Archivo 9 julio, 2011

El sistema financiero (2 de 2)

¿Por qué el sistema financiero nos ha metido en este monumental lío? Primero, por fraude: financieros sin escrúpulos dieron la falsa calificación de máxima solvencia a paquetes de hipotecas basura. Segundo, por un inadecuado sistema de incentivos: los altos directivos cobraban millones aunque sus empresas se hundieran. Tercero, por incumplimiento del deber de supervisión por parte de las autoridades. Y cuarto, por la interconexión total del sistema financiero mundial, que extendió los problemas de un solo país (EE.UU.) por todo el globo.

 Pintada en una sucursal bancaria. Madrid, marzo de 2011.

Hay que atacar las causas una por una. Para dificultar el fraude, los productos financieros complejos se deben, directamente, prohibir. Los bancos comerciales deben dedicarse simplemente a dar servicios a sus cuentacorrientistas (pagar recibos, gestionar cheques, etc. ) y crédito a particulares y empresas. No deben poder titulizar hipotecas ni jugar en bolsa con su autocartera o con acciones de otras empresas (ejemplo del peligro: lo que pasó con Jerôme Kerviel y la Société Générale). Tiene que haber una lista de actividades permitidas, las normales y corrientes para un banco de este tipo, y estar prohibida cualquier otra.

Los bancos de inversión deben estar totalmente separados de los comerciales y tener un tamaño suficientemente pequeño para ser quebrables sin poner en riesgo el sistema. Su rescate por parte de las autoridades financieras debe estar prohibido por ley.

Sólo podrá asegurarse contra la bajada de un activo financiero quien haya adquirido ese activo, y solo podrá asegurarse una vez. Quedarían prohibidos los préstamos de acciones para especular a la baja y los múltiples seguros de impago (Credit Default Swaps, CDS) sobre deuda, especialmente deuda soberana. A este respecto, recomiendo el excelente artículo de Guillermo de la Dehesa en El País Negocios, que también aboga por prohibir los CDS «naked» (literalmente, «desnudos», es decir, que no estén basados en un activo real en posesión del tomador del seguro). Cinco días después de la publicación de esta entrada Xavier Vidal-Folch se manifestaba en el mismo sentido: Que solo puedan asegurarse contra el impago comprando CDS quienes efectivamente posean deudas que deseen asegurar.

Se debe establecer una retribución máxima anual (y digo retribución total, no salario) de los directivos bancarios inferior al medio millón de dólares, un tercio de la cual quedará ingresada en un fondo especial del propio banco. El directivo solo podrá cobrar ese tercio cinco años después de haberse generado, y siempre que en ninguno de esos años el banco haya experimentado pérdidas o necesitado de inyecciones de dinero público.

Hay que acabar de una vez por todas con los paraísos fiscales, esas cloacas donde dictadores, narcotraficantes y terroristas guardan las ganancias exprimidas al resto del mundo. Como medida provisional, cualquier entrada de dinero proveniente de un paraíso fiscal en un país respetable estaría sometido a una retención del 10%. Y cualquier salida en sentido contrario, a otro 10%.

Las autoridades de supervisión deben tener marcados por ley aquellos aspectos de las entidades financieras que deben controlar. Sus funcionarios deben estar sujetos a penas de cárcel si incumplen ese deber. La intervención de una entidad financiera que incumpla las instrucciones del supervisor debe ser inmediata. No puede tirarse ocho años advirtiéndole «en serio», como en el caso de Cajasur y el Banco de España.

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El sistema financiero (1 de 2)

Antonio Comín, profesor de ciencias sociales del ESADE, propone en La gran omisión las siguientes medidas para el sistema financiero:

Una reforma fiscal: impuestos al capital financiero, sobre beneficios y sobre sueldos elevados, en la línea de lo que una institución tan poco sospechosa de radicalismo como el FMI propuso en su informe A Fair and Substantial Contribution by the Financial Sector (2010); impuesto sobre las transacciones financieras; impuestos sobre patrimonio y grandes fortunas, entre otras medidas.

Un Tesoro europeo: creación de los eurobonos, para proteger de manera efectiva y contundente la deuda de los países periféricos de la UE del ataque de los mercados, que acaba por perjudicar a todos los países del euro en su conjunto.

Reforma de los mercados: en Caída libre, Stiglitz detalla con considerable precisión todo aquello que deberíamos hacer para que los mercados financieros no repitan una catástrofe como la de 2008: cómo regular los bonus de los directivos para evitar incentivos perversos, cómo garantizar la transparencia para que la “banca en la sombra” no quede al margen de los reguladores, cómo impedir que estos sean capturados por el propio sector financiero al que regulan, cómo vigilar o trocear las entidades sistémicas (“demasiado grandes para caer”), qué hacer con los derivados para que no se conviertan en armas de destrucción masiva, cómo proteger al consumidor del abuso de los bancos, etc. Y, nos atrevemos a añadir, cómo regular las agencias de rating para que no trabajen al servicio de los especuladores y en contra del interés general.

Imagen de una caseta de la Feria del Libro Viejo y Antiguo de Madrid en octubre de 2011. 
El libro será de 1920 o por ahí.

Paul Krugman, uno de los pocos economistas que predijo la Gran Recesión, propone en La primavera de los banqueros una regulación que limite la frecuencia y la magnitud de las crisis financieras, combinada con normas que permitan al Gobierno conseguir un buen trato cuando los rescates económicos se vuelvan necesarios.

Un escogido conjunto de personalidades propone en Cambiemos Europa  lo siguiente:

  • Crear eurobonos para absorber parte de la deuda de los Estados miembros y para reducir su coste total.
  • Reducir la carga fiscal a los ingresos del trabajo y aumentar la de los ingresos del capital.
  • Crear un sistema impositivo favorable al medio ambiente.
  • Introducir un impuesto a las transacciones financieras.
  • Una fiscalidad europea que asegure recetas justas, eficaces y duraderas.
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Mete "Lo que hay que hacer" en Google y mira qué te sale: enlaces a un libro "Lo que hay que hacer con urgencia" del que las primeras páginas no están disponibles para descargar. Y mientras, tu ciudad, tu país, tu planeta bullen de problemas a los que no se pone remedio adecuado, cuando existen soluciones para todos. Escribo este blog desde Madrid, España, la Tierra, para unir mi voz a los que proponen estas soluciones y presionan para que se apliquen.
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