Una mujer fue asesinada en Fuente el Saz por su mal llamado compañero del que se iba a separar oficialmente en unos días. Había orden de alejamiento porque el terrorista de género era, además, un cobarde maltratador. Sucedió el 7 de marzo, la víspera del Día de la Mujer, y el 8 de marzo, diputados y trabajadores de la Asamblea de Madrid permanecieron en silencio durante 5 minutos para rechazar este crimen machista. A la asesinada no le dio tiempo a manifestarse con otras muchas mujeres y hombres para no olvidar que siempre que hay una muerte, es una ocasión perdida en esta batalla y que si se puede impedir que una ley se quebrante por un maltratador, habremos ganados todos, también los que no supieron o no pudieron detectar este fallo.
El 8 de Marzo se celebraron todo tipo de actos para hablar de lo que se ha avanzado en los últimos años y de lo que queda todavía por hacer. Cobran menos que los hombres y tienen más problemas de los necesarios para acceder a un empleo sin dejar de ser mujer o madre. También son asesinadas por esos hombres que todavía no se han dado cuenta de que el respeto y la libertad son tan importantes en sus relaciones con el otro sexo como el poder, la fuerza, la chulería y el ordeno y mando que creen tener sólo por el hecho de ser machos machotes con derecho a todo. Las leyes contra la violencia de género deberían servir para aminorar el daño que se puede producir si salta lo que se mantiene en las cabezas de mentes enfermas capaces de hacer sangre y crear dolor en su entorno familiar.
Asesinan a mujeres porque son suyas, meten el miedo en el cuerpo de sus hijos convertidos en rehenes de su enfermiza posesión y grado de hombría. Basta ya.
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