Malos humos

No se puede decir que por prohibir fumar en locales públicos, el país esté libre de malos humos, porque hosteleros y fumadores sí muestran malos humos, están que fuman en pipa, ya que el tabaco, además de una cuestión de salud pública, es un regocijo para la ex fumadora ministra Leire Pajín y un perjuicio económico que no se ha calculado bien. La ministra se fuma cualquier malestar por su medida y se afana en convertir a España en un país de espías y chivatos cuando encandila el espíritu cívico para que cualquier ciudadano de bien denuncie a quien se salte la norma.

Si una persona tiene una diferencia con su vecino, ya sea de dinero, escalera, ascensor o ruido nocturno, ya sabe cómo vengarse de él: le sigue hasta el bar, el parque o el hospital, y cuando encienda un cigarrillo, inmediatamente le denuncia a la autoridad competente. No digamos ya si el chivato está en el paro y tiene todo el tiempo libre, entonces cambiará el ocio de visitar obras por el de seguir a fumadores desobedientes y ganarse una medalla al mérito denunciador. O mejor, que el Estado recicle a los parados inscritos en el INEM y les convierta en inspectores de fumadores fuera de lugar.

Los hosteleros están que fuman en pipa con la ministra Pajín, pero también los vecinos de aquellos locales públicos que tendrán que aguantar el ruido producido por los clientes que salgan a la calle a fumar. Mientras la ministra duerme tranquila, los fumadores como lo fue ella, van a entrar en estado de crispación nerviosa, que seguramente Pajín superó en su día cuando dejó la adicción, y ahora le toca el papel de fastidiar al prójimo fumador, bajo la excusa de proteger su salud, y al otro prójimo pasivo.

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