La Asamblea de Madrid es desde mayo, fecha de las últimas elecciones autonómicas, un Parlamento nuevo, en el que el bipartidismo suma 75 escaños (48 del PSOE y 37 del PP), muchos menos que hace cuatro año, y 44 los nuevos (27 de Podemos y 17 de Ciudadanos). Casi todo es nuevo en Vallecas, menos las reglas de juego en la Cámara regional. El Reglamento data de 1997 y desde entonces han pasado muchas cosas, entre ellas, que el PP ha gobernado como le ha parecido demasiados años, sin temor a nadie porque sus mayorías absolutas se convirtieron en látigos y sus políticas en un constante dolor de cabeza en tantos madrileños como perjudicados por la crisis que sigue manteniendo cerca de medio millón de desempleados. Ahora, meses después de entrar en funcionamiento el nuevo Parlamento autonómico, parece ser que la reforma del Reglamento está por fin en marcha. Nos enteramos de algunas de las medidas por el portavoz socialista, Ángel Gabilondo, quien considera que los diputados vagos tienen que ser sancionados para no dar sensación de Asamblea balneario, que tiene que ser más fácil crear una comisión de investigación y que no pueden ser que la transparencia y agilidad sean sólo palabras escritas. No parece ser algo urgente que las reglas de juego se adapten a los nuevos tiempos y no parece escandalizar a nadie que las reglas sean las aprobadas en la etapa de Alberto Ruiz-Gallardón. Será porque los parlamentarios tienen en su lista de preferencias otras que no son modernizar las normas que regulan su actividad.