herencia, porque llevo leyendo el género desde, más o menos, 1975) o encontrar historias entretenidas en un género que, por la 1ª causa, me gusta leer.

«Iron Man» es un tebeo capitaneado por Matt Fraction, un tipo que se puede catalogar en la línea de decencia creativa que representa Ed Brubaker. No insulta a la inteligencia pero no es especialmente brillante salvo cuando se desata en series de apariencia marginal, en personajes «secundarios», y este «Iron Man» es un buen ejemplo de ello. Cae en los vicios más recurrentes de la casa de Spiderman, al plantear un tebeo de ritmo pesado que no aprovecha el férreo formato que se le impone (cuadernillo mensual) sino que proyecta historias para el retapado. Pero al mismo tiempo plantea una historia bien urdida (bueno, en lo que llevo leído, dos: «Las cinco pesadillas» y «El más buscado») donde se maneja perfectamente la continuidad para crear una suerte de cuenta atrás argumental. No es nada nuevo, es el salvamento en el último minuto de Porter, pero vamos, que se agradece que un tebeo de acción se maneje en códigos lógicos para su columna vertebral.

Fraction modela con seguridad a su Toni Stark, crea una némesis potente en la imagen de niño prodigio con motivo para el odio, y modula una historia de superhéroes que es más una reconversión hy-tech y 2.0 de los añejos James Bond. En vez de relojradar guachi y avión híbrido unipersonal, Stark calza sus armaduras y un tecno imperio (bueno, de esto último se ve bastante despojadito, es parte de la chicha).

Larroca: buena aleación, mala cara

Un cómic que no sé cómo puede atrapar a un nuevo lector, la verdad (es Iron Man, es un producto que ya tiene su target y al que no veo cómo se puede animar un espectador de Robert Downey Jr: «sí chaval, si te mola la peli ya verás los 200 mil números de Fraction», ejem, no), pero que no precisa de la continuidad pretérita para ser entendido (yo no sigo al personaje, nunca he sido muy de Stark). Y que está dibujado pro Larroca, lo que no es algo excesivamente alentador pero que para el caso se muestra adecuado. Su fotorrealismo da tono y el coloreado ayuda mucho. Como dibujante de rostros Larroca me chirría mucho, pero el color infográfico actúa de velo, tridimensionando las tintas y difuminando las expresiones a «tengo algo en el trasero que me está resultando muy incómodo». Y sus páginas son anodinas pero correctas, claras, muy storyboard (demasiado) pero nunca entorpecen la lectura.

Hay tebeos mejores. No es un trabajo excelente ni mucho menos. Pero entretiene. Si aún conservas el ánimo 90’s de seguir mensualmente durante años una cabecera, buscar esta colección o ir atendiendo a las reediciones de esta etapa puede resultarte muy reconfortante.

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