IU ha significado para muchos un reencuentro con la izquierda y una posibilidad de ser y estar sin demasiadas renuncias. De pronto, las diferencias que han estado latentes durante muchos años se colocan en un lugar destacado y se esconden las coincidencias. No se sabe si fue casualidad o causalidad, pero todo esto coincide con el ascenso de Podemos, que provoca pesadillas en los partidos más afectados por el crecimiento electoral que pronostican los que hacen encuestas no se sabe muy bien si para sondear nuestro estado de ánimo o para dirigirlo en algún sentido. IU-Madrid se resiente porque las ambiciones de unos son tan desmedidas que olvidan que han formado parte de la misma coalición que los señalados como apestados por los golferíos en Caja Madrid, mientras los otros se parapetan en sus propias miserias al verse sorprendidos y señalados como cómplices de lo que siempre se ha hecho y ahora está mal visto. Eddy Sánchez dimitió de jefe regional después de las primarias ganadas por Tania Sánchez y Mauricio Valiente. Desde entonces nada ha sido igual. Se acercan las elecciones y todos en IU están pendientes de los movimientos de los enemigos caseros porque el futuro de esta organización depende de lo que digan los madrileños en las urnas, que para algunos son recipientes sagrados para repartir el vino que se ha de consagrar en la misa de la democracia. Algunos en IU están convencidos de que la sangre que pierde IU se irá al cáliz-urna de Podemos y otros dicen que Dios nos pille confesados.
