Los editoriales en tela de juicio
«Un modelo clásico de editorial sería aquel en que se dieran argumentos a favor y en contra de algo para, tras ser sopesados, conducir a una conclusión, que es la que hace suya el periódico. Es un modelo que recuerda el de las sentencias judiciales. Su eficacia depende de la limpieza y objetividad con que se presentan los argumentos contrarios a la tesis que se defiende. El puro sarcasmo, la caricatura de lo que se pretende refutar, suele ser señal de debilidad argumentativa».
«[…] el sometimiento al poder, la obsesión por agradar a cualquier precio, la mutilación de la verdad con un pretexto comercial o ideológico, el halago a los peores instintos, el gancho sensacionalista, la vulgaridad tipográfica. Que resumía como «desprecio a los interlocutores».