15
Oct 15

inventar otra economía

TRANQUILITAMENTE

Está claro que la fórmula de que: la gente gaste más, aunque se endeude y no pueda pagarlo, para que ese aumento del consumo traiga un aumento de la producción, y por consiguiente una mayor necesidad de gente que trabaje, ante ese aumento de la demanda, para que se consiga así disminuir el paro, es una de las mayores falacias que ha inventado no se sabe quién pero que ha aplicado todo el mundo, incluidos los bancos, las empresas y los gobiernos, en esa locura del cuanto más endeudado estés, más difícil será que lo acabes pagando.
Si debes mil euros te pueden embargar el coche, la casa y, como te descuides, hasta la mujer y los hijos, porque no tienes capacidad ni de mantenerlos. Pero si debes unos cuantos miles de millones de euros o dólares, entonces te llamas Estados Unidos, Alemania, Francia, Grecia, España o Portugal; o eres un banco de campanillas de esos que son tan grandes que no pueden quebrar.
En realidad, el problema está en que cada vez hace falta menos gente que trabaje y más gente que consuma. A los millones de parados españoles, les han puesto en la calle porque las empresas consiguen lo mismo que antes con ellos: hacerlo ahora con una máquinas que cobran menos que las personas. En realidad son millones las personas que sobran al sistema a la hora de pagarles el salario, pero que se necesitan para que se gasten lo que no tienen en comprar eso que las máquinas fabrican cada vez mejor y más barato. Desearían que desapareciesen para que se acabara de raíz el problema del paro; pero ‘please’ que sigan vivitos y comprando, comprando, comprando


02
Oct 15

el fracaso educativo y los dineros para remediarlo

Tranquilitamente

La OCDE dice que España está fatal en educación, con un abandono temprano en la llamada enseñanza obligatoria del 25%; y eso que es obligatoria: los estudiantes van a rastras por ella, con ganas de quitarse de enmedio en cuanto sea posible; y si no lo hacen es porque les obligan: un tercio de ellos repite curso -un tercio, que se dice pronto- y un cuarto, acaba dos años más tarde de lo que debería. O sea que los profesores se los quitan de encima como sea, con tal de no seguir viéndolos otro año mas.
Lo que no dice la OCDE es que los mayores datos de corrupción se producen con los dineros que se destinan a formación de la gente, y que acaban en los bolsillos de unos y otros, sin que nunca lleguen a servir para enseñarle algo a alguien, con alguna esperanza de que así saldrá por si mismo del hoyo, sin necesidad de convertirse en un ‘nini’ (ni trabajo, ni estudios) para toda la vida.
De la financiación de la educación se han apoderado algunos listillos, que controlan para que todo fluya más bien hacia su propio beneficio. Son gente muy lista, aparentemente preparada para enseñar a otros todo lo que saben, pero que dedican su tiempo, mayormente, a guardar para sí lo que verdaderamente saben hacer mejor que nadie, sin que les queden ganas ni de enseñarlo, no vaya a ser que el atontolinado de tu alumno, aprenda con sobresaliente lo de la mangancia; y te quite; y se ponga él.
La OCDE dice que los profesores españoles están abandonados, se hacen mayores y no tienen actualizadas sus competencias educativas. Por algo será que se queden ahí.


24
Sep 15

el opresor oprimido

Tranquilitamente

Está bien visto indignarse y protestar. ‘Los indignados’ tuvieron mucha afluencia en la Puerta del Sol y allí estalló, como hacía tiempo que no sucedía, la cultura de la indignación. Esta bien visto protestar, salir a la calle, interrumpir el tráfico, gritar esloganes hirientes, cuando hay algo que te indigna. Por lo menos, que se sepa, que no quede la indignación solo dentro de ti, que los demás la compartan sí o sí; porque se supone que si no están indignados por lo tuyo, estarán por lo menos indignados por lo suyo, tanto como para compartir la protesta, hoy por ti, mañana por mi.
Este modo de ver las cosas, en realidad, es la paradoja del opresor oprimido. Como me oprimen los de arriba o los de abajo, yo oprimo a los de abajo o a los de arriba. Así transfiero a los demás el sometimiento y/o la humillación que me llega de otros. Como el de arriba me oprime, yo me libero oprimiendo al que pille más indefenso que yo, para liberar esa tensión y que no sea insoportable. Sarna con gusto no pica, o, por lo menos, pica menos, al repartirla entre los demás.
Como hay tantas cosas de las que indignarse, desde los sueldos bajos que me tocan, frente a los sueldos más altos o incluso demasiado altos de unos y otros, o la falta de trabajo, o los excesivos cortes de circulación que permite la autoridad por esto o por aquello, o lo excesivamente ruidosa que se ha vuelto mi calle cuando se llena de coches o de manifestantes, que me interrumpen la siesta; por todo ello, vivimos indignados y gritando, pero así no se resuelve casi nada. Es divertido gritar, pero nada más.


17
Sep 15

déficit de atención

Tranquilitamente

Más de un gurú está preocupado por el déficit de atención que tiene la gente cada vez más. Eso que le decían las madres a los hijos, cuando hacían alguna trastada:’es que no te fijas’, parece que aumenta, como si la gente quisiera ser adolescente un rato más, y hacer las cosas al tuntún, si fuera posible, durante el resto de su vida.
Una pléyade de sabios se ha puesto a investigar cómo conseguir que la gente se entere mejor de lo que le estás diciendo: políticos, educadores, publicistas, y todos los que le quieren colocar algo suyo a los demás, se enfrentan a que la gente escucha cada vez menos, pasa olímpicamente de lo que le dicen que haga y obligan a multiplicar los mensajes, decir lo mismo mucho más, aunque con distintos tonos y variantes, para que parezca nuevo y atractivo lo de toda la vida: que hagas lo que ellos te dicen que hagas, y, a ser posible, sin rechistar.
Como hay más medios y más instantáneos para que todo el mundo diga constantemente lo que le parezca: facebook, twiter, las redes sociales; y el afán de que se entienda algo de lo tuyo, compite con el afán de los demás porque entiendas algo de lo suyo, no hay ser humano capaz de prestar atención a todo lo que se le viene encima. Y así, unos por otros, se consigue que no te enteres de nada valioso o interesante, porque no puedes encontrarlo entre el mogollón comunicativo. Los pretendidos avances para que lo sepas todo, sirven también para que no te enteres de nada. Parece que fue Reagan quien le dio carrete a este modo de comunicar, pero luego se ha generalizado hasta aburrir a todos y todas.


09
Sep 15

dejarse llevar

Tranquilitamente

La llegada masiva de inmigrantes produce ese desconcierto de no saber si nos llevaremos bien o mal con ellos. Ya es difícil llevarnos bien los que estamos aquí de toda la vida, como pone de manifiesto el incremento de la violencia familiar, o esos tipos locos que entran en un supermercado y se lían a tiros para salir en el telediario, como para no sentir cierta incomodidad ante lo distinto, ante lo nunca visto: que se acerquen a ti personas con las que no sabes si empatizarás, o no.
Una de las actitudes cada vez más demandadas es la adaptabilidad: que caigas bien a los demás, allá donde te toque caer. La gente con capacidad de adaptarse fácilmente a lo que venga, tiene más futuro que aquellos a los que les cuesta más. También es insoportable el que se hace el simpático, venga o no venga a cuento, para caerle bien a todos; y luego ya veremos si lo aprovecha para hacerte la pirula en cuanto te descuides.
En principio todo el mundo quiere convencerte de que lo suyo es bueno, o incluso lo mejor de lo mejor, pero la falta de costumbre de estar unos con otros, con esa lejanía de trato personal, que impone la cultura actual; los cacharritos electrónicos que nos mantienen aparentemente juntos, pero convenientemente separados, o el falso lenguaje impostado de la publicidad por todas partes, diciendo que ellos no quieren engañarte, sino hacerte más feliz si les compras lo suyo. Todo eso genera desconfianza ante lo nuevo.
No queda tiempo para acostumbrarse a lo que se mete en tu vida sin que puedas evitarlo, o facilitarlo. Cada vez estamos más inclinados a dejarnos llevar.


17
Jun 15

Sé feliz con alguien

Vamos a ver

La publicidad de un refresco decía: ‘haz feliz a alguien’ y la cosa consistía en darle de beber ese refresco a cualquiera que te encontraras por la calle. Evidentemente, gracias a esa publicidad lo que se garantizaba era que el más feliz de todos sería el fabricante del refresco, si conseguía vender más con ese eslogan, pero difícilmente lo serían quienes tuvieran que bebérselo, así por las buenas, porque te lo ofrecieran por la calle: a lo mejor no te gustaba nada y pasabas un mal rato.
El mejor eslogan sería: ‘sé feliz con alguien’, no tanto porque te dé un bebedizo, sino porque ese alguien te haga feliz al tenerlo cerca, al convivir con él. La mayor felicidad se alcanza intentando estar a la altura de la persona que amas y comprobando que cada día eso te exige más y más de ti mismo. Que si esa persona no existiera, tú serías más vulgar, más tonto, más aburrido, más lo de siempre, lo que siempre solo fuiste capaz de proponerte a ti mismo, sin contar con alguien que mereciera algo más de ti, y que te sacara de tus entendederas.
En cambio, ese alguien que te hace feliz, consigue de ti que alcances límites insospechados, que nunca habrías sido capaz de plantearte, ni siquiera de soñarlo. O si lo llegaste a soñar, sería como un imposible al que nunca podría alcanzar tu mediocridad. Y entonces te conformarías con que alguien por la calle te diera un bebedizo, aunque te reventara beberte ese bebedizo, pero ¿qué le voy a hacer, si no tengo otra cosa que hacer, o no se me ocurre, o nadie me hace más feliz que el beberme el bebedizo?
Por todas partes hay gente que se empeña en que creas que te hace feliz lo que a él más le conviene colocarte, y te zarandean en la red, en la calle, en la tele o incluso llamándote por teléfono, cada vez con más incitaciones a que hagas esto o lo otro, que te vendrá bien. Y si lo haces, si todo lo que te dicen que te vendrá bien, vas y lo haces, lo normal que te pase es que el hartazgo haga que ya no sepas si te viene bien, mal o regular, eso que te proponen para ser feliz. Y no para ser más feliz cada día, porque eso te llevaría a dejar muchas de las cosas que te ofrecen para dedicarle todo tu tiempo a estar a la altura, cada vez más alta, de la persona que te hace feliz. Cuando la encuentras, te das cuenta de lo poco que valen todos los bebedizos que te ofrecen, por aquí y por allá, como señuelos de la felicidad.


10
Jun 15

sociedad ‘sin’

Vamos a ver

Cada vez hay más cosas ‘sin’ y parece que a la gente le gusta ese modo de vida o no le queda más remedio que soportarlo. Sin alcohol, sin humo, sin compromiso, sin colesterol, sin preocupaciones, sin trabajo, sin renta, sin esperar nada de nadie… ¿sin nada de nada? La vida de panching total, de no hacer nada y dejar que sean algunos los que hagan lo que quieran contigo, tiene su momento, por ejemplo, cuando llegan las vacaciones y te tomas el gin tonic que ponen en el chiringuito de la playa, ‘sin’ preguntar por la marca de la ginebra ni de la tónica, pero ¿podríamos vivir constantemente ‘sin’ hacer nada de nada, cuando nos ahorraran toda la capacidad de decidir? Eso sería como si las máquinas gobernaran nuestra vida en una novela de ciencia ficción, en la que ya no habrá nada que hacer por nosotros mismos, y llegaremos a la total sociedad ‘sin’, cruzados de brazos a verlas venir.
Como ‘El mundo feliz’ de Huxley, pero a tope, porque las máquinas seguro que no se pelearán entre ellas por consumir más o menos, como seres que son de perfecto diseño, al revés de lo que pasa con los humanos, que en cuanto uno despunta, los demás van a por él. ‘¡Abajo el que suba!’ era el grito de un dictador panameño, con la seguridad y el convencimiento de que si alguien empezaba a destacar, una de dos: o acababa con él lo más pronto posible, o llegaría un momento en que no podría controlarlo, perdería el mando y el otro subiría para quitárselo.
Frente al mundo ‘sin’, algún día habrá que pensar en el mundo ‘con’, en sumar más que en restar, en construir más que en destruir, porque las máquinas sólo saben repetir; y repiten muy bien, mucho mejor que los seres humanos pero sin imaginación para cambiar hacia lo nuevo. Quedarse ‘sin’ quita una cosa de aquí y otra de allá, rebaja por este lado y por el otro, por dentro y por fuera; y no añade nada que lo sustituya. El mundo ‘con’ es el mundo de las decisiones que te lleven, pero que tú también las lleves contigo y con los demás, de ir adelante entre todos, de escuchar y entender. De aprender, cada día algo.
Arriba el que suba, y que cuando esté ahí, ayude a subir a todos y todas, no como esos tipos demasiado inclusivos, que piensan de todo sin mancharse, y quieren que sean los demás quienes se encarguen de sacar las cosas adelante, mientras ellos las critican ‘sin’ despeinarse y rajando de todas y todos.


10
Jun 15

aburrimiento general

Vamos a ver

Un tema muy primaveral es el aburrimiento, del que la revista ‘Padres y colegios’ hacía un recorrido muy interesante en el último número. ¿Por qué se aburren los niños, si nosotros no nos aburríamos tanto, cuando éramos pequeños?, ¿qué ha cambiado?. Aburrirse lo definen como ‘no encontrar nada alrededor a lo que prestar atención’. Es muy difícil que los niños se aburran si les dejan a su aire, y no hay como verlos jugar en el parque, para percibir que todo lo que ven o hacen les resulta nuevo, aunque lo repitan constantemente.
Para que lo que ven o hacen les pueda resultar aburrido, sencillamente debe ser un tostonazo de tomo y lomo. Y lo más aburrido de todo son sus padres y/o profesores, que quieren tenerlos entretenidos, que saltan de un tema a otro para llamarles la atención, que buscan constantemente no repetirse, que están ansiosos por la novedad y por transmitirla, en vez de disfrutar con lo ya se ha disfrutado tanto, que se puede repetir una y otra vez, como si fuera nuevo, para seguirlo disfrutando.
Tener en la cabeza como único objetivo hacer lo que sea para no aburrirse, es la enfermedad de muchos mayores, que se aburren soberanamente con lo que les toca hacer cada día y buscan constantemente algo que les distraiga de esa pesadez, de ‘no encontrar nada alrededor a lo que prestar atención’. Y buscarlo con saraos que la oculten. El aburrimiento de papá y mamá se transmite a los demás, cuando plantean tener a todo el mundo constantemente en vilo, de acá para allá, de juguete en juguete y de ‘¡qué diver!’ en ‘¡qué diver’!, de planazo en planazo, cuando a sus hijos, a lo mejor, lo que más les gusta es jugar a la pelota con los amigos y, si fuera posible, con sus hermanos.
El hijo único o la parejita reclaman de sus padres el atiborrarles de cositas, a veces, muy poco interesantes, aburridas por la dificultad de tener que elegir entre: si esto que me ponen delante, me va a hacer disfrutar, o es otro peñazo de papá y mamá; con lo bien que estaba yo jugando a la pelota con mis amigos. Porque tal vez el aburrimiento mayor sea el de estar solo, con papá y mamá atendiendo a sus cosas todo el día, y yo en casa con los videojuegos para aprender a ser mayor y aburrirme como ellos. Con la cantidad de cosas, y de personas, interesantes que existen a tu alrededor y que merecen un trato más detenido, para conocerlas mejor.


04
Jun 15

aprender a conducir(se)

Vamos a ver

Todos sabemos que, detrás del volante de tu coche, estás fundamentalmente tú. Nadie te puede sustituir al ir para acá o para allá. Eres tú el que toma la gran cantidad de decisiones necesarias para llegar a dónde te haga falta, con la suficiente soltura como para hacer algo, después de haberte llevado hasta allí. Que no se agote todo en ir de un lado para otro, de atasco en atasco, sino en llegar frescos y con ganas. Los coches que van sin conductor, de momento sólo existen en prototipo, aunque podrían llegar a funcionar, con lo que llegaríamos mejor a todas partes, si conseguimos que funcionen a nuestra voluntad.
De momento, lo que se puede ver todavía en las calles o carreteras, es ese espectáculo grandioso de que todavía somos bastante civilizados, cuando esa multitud variopinta va cada uno a lo suyo, procurando interferir lo mínimo en la marcha de los otros, intentando que también los demás puedan llegar cada uno a donde tenga que hacerlo. Naturalmente, hay atascos y accidentes, pero son muy pocos en comparación al volumen de las personas que se mueven, que van, y que llegan a donde quieren, sin incordiarse demasiado unos a otros.
A nadie le extraña que para llegar a eso haya que aprender a conducir, ir a la autoescuela. Luego, das los primeros pasos con una L en tu coche, sabiendo tú y los demás, que todavía no sabes conducir bien; y que los demás no se enfaden demasiado si metes la pata. Después, conforme aumenta la experiencia, ya todos vamos como si tal cosa: como si conducir formara parte de nuestra vida desde siempre.
Y vamos de aquí para allá, guiados por una reglas y señales que todos asumimos como necesarias. Lo sorprendente es que eso que sabemos para conducir un coche, no somos tan capaces de proponerlo y adquirirlo para nosotros mismos, para conducirnos directamente a la meta que esperamos alcanzar.
Conducir(se) se complicaba hasta ayer por el exceso de opciones disponibles en las redes y fuera de ellas, no se sabe si buenas o malas, ni si te estaban engañando con un pirulí llamativo, pero, en cualquier caso, excesivas, que te ocupaban demasiado tiempo y saturaban la atención disponible. Tenemos que dar gracias hoy a esa crisis, que nos ha sacudido hasta los tuétanos, porque hemos experimentado todo más cerca de su auténtico valor y hoy conducimos mucho más sueltos, sin tantas cosas inútiles o innecesarias.


04
Jun 15

en qué mejorar

Vamos a ver

Como está todo tan revuelto, la sensación de que no sabes nada forma parte de cada día. ¡Ay aquellos tiempos en los que todo estaba claro! La verdad es que esos tiempos añorados no existieron nunca, siempre ha habido algo de bollo desde Adán y Eva hasta antesdeayer, pero la melancolía distorsiona los recuerdos y se convierte en una palanca para desear volver a un mundo feliz. Particularmente, en estos momentos, hay mucha gente que desea y/o necesita que los demás sean mejores, que mejoren los demás antes que yo, para que tenga un ejemplo a seguir, porque si me pongo yo a mejorar por mi cuenta, a lo mejor me equivoco y no mejoro, sino que voy para atrás.
Por eso cada día hay alguien que te dice en qué hay que mejorar. Se ven muchos así en las campañas electorales entre los candidatos, que no paran de decirte qué es el lo que falta para ser felices en tu pueblo, como si allí hubiera existido, o pudiera llegar, algún momento similar a lo que te proponen. Para conseguirlo hay que hacer esto y lo otro, te dice cada uno; y te lían, porque son propuestas dispares e incluso, opuestas.
En qué mejorar para mejorar, es una de las mayores incógnitas de hoy. ¿Hay que saber idiomas para marcharse corriendo otro sitio y que no se note que no eres de allí? ¿Debes ser menos rígido y más flexible para no chocar, o por lo menos, para chocar más blando con los demás? ¿tienes que saberlo todo por ti mismo o puedes confiar en lo que te digan, sin temor a que te engañen? O te compras un teléfono inteligente, que piense por tí, que te diga dónde estás, y si debes ir a la derecha o a la izquierda. Y tú a seguir las indicaciones sin preocuparte de nada para ser así lo más parecido a completamente feliz, la dulce ignorancia, la tranquilidad de dejarse llevar por lo que te dicen que hagas: compra esto, viaja a tal sitio, usa tal dentrifico, sigue a Pepito o a Juanito que son los que tienen razón.
Parece de lo más sensato que te fijes en la gente que lo pasa bien. Y que no se empeña en decirle a los demás lo que tienen que hacer, sino que lo hace y ya está. Es curioso que en esto de la corrupción muchos quieran que los demás sean los incorruptos y que a ellos les perdonen todo. Se les nota su fragilidad en lo que piensan de los que no piensan como ellos. El ‘dime de qué presumes y te diré de lo que careces’ es lo que le pasa a la gente que no lo pasa bien