23
May 11

Nerviosismo pre-electoral

Esta última semana de campaña electoral ha desatado mucho nerviosismo y desconfianza, sobre todo en las filas socialistas, que ven como no sólo las encuestas les ponen al borde del abismo, sino que en la calle, en esas calles de Vallecas que un día fueron feudo tradicional del socialismo, se abuchea al vicepresidente primero del gobierno y futuro líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el transcurso de un mitin celebrado el pasado lunes, en el mismo escenario donde Juan Barranco, ex alcalde, hombre por lo común muy templado, político de amplia experiencia, dijo que «no hay nada más tonto que un trabajador de derechas», y es preciso recordar a Barranco que el barrio de su infancia y el barrio en el que nació este cronista, Vallecas, votó en 2007 mayoritariamente a la derecha, y mis paisanos, y los de Barranco, no tienen nada de tontos.

A todo esto, Tomás Gómez dice que si llega a ser presidente de la Comunidad, va  a hacer que sus consejeros lleven a sus hijos a la enseñanza pública, a la sanidad pública, a todo lo público, y dijo que lo contrario es como si el dueño del restaurante donde va a uno a comer, se va a comer al bar de enfrente. Lo que pasa en que aquí no se trata de establecer competencias entre servicios públicos y privados, sino de hacerlos compatibles en un estado de libertades y dejar libertad a los consejeros para que elijan para sus hijos, o para ellos, el servicio que más confianza les merezca. Eso sí, implícitamente Gómez reconoce el buen momento por el que atraviesan los servicios públicos en la Comunidad de Madrid. Por cierto, cuando a Tomás Gómez le preguntan qué pasará el domingo, responde: «No me queda más remedio que ganar».


04
Feb 11

Viejos rockeros

Eran jóvenes rockeros de la política, allá por la movida de los años ochenta. Hicieron carrera en la esfera local y después volaron por los altos andamios de las nubes para volver ahora a casa, al nido de donde salieron como políticos en prácticas.

Mal deben andar las canteras de los partidos políticos cuando tienen que tirar de los equipos de veteranos para juegan partidos trascendentes en las urnas. Jaime Lissavetzky es candidato a la alcaldía de Madrid, después de haberse iniciado en la política local como consejero del gobierno regional de Joaquín Leguina y más tarde ostentar el cargo de secretario general de la FSM, hasta llegar a la secretaría de Estado para el Deporte. Y ha elegido como número 2 de su lista, a otra veterana de la política de proximidad: Ruth Porta, que fuera concejala del Ayuntamiento de Madrid, diputada regional y senadora, persona contundente, de verbo hiriente, que no se arruga aunque la oposición ponga a su marido en el ojo del huracán por presuntas irregularidades en el mundo del ladrillo. Será una china en el zapato de Gallardón, si este continúa como alcalde.

Otro viejo y glorioso rockero de la política local retorna a sus lares: Juan Barranco, concejal primero y alcalde después de la Villa y Corte. Ha sido senador y es diputado nacional. Ahora entiende que su nombre en el puesto número 3 de la candidatura de Gómez, puede prestigiarla, y de forma desinteresada, estando ya de vuelta y percibiendo que no hay mejor futuro que retornar al pasado, decide volver y con letra de tango: «sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada…» Hace veinte años que dejó de ser alcalde.