Nerviosismo pre-electoral

Esta última semana de campaña electoral ha desatado mucho nerviosismo y desconfianza, sobre todo en las filas socialistas, que ven como no sólo las encuestas les ponen al borde del abismo, sino que en la calle, en esas calles de Vallecas que un día fueron feudo tradicional del socialismo, se abuchea al vicepresidente primero del gobierno y futuro líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el transcurso de un mitin celebrado el pasado lunes, en el mismo escenario donde Juan Barranco, ex alcalde, hombre por lo común muy templado, político de amplia experiencia, dijo que «no hay nada más tonto que un trabajador de derechas», y es preciso recordar a Barranco que el barrio de su infancia y el barrio en el que nació este cronista, Vallecas, votó en 2007 mayoritariamente a la derecha, y mis paisanos, y los de Barranco, no tienen nada de tontos.

A todo esto, Tomás Gómez dice que si llega a ser presidente de la Comunidad, va  a hacer que sus consejeros lleven a sus hijos a la enseñanza pública, a la sanidad pública, a todo lo público, y dijo que lo contrario es como si el dueño del restaurante donde va a uno a comer, se va a comer al bar de enfrente. Lo que pasa en que aquí no se trata de establecer competencias entre servicios públicos y privados, sino de hacerlos compatibles en un estado de libertades y dejar libertad a los consejeros para que elijan para sus hijos, o para ellos, el servicio que más confianza les merezca. Eso sí, implícitamente Gómez reconoce el buen momento por el que atraviesan los servicios públicos en la Comunidad de Madrid. Por cierto, cuando a Tomás Gómez le preguntan qué pasará el domingo, responde: «No me queda más remedio que ganar».

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