2014, el año de la hiena

Si habláramos del calendario chino, 2014 se me antoja el año de la hiena, porque es fundamentalmente político, con elecciones europeas y año preelectoral local y autonómico, ya que en 2015 toca renovar ayuntamientos y comunidades, y en Madrid, como siempre, se va a librar la madre de todas las batallas, dado que el dicho popular asegura que el camino hacia la Moncloa parte de Madrid.
En 2014 vamos a vivir con intensidad la política por dentro y por fuera. Por dentro, porque se presumen guerras intestinas para posicionarse en las listas, pero sobre todo, para ser candidatos; por fuera, porque todo se va politizar con ánimo interesado, en las instituciones y en la calle, donde los agentes sociales, es decir, los sindicatos, van a intensificar su oposición a los gobiernos del PP, y para afirmar esto no hace falta ser muy listo. Eso hace que los políticos se rebullan, se alteren y se manifiesten tal como son, actitud que no siempre es pausible. Vamos a vivir un año intenso en este sentido, donde esas elecciones europeas, a las que generalmente se les concede escasa importancia, pueden convertirse ahora en el termómetro que mida la temperatura de los partidos: la del PP, por ejemplo, para saber si los grados que marca están por debajo de los de hace un año; la del PSOE, para confirmar si todavía está más baja. En fin, que nos aguarda un año apasionante donde esperemos que las pasiones no se desaten hasta el punto de desbordarse y anegar muchas expectativas. Lo menos que podemos pedir a 2014 es que sea un año comprensivo y generoso en el orden personal y colectivo, que sea un año para el buen recuerdo de los más necesitados de buenas noticias, aunque en el ámbito político sea el año de la hiena.

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