Una historia familiar

Resulta sorprendente cómo a veces alguien extraño puede lograr explicar tus sentimientos mucho mejor que uno mismo. Eso es precisamente lo que me acaba de ocurrir con este magnífico reportaje de Informe Robinson sobre el ciclista Markel Irizar y el relato de su experiencia con el cáncer. Desde el momento de la comunicación del diagnóstico, la crudeza del tratamiento o los primeros progresos en su día a día, he sentido como si me estuviera observando extrasensorialmente, expresándome a través de sus labios [*]. Cómo olvidar que yo también hice de Lance Armstrong, y de su autobiografía ‘Mi vuelta a la vida‘,  todo un referente como paciente.

Mi recomendación: dedícate los siguientes 20 minutos de optimismo y superación. Después de una larga noche, siempre sale el Sol.

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[*] Esta es la razón por la que me identifico con la historia de Markel Irizar.

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2 Respuestas para “Una historia familiar”

  1. Harukidelamanxa 1 febrero, 2013 a las 21:15 #

    Un placer de relato, un ejemplo de motivación.
    Para que luego digan que tocarse los huevos no vale para nada…

  2. H_Romero 1 febrero, 2013 a las 22:20 #

    Jajaja qué grande maestro manchego. Palpar es un buen verbo.