03
Jun 11

Alcaldes numantinos

Son capaces de hacer, deshacer, enredar y escribir la historia con reglones torcidos con tal de perpetuarse en el cargo. Han hecho de la política una forma de vida, de pegarse la buena vida, y ofrecen resistencia numantina al mandato de las urnas. Son alcaldes, algunos desde la prehistoria democrática, y se aferran al cargo desesperadamente, aunque hayan perdido. Unos están camino de conseguir sus propósitos y otros hacen ya las maletas para cuando los pactos imposibles les echen de los despachos.

El caso más fragante y esperpéntico el de Getafe. Un alcalde, Pedro Castro, 28 años en el cargo con vocación de hacerlo cuatro años más, que no admite que la derrota electoral sea su fracaso personal, y se confiesa dispuesto a hacer lo que sea para permanecer, incluso a irse voluntariamente, pero dejando a alguien de su confianza en la alcaldía. Luego lo intenta de otra manera cuando UPyD dice que no apoyará aquella lista donde haya un imputado, y Pedro Castro se muestra decidido a sacrificar a su concejala imputada con tal de impedir un alcalde del PP, que es quien ha ganado las elecciones.

El candidato socialista de Leganés, Gómez Montoya, es capaz de votar al candidato de ULEG con tal de que no sea alcalde el del partido ganador, el PP, lo que demuestra que los de Génova tienen que ganar por mayorías absolutas, porque no tienen socios naturales. Por otra parte, UPyD tiene en su mano la llave de la coherencia, para poder llegar a las elecciones generales del próximo año con el crédito conseguido el 22-M, sin gastar. Alcaldes que han hecho de la política una profesión de la que no quieren jubilarse nunca, es decir, intentan ostentar el cargo con carácter vitalicio.


27
May 11

Ganaron las encuestas

Las encuestas han ganado esta vez las elecciones en la Comunidad de Madrid, y lo han hecho por mayoría absoluta, dada la coincidencia general en lo fundamental de los resultados. Por lo tanto, las empresas demoscópicas gobernarán el mercado de los sondeos sobre intención de voto y los políticos no volverán a decir aquello de que son únicamente «una fotografía del presente». El Partido Popular ha ganado en la Asamblea regional y en 174 de 179 municipios de la Comunidad, en la mayoría con un resultado que le permite gobernar por sí solo, incluido el Ayuntamiento de Madrid. El PSM se ha dado el mayor trompazo de su historia. Tomás Gómez ha conseguido la mitad de escaños que Esperanza Aguirre, y ha perdido en feudos tradicionales socialistas como Getafe, Alcorcón, Aranjuez o Collado Villalba.

Izquierda Unida mantiene el tipo, incluso sube, y la gran novedad es la irrupción del UP y D en el panorama político madrileño, con representación en la Asamblea, en el Ayuntamiento de Madrid y en otros en los que puede ser llave de gobierno. Por eso se convierte en el claro objeto del deseo o en las siglas que envenenan los sueños de la gobernabilidad. El PP confía en que el partido de Rosa Díez cumpla con su compromiso de permitir que gobierne la lista más votada, mientras que el PSM, por boca de derrotado Gómez, quiere que UP y D les saque las castañas del fuego impidiendo, allí donde pueda, gobiernos de derechas.

Tomás Gómez está más preocupado por la mano que los «upeidianos» puedan echarle al PP, que por un ejercicio de autocrítica, de reflexión, de saber qué ha ocurrido para haber superado a la baja el ya paupérrimo listón que dejó casi por los suelos Rafael Simancas.


23
May 11

Nerviosismo pre-electoral

Esta última semana de campaña electoral ha desatado mucho nerviosismo y desconfianza, sobre todo en las filas socialistas, que ven como no sólo las encuestas les ponen al borde del abismo, sino que en la calle, en esas calles de Vallecas que un día fueron feudo tradicional del socialismo, se abuchea al vicepresidente primero del gobierno y futuro líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el transcurso de un mitin celebrado el pasado lunes, en el mismo escenario donde Juan Barranco, ex alcalde, hombre por lo común muy templado, político de amplia experiencia, dijo que «no hay nada más tonto que un trabajador de derechas», y es preciso recordar a Barranco que el barrio de su infancia y el barrio en el que nació este cronista, Vallecas, votó en 2007 mayoritariamente a la derecha, y mis paisanos, y los de Barranco, no tienen nada de tontos.

A todo esto, Tomás Gómez dice que si llega a ser presidente de la Comunidad, va  a hacer que sus consejeros lleven a sus hijos a la enseñanza pública, a la sanidad pública, a todo lo público, y dijo que lo contrario es como si el dueño del restaurante donde va a uno a comer, se va a comer al bar de enfrente. Lo que pasa en que aquí no se trata de establecer competencias entre servicios públicos y privados, sino de hacerlos compatibles en un estado de libertades y dejar libertad a los consejeros para que elijan para sus hijos, o para ellos, el servicio que más confianza les merezca. Eso sí, implícitamente Gómez reconoce el buen momento por el que atraviesan los servicios públicos en la Comunidad de Madrid. Por cierto, cuando a Tomás Gómez le preguntan qué pasará el domingo, responde: «No me queda más remedio que ganar».


13
May 11

Talantes diferentes

Los debates sin debate, hechos por imperativo legal o de costumbres, no despiertan el interés de los electores. Lo vimos el pasado domingo en Telemadrid con los tres candidatos a la Comunidad de Madrid. Un debate demasiado ortopédico, estructurado y cronometrado. ¿A quién le podía beneficiar un debate televisivo un domingo por la noche, víspera de madrugón de lunes y coincidiendo con los resúmenes deportivos de la jornada? ¿A quién le podía satisfacer que ese debate apenas rebasara un 6 de la audiencia? Se supone, que a quien cree tener el gasto hecho, el trabajo concluido y no necesita dar cancha y audiencia al enemigo.

El debate del lunes entre los candidatos al Ayuntamiento de la capital tampoco fue un debate, pero sí algo que ha sentado un precedente: fue como un pacto por Madrid, porque por encima de las lógicas diferencias ideológicas, estaba el deseo común e inequívoco de trabajar por esta ciudad para mejorarla en lo estructural y en lo social, por modernizarla y al mismo tiempo dinamizarla creando empleo. Este fue el quid de la cuestión, la voluntad de Gallardón de crear 150.000 puestos de trabajo. Debate de guante blanco donde, al menos, pudimos comprobar que no todo está perdido en campaña electoral, que es posible intercambiar puntos de vista de forma respetuosa, lo que sin duda constituye un ejemplo gratificante para el ciudadano, tan acostumbrado a la política cutre y barriobajera, al insulto y la descalificación del contrario, a la mala uva. Por cierto, mientras por un lado la campaña se desarrolla entre caballeros, en otros, la crispación hace que muchas de las declaraciones acaben en el juzgado. Esto se está pareciendo a los programas del corazón: querellas de unos contra otros hasta colapsar de los juzgados.


29
Abr 11

Calvario de Pascua

Menos mal que los más perjudicados por los sondeos prefieren no creer en las encuestas, porque si no, a más de uno le iba a entrar una depresión post vacacional de caballo. Que tampoco se fíen los más favorecidos, porque al fin y al cabo los estudios demoscópicos son una fotografía de la actualidad y no una foto- impresión del futuro.

Tras las vacaciones húmedas de la Semana Santa, algunos se han encontrado con el calvario de pascua de las encuestas, y tienen que cargar con la cruz de la opinión pública y tratar de llevarla con dignidad y sin caerse muchas veces. El pasado lunes, dos periódicos, La Razón y El Mundo, azotaban algunas ilusiones con encuestas de origen distinto, pero curiosamente coincidentes en los resultados. Ambas dan al PP de Esperanza Aguirre el 55,1 por ciento de los votos en la Asamblea de Madrid, y al PSOE el 28 y unas décimas. No es fácil que dos sondeos distintos den idénticos resultados.

Lo más preocupante para Tomás Gómez y los suyos debe ser el hecho de que haya esta coincidencia y que ambas encuestas presuman que los socialistas conseguirían los peores resultados de su historia en la Comunidad madrileña. Los pronósticos están para romperlos, pero contra más alejadas están entre unos y otros las expectativas de voto, más difícil es dinamitarlos. Gómez se muestra optimista, pero la procesión va por dentro camino del calvario. Aún queda tiempo para enderezar el rumbo. Una cosa es la buena cara que se le pueda poner al mal tiempo, y otra lo abrigado que se vaya por dentro. En el PSM deben ser conscientes de que algo tienen que cambiar para no precipitarse al vacío.


08
Abr 11

Malo para Madrid

Rodríguez Zapatero no volverá a ser candidato, y sea cual fuere su sucesor, estoy seguro de que nunca va haber un presidente de Gobierno tan malo para Madrid como lo ha sido ZP, enemigo público número uno de los intereses colectivos de una Comunidad que ha pagado con su indiferencia y desprecio el hecho de haber votado mayoritariamente al Partido Popular. ZP ha sido malo para Madrid, porque le ha negado el pan y la sal de las inversiones públicas, y además ha puesto todos los impedimentos del mundo para que el gobierno regional no hiciera lo que había dejado de hacer el central, como es el caso de una carretera radial alternativa a la A-6. Zapatero dejará la Moncloa sin haber desdoblado la A-1, sin haber abordado el capítulo de financiación de la Ley de Capitalidad, sin haber permitido al Ayuntamiento de la capital refinanciar su deuda, sin haber cedido a la Comunidad las competencias de la red de Cercanías, sin haber cumplido los compromisos adquiridos con Esperanza Aguirre.

Pero ZP se marcha contando mentiras. Dice que está por la celebración de primarias en su partido, que no es partidario de nombrar digitalmente a los candidatos. Y miente, o quizá no recuerda que intentó evitar las primarias en Madrid. Que se lo pregunten a Tomás Gómez, a quien llamó a capítulo a Moncloa para persuadirle, para ordenarle, que diera un paso atrás, que se retirara y dejara el camino expedito para su elegida a dedo, Trinidad Jiménez. Gracias a que Gómez no dio marcha atrás, ZP no se salió con la suya de que no hubiera primarias en Madrid. Y ahora nos quiere convencer de lo contrario, y lo hace sonriendo y sin mover una ceja, como si fuera verdad lo que dice.