Ya hay estudios que empiezan a hacernos la “pascua” antes de que llegue la Navidad. Según los sesudos analistas, cada madrileño destinará una media demás 700 euros a gastos navideños, 400 de ellos en regalos. Aquí se computa lo que en este menester se pueda gastar el señor Botín o Cristiano Ronaldo y lo que pueda derrochar un parado o un chabolista sin acomodo en los sondeos. La media es de 720 euros por persona, bien digo, por persona y no por familia, lo que significa que en un hogar con cuatro miembros, aunque estén todos parados y uno de ellos cobre una pensión de miseria, se van a gastar 2.880 euros, cantidad media que parece desproporcionada para la situación económica que sufre este país. No perdamos de vista la posibilidad de que se incluyan entre los regalos navideños, los guantes que se pueda comprar en los “chinos” el mendigo, de turno para que no se le queden las manos heladas de tanto extenderlas intentando alcanzar la caridad del transeúnte; la inevitable pastilla de turrón o las botas de mercadillo para protegerse de la escarcha del invierno madrileño. Esto de sacar la media de las cosas tiene la parte curiosa, pero no es indicativo de la situación real tan severa que nos hace difícil creer que cada madrileño, cada uno de los 6.500.000 habitantes de esta Comunidad, se gaste más de 700 euros en Navidad. Claro que una cosa es lo que nos dicen que tenemos que gastar y otra que tengamos para gastárnoslo.
POSDATA. Me llama la delegada municipal de las Artes, Alicia Moreno, para aclararme que los gastos de alumbrado navideño y el diseño de los ornamentos, no es de su competencia, sino de la de su compañera de Obras, Paz González. Escrito queda.