La Sanidad pública madrileña es la mejor de España, y de Europa. Pero siempre ha tenido, y sigue teniendo, una asignatura pendiente: el colapso en las urgencias hospitalarias, fruto de varios factores: la eficacia y calidad de este servicio; quizá por ello, la tendencia del paciente a utilizarlas de forma arbitraria, y la facilidad con la que se derivan enfermos desde los centros de atención primaria. El consejero de Sanidad, Jesús Sánchez Martos, era cocinero de la medicina antes de ser fraile de la política, y por eso conoce los problemas, los diagnostica y prescribe un tratamiento, con el ánimo de paliar primero y solucionar después los achaques que tiene el sistema. Todos los años, por estas fechas, las urgencias hospitalarias soportan su mayor saturación. La culpa de la elevada actividad, la tiene la gripe, su amplia incidencia en la población y el nivel de alerta que despierta en algunas personas, sobre todo niños y ancianos. El consejero recomienda que cuando se tengan síntomas de sufrir esta enfermedad, no se acuda a los hospitales, sino a las urgencias de los centros de atención primaria, los ambulatorios, y para ello ha reforzado los servicios de éstos, que en muchos casos permanecerán activos las 24 horas del día. Esa es la clave para descongestionar las urgencias hospitalarias: que se encuentre respuesta en los ambulatorios, no sólo en época de gripes, sino siempre. De esta forma se podrán atender muchos casos que, de otra manera, seguirían colapsando los hospitales, una solución llamada: «Urgencias de proximidad».