El 20-N en la Asamblea

El 20 de noviembre de hace 40 años murió en su cama el dictador Francisco Franco, quien si levantara la cabeza notaría que el vicio de la corrupción sigue estando presente en la clase política tras 40 años de democracia. La dictadura se fue pero quedan cuestiones pendientes todavía sin resolver y que en la transición no se abordaron convenientemente porque no se pudo, no se quiso o qué sabe nadie. Franco dejo de existir pero quedaron escondidas reivindicaciones referidas a la memoria histórica que ahora florecen porque es imposible borrar el olvido de lo vivido por todos los que sufrieron el franquismo asesino en el que la libertad y los derechos humanos eran los grandes ausentes. Todos aquellos españoles que siguen sin poder enterrar a sus familiares asesinados y tirados en las cunetas o tapias de cualquier paraje, no pueden hacerlo porque no saben en qué lugar fueron ejecutados. Ahora, 40 años después de la muerte de Franco, el expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González y el que fuera consejero de Vivienda cuando se vendieron 3.000 viviendas pública a un ‘fondo buitre’ por un precio irrisorio, Pablo Cavero, comparecerán en la comisión que investiga la corrupción política durante los últimos ocho años. Este 20 de noviembre será festejado por algunos nostálgicos del pasado de tinieblas y amantes del odio al diferente. También será recordado por algunos que esperan, como mi amigo Emilio, poder exhumar a su abuelo para llorar ante sus restos lo que el lacrimal ha contenido durante demasiado tiempo. Ese mismo día en el Parlamento de Vallecas se hablará de corrupción, herencia de un sistema que era totalmente corrupto, además de indecente, inmoral y criminal.

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