El secretario general del PSM, y ahora portavoz de los suyos en la Asamblea de Madrid, Tomás Gómez, se estrenó el mismo día que lo hicieron los 129 parlamentarios de la IX Legislatura. Antes de sus primeras palabras, el presidente de la sesión constitutiva, Luis de Velasco (UPyD), el de mayor edad acompañado de los dos más jóvenes, uno del PP y otro del PSM, había leído el nombre de todos los elegidos el 22 de mayo antes de que depositasen su voto para elegir los nuevos miembros de la Mesa de la Cámara regional. El líder del PSM, que dejó el «invictus» en los cárteles del pasado electoral, temía que sus planes se truncaban, por lo menos en cuanto a su capacidad de dar salidas decentes, así llaman ellos a esto de la colocación, a sus personas de confianza.
José Ignacio Echeverría (PP) salió elegido presidente de la Cámara regional; Juan Barranco (PSM), Cristina Cifuentes (PP) y Antero Ruiz (IU) son ya los nuevos vicepresidentes. Y Carlos González (PP), Jacobo Beltrán (PP) y Enrique Normand (UPyD), los secretarios de este órgano que se dedica a ordenar las peticiones e iniciativas parlamentarias.
Los planes de Tomás Gómez de situar a Matilde Fernández en la Mesa de la Cámara se truncaron porque todos menos el PSM se mostraron de acuerdo en que estuviesen representados todos los grupos parlamentarios. Al considerarse maltratado por todos, Tomás anunció cuando el reparto de cargos ya había concluido, que llevará este asunto al Tribunal Constitucional. Los demás partidos reaccionaron a esta reacción de Gómez pasando de él descaradamente. El portavoz de IU, Gregorio Gordo, recordó que un acuerdo de socialistas y populares dejó a su formación, en la pasada Legislatura, sin un senador y se lo quedó el PSM. El más educado, Luis de Velasco, dijo que Tomás está en su derecho de decir lo que le convenga en cada momento. El líder socialista arremetió contra UPyD por pactar con la derecha y contra el PP por colocar al frente de la Portavocía a Iñigo Henríquez de Luna, imputado en un caso de golferío hasta la misma mañana del pleno parlamentario. Ya está libre de toda sospecha el que fuera edil de Aguirre en el Ayuntamiento de Gallardón, pero a Tomás le trae sin cuidado. Se va al Constitucional y se niega a que su realidad difiera de la realidad. Sus cosas empiezan a interesar poco a los que quieren cambiar las cosas de la política y de la vida.