Los expertos dicen que 2013 es el año en el que la crisis económica ha tocado fondo. Y esto es una buena noticia, quizá la mejor noticia para la Comunidad de Madrid, porque se aprecia un repunte en la economía, una esperanza en las listas de desempleo y una ilusión en el ligero incremento que se ha producido en el consumo. Las cuentas de la región son buenas y hay superávit en las de algunos ayuntamientos, entre ellos el de la capital.
Pero este 2013, año de mal agüero, ha sido muy canalla para Madrid. Hasta el último trimestre las listas de parados no fueron buenas; el consumo ha ido mal durante los primeros diez meses del año y la conflictividad social en la calle ha hecho que el turismo se retrajera hasta después del verano.
Del frenesí sindical traducido en huelgas, manifestaciones, acampadas y otras protestas callejeras, más o menos violentas, se ha resentido el comercio y la actividad turística en general.
Pero en este año canalla nuestra Comunidad ha sufrido dos serios reveses, dos zarpazos duros con efectos colaterales negativos en la economía, el turismo, la inversión y el ánimo colectivo. Por un lado, a la capital le negaron la organización de los Juegos Olímpicos 2020 contra todo pronóstico lógico, aunque sabiendo como se mueven los «atletas» de los despachos olímpicos, los más optimistas deberíamos haber sido un poco más realistas.
El otro guantazo de este 2013 que ahora despedimos a la Comunidad de Madrid fue el frustrado proyecto de Eurovegas, localizado el moratón del impacto en Alcorcón, pero con derrame extendido a prácticamente todo el territorio regional. Adiós, año canalla.
