11
Feb 11

Cataluña, sí; Madrid, no

Si no quieres caldo, toma dos tazas. Nuevo guantazo de Zapatero a Madrid en presencia de Artur Mas. Más de lo mismo; es decir, más agravio, más desprecio, más dosis de la misma medicina de indiferencia; más para Mas, menos para Aguirre y Gallardón. El presidente del gobierno de España recibe en la Moncloa al president de la Generalitat de Cataluña, que en contra de lo que hacen otros presidentes autonómicos, no le lleva ni anchoas, ni butifarra. No le lleva nada, porque lo que va es a pedir, a llevarse lo que pueda.

El prólogo del encuentro indica que hay que llorar y lamentarse de cómo le ha dejado de famélicas las arcas públicas su antecesor, José Montilla, a la sazón compañero de partido de Zapatero, para a partir de ese momento, empezar a pedir hasta no parar, sin contarse un pelo, porque si la pela era la pela, ahora el euro es el euro. Mas pide permiso para que Cataluña pueda engordar su deuda; que se desbloqueen 759 millones de euros para infraestructuras pendientes desde 2008, voz y voto en la privatización del aeropuerto del Prat y… quién sabe cuánto más.

A Artur Mas se le da manga ancha; a Madrid, ración de embudo. Mientras Zapatero permite a Cataluña engordar su deuda, al Ayuntamiento de Madrid se le prohíbe refinanciarla y a la Comunidad madrileña se le niega el pan y la sal de las inversiones estatales y se le pone una lupa gigantesca para vigilar el gasto, aún siendo la Comunidad que más ha rebajado ese gasto en los últimos años. Zapatero es injusto con Madrid y un desaprensivo político con los madrileños, a los que castiga con su indiferencia o su agravio comparativo por haber votado mayoritariamente el PP. Y eso en política es una ignominia intolerable.