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Revitaliza cuerpo y mente

Hace semanas a través del Facebook un amigo me daba a conocer un video muy interesante para levantar la moral de la tropa en los tiempos que corren -o caminan, según el barrio-. Hace referencia al discurso que Steve Jobs, fundador y CEO de Apple (casiná palcuerpo, Omaita), ofreció a los alumnos de la Universidad de Stanford con motivo de los actos que conmemoraban la apertura del curso académico de 2005. En apenas 14 minutos, Jobs repasa su biografía abordando aquellos aspectos personales y profesionales de su vida que le sirvieron para moldear su personalidad y llegar hasta donde lo ha hecho, ahí es nada. Rescato su afán de superación, su pasión por su trabajo y sus ganas de vivir intensamente cada día de su vida. Cada uno sacaremos nuestras conclusiones, pero es impepinable que algunas de las reflexiones que vierte el genio de la manzana en este discurso, podrían hacernos las veces de GPS con el que evitar que nos desviemos en exceso del camino que cada uno de nostros hemos decidido recorrer, fieles a esas hojas de ruta que nos vamos marcando a nuestro antojo (Bueno, y al del euribor, el ipc, el paro, la leche o los huevos… No podemos olvidarnos nunca de los huevos; siempre habrá alguien con incontinencia táctil dispuesto a cortarnos la mayonesa).

Espero vuestras opiniones (ya sabéis, pincháis allí donde dice «Comentarios» al final del post y listo, como las sopinstant).

Cita postuaria: «Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición. Ellos ya saben de algún modo en qué quieres convertirte realmente. Todo lo demás es secundario.» (Steve Jobs, discurso de graduación de Stanford, 2005)

En pie: tiene la palabra Eugenio

Veo en el blog de Andreu Buenafuente una entrada en recuerdo del mítico humorista Eugenio. Cuando no había más televisión que La1 y La2, él era uno de los responsables de colocar algo de humor en nuestros hogares. A continuación os dejo uno de sus tantos shows para deleite de aquellos que gocen de amplitud de miras y sofisticación limitada.

Cita postuaria: «La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar» (Nietzsche)

Por fin, "Yes we can"

Ahora hay que ver hasta cuando durará ese sueño…

Cita postuaria: «El camino a recorrer será largo. Nuestro trayecto será empinado. Puede que no lleguemos ahí en un año o en un período, pero, Estados Unidos… nunca he estado más esperanzado que en esta noche de que llegaremos a nuestra meta. Les prometo que como un pueblo llegaremos». (Barack Obama, 05-11-08)

Con "humor" todo entra mejor

Este video que os adjunto, del que me he vuelto a acordar gracias al blog «Cosas que Pasan», es uno de esos ejemplos evidentes en que queda de manifisto que aportar una dosis de humor a las situaciones cotidianas, ayuda a digerir mejor el día a día. Seguro que muchos de vosotros ya habréis tenido la oportunidad de visionarlo vía email, blogs o el pasado viernes en Cuatro, como parte de un reportaje sobre la puñetera crisis. Al margen de su contenido didáctico, que lo tiene y mucho, merece la pena por saber tratar con tanta habilidad un tema tan espinoso y coñazo a partes iguales.

Cita postuaria: «En tiempos de crisis la imaginación es más efectiva que el intelecto». (Albert Einstein)

Mi abuelo, la sala de fiestas "El Caimán" y Errol Flynn

Muchos de los que me conocéis, habréis tenido que soportar a menudo alguna de mis sesiones «remember» al más puro estilo cuentacuentos. Se me ocurren muchas anécdotas de mi familia con las que os he podido mortificar (mi pasado cubano-español, mi familia emigrante, el paso de la opulencia a la modestia, etc…) pero existen algunas de ellas especialmente curiosas. Como por ejemplo, la relación entre mi abuelo paterno, José Romero Rodríguez, y los inicios de las primeras salas de fiestas que hubo en Palma. Precisamente, una de las imágenes que os adjunto corresponde a un artículo del periódico Ultima Hora que trata sobre la inauguración de «El Caimán», la sala de fiestas del antiguo Hotel Bristol, y cuyo director-gerente fue mi abuelo (pinchad sobre la imagen para ampliar y leer la noticia).

Para los incrédulos -aunque os tengo calados, prefiero no citar vuestros nombres porque no riman con lo que viene seguido- he adjuntado dos imágenes especiales que pertenecen a mi abuela Antonia Sastre, y que de buen agrado nos cedió días atrás para que las «escaneáramos» -palabra que interpretó como un exabrupto hasta que se la maticé-. En una de ellas se aprecia al actor Errol Flynn (famoso por sus interpretaciones como espadachín en la década de los 50 y 60) acompañado de una joven, durante una de sus conocidas estancias en la Isla. El actor era un asiduo de los locales de moda que existían por aquella época en la Plaza Gomila, y entre sus más íntimas amistades se encontraba mi abuelo José, conocido como Pep Romero. En la imagen central, encontraréis el dibujo a lápiz que realizó el mismo Errol Flynn en la cara posterior de su propia fotografía. Posteriormente, se la regalaría a su amigo Pep.

Cita postuaria: «Nunca olvido una cara, pero haré una excepción en su caso» (Groucho Marx).

Al rojo vivo


Os dejo una imagen para comentaros una curiosa cuestión de «estilismo político». Hace años, durante la campaña a las segundas elecciones presidenciales de el bueno de Bush -los guionistas así lo creen-, leía una información sobre el tipo de indumentaria que llevaban los candidatos políticos. «Todo lo que llevan puesto -color de traje, camisa, corbata, pin nacionalista…- está estudiado», decía. Entre las cosas que me llamó la atención fue el supuesto valor y signifado que tenían los colores. En concreto, comentaban el color rojo/granante de la corbatas. «En un momento en el que se valora la energía y la determinación del discurso, un color vivo como el rojo sirve para transmitir esos valores», y se quedó tan pancho el/la especialista en asesoramiento de imagen. Y yo que pensaba que el «rojo» básicamente nos ayudaba a delatar un exceso etílico…

Hoy he visto las imágenes del primer debate televisado entre Obama y McCain y me he acordado de aquella información, que en su día me sorprendió. En la foto que acompaña este texto aparecen los dos candidatos con corbatas entre rojas y granates. Será cuestión de transmisión de valores o de puro estilismo. Ahí lo dejo.

Espero vuestros comentarios aportando algo de luz…

Del "Yes we can" al "I have a dream"

Hace unas madrugadas tuve el placer, o la demencia transitoria, de ponerme ante el televisor a tragarme enterito el discurso de Barack Obama en la Convención Demócrata de Denver. Sin entrar de golpe en los pormenores de su contenido, no creo que me equivoque si digo que estamos ante uno de los mejores oradores de la historia reciente. Siempre me ha atraído el poder de seducción de la oratoria, y recientemente he dedicado parte de mi tiempo libre a leer mucho sobre la materia. Sin ser ni de lejos un especialista, el discurso que pronunció el afroamericano más popular del momento fue una lección magistral. Con él consiguió algo extraordinario, más aún cuando se trata de un político: conectar con el público y que éste se identificara, de forma cómplice diría yo, con él.

De todo lo mucho y brillante que contiene su intervención, os recomiendo el fragmento en el que obama se refiere a «sus ídolos» (del minuto 10 en adelante). Utilizando comparaciones más cotidianas, consiguió explicar sus propuestas a partir de casos reales muy concretos que le sucedieron a lo largo de su vida. El derecho a un trabajo digno y reconocido por encima de diferencias de sexo, raciales, etc., la aplicación de la atención sanitaria universal para todos los norteamericanos o las mismas oportunidades educativas para todos, fueron algunos de sus golpes maestros. Si su compromiso no llega a flaquear cuando ocupe la poltrona presidencial -si el destino, la salud, la suerte, la CIA, los lobbies de poder, la Asociación del Rifle, el KKK, el huracán Gustav… tienen a bien permitirlo- tal vez provoque un vuelco a la primera potencia mundial, y por derivación al resto de mortales menos «potentes».

¿No os resulta paradójico que la línea argumental de un aspirante a la presidencia de La Casa Blanca, que está rompiendo moldes en pleno siglo XXI, no sea otra que la de garantizar los derechos básicos de sus paisanos, cuando éstos, a estas alturas de la película, se encuentran ámpliamente cubiertos en la mayoría de países occidentales? El alumno aventajado copiando al repetidor de curso en el examen final… No logro encontrarle ningún sentido.

Revisando el discurso, otro de los momentos álgidos de la noche apareció en escena cuando abordó el tema de la economía. Con una crisis acuciante, en la que según los expertos -vuelvo a desmarcarme de ese grupo- ha tenido un gran peso lo que ha sucedido en EE.UU, Obama no se anduvo con medias tintas. «El éxito de nuestra economía no se mide por la cantidad de billonarios que tenemos ni por los ingresos de las grandes empresas, sino por cuánta gente puede acceder a un puesto de trabajo con el que pagar sus hipotecas y poder ahorrar para darle a sus hijos un educación universitaria», dijo sin dar la sensación de que estuviera mirando en todas direcciones buscando algún «laser». Los lobbies empresariales más poderosos de norteamérica ya han hecho acopio de «katanas» -eso sí, made in China- para todos sus ejecutivos, vislumbrando un posible triunfo demócrata.»Cerrado por reforma» no entra en sus cálculos y habrá que estar atentos a sus movimientos.

A mi juicio, Barack Obama ha dado un paso decidido hacia el cambio. Leo infinidad de informaciones sobre su campaña y no dejo de sorprenderme. ¿Os imagináis a nuestros políticos concentrando a más de ochenta mil personas en un estadio, sin repartir tickets para el «bocata» o tirar de la plantilla del «inserso» en la reserva? Yo no. Otro dato inverosímil: 38 millones de estadounidenses vieron en directo por televisión el acto. Ni la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos congregó a tanto «yankee» ante la pequeña pantalla. Es evidente que estamos ante un fenómeno de masas extraordinario. Conseguir que la gente -intelectuales, gente de clase baja, media o incluso alta- vuelva a tener esperanzas en lo que pueda surgir de la política es un fenómeno extravagante, al alcance de muy pocas mentes lúcidas. Hablo con gente que dejó de votar tras su primera experiencia electoral, y cuando sale Obama en televisión levantan el dedo de su mando a distancia. Es más, le escuchan con atención y eso si que es un «cambio».

Para finalizar con esta tortura, aprovecho para deciros que, si lo deseáis, podéis colaborar con «Hache se escribe con Hache» incorporando textos, enlaces o sugerencias sobre este apasionante final de campaña. Estoy abierto a vuestras propuestas. Seguiré atento a lo que vaya sucediendo al respecto.

Cita del post: «No temáis, ya lo harán otros en vuestro lugar» (Anónimo).