El ébola mata y nos confunde

El río Ébola, en Zaire, regaló su nombre al virus que se describió por primera vez en 1976 y que tantas muertes está dejando en África. Dos misioneros españoles infestados por este virus que trabajaban en Liberia y Sierra Leona con los más necesitados de ayuda ante esta enfermedad fueron repatriados para intentar salvar sus vidas. No se consiguió. Ambos murieron después de los intentos para que no se fueran de buenos profesionales sanitarios de la Comunidad de Madrid, que ahora tendrá que dar muchas explicaciones tras conocerse que una enfermera que estuvo cerca de estos religiosos se ha convertido en la primera persona contagiada de ébola fuera de aquel continente enfermo de pobreza y totalmente desasistido. Ya sabemos que el ébola mata mucho y deprisa y que las personas que cuidan a los pacientes infectados corren el riesgo de contraer la enfermedad. También sabemos que el ébola crea confusión entre los ciudadanos por falta de transparencia informativa y alienta debates contagiosos sobre la conveniencia o no de haber traído a Madrid a los misioneros. ¿Si se hubiese acudido a las zonas de África donde trabajaban estos misioneros a  atenderles sobre el terreno, qué habríamos dicho si se hubiese contagiado uno de los desplazados a ayudar a un español? El ébola nos despista y sin necesidad de provocar alarma, parece claro que los protocolos de seguridad y de protección del personal que atiende a estos pacientes han fallado. Me da igual que dimita la ministra porque sería tanto como pedir peras al olmo, pero no me es indiferente saber si nuestro sistema público de salud está preparado para atender enfermedades infecciosas como ésta que tantos destrozos está provocando en Guinea Conakry, Liberia, Sierra Leona y Mali.

Be Sociable, Share!

Comments are closed.