Me considero un inmigrante digital apasionado de las nuevas tecnologías al que le fascina la capacidad de inmediatez de las nuevos canales de comunicación -blogs, redes sociales etc.-. Sin embargo eso no implica que esté de acuerdo con el todo vale y aplauda la barra libre con la que algunos descerebrados se dedican a utilizar esas herramientas.
Al loro. El último ejemplo lo tenemos en el caso de la última ejecución de un preso en EE.UU,
Ronnie Lee Gardner. El fiscal general del Utah
Mark Shurtleff no tiene otra brillante idea que comunicar al mundo vía
Twitter que acaba de dar «el visto bueno al director de prisiones para que ejecuten» al reo. No contento con pasarse por el forro de la entrepierna la más mínima muestra de comportamiento ético y moral, en lo que hubiera tenido que ser un acto circunscrito exclusivamente a la más estricta intimidad de la familia del sentenciado a muerte, se arranca por soleares a lo pastor evangelista y suelta:
«… Que Dios conceda la misericordia que él le negó a sus víctimas». Y después del eructo verbal se quedó tan
pancho el gachón. ¿Nos hemos vuelto locos o qué?.
Para los más incrédulos ahí va la muestra del esperpento: