Archivo julio 2011

Las pseudosoluciones

Para la actual crisis económica se postulan con entusiasmo las recetas de austeridad, reducción del gasto público y flexibilización del mercado de trabajo. Da igual que la causa de la crisis no haya sido el desplifarro, que el gasto público haya aumentado precisamente para salvar a los bancos que causaron la crisis, y que uno de los países con el mercado laboral más flexible, EE.UU., aumentara primero, hasta finales de 2010, su desempleo sustancialmente, y ahora, en 2011, no consiga reducirlo significativamente, mientras que Alemania, con un mercado laboral mucho más rígido, registra pleno empleo.

¿Por qué entonces se predican soluciones que no solo no van a resolver la crisis, sino que la agravan? ¿Por qué ese empeño en recetar penicilina para la malaria (recordemos: se cura solamente con quinina, cloroquina o artemisina, según los casos)? Hay varias razones. La primera es el deseo de seguridad. Las personas necesitan creer que pueden hacer algo para controlar lo que les pasa. Por eso son tan vulnerables a la demagogia.

La segunda es el pensamiento por analogía. Cuando una persona tiene problemas económicos, suele ser porque gasta demasiado, o porque se queda en paro y no le alcanzan los ingresos. En ese caso, reducir sus gastos puede ser una buena manera de salir a flote. No es fácil ver que no se puede aplicar el mismo modelo a todo un país. Una economía nacional funciona de modo muy distinto a una economía doméstica. Si todos los actores de una economía nacional con falta de demanda reducen su consumo, empeoran la situación. Lo que debe hacer el Estado es endeudarse con mesura y estimular el consumo inteligentemente, de modo que la economía vuelva a crecer y sea posible pagar las deudas. Esto lo dijo Keynes hace casi ochenta años y lo está repitiendo Krugman en cada artículo, pero sigue sin calar.

Y la tercera razón de estos embaucadores de la opinión pública es sacarse el muerto de encima. No pagar por sus delitos. Recordemos cómo empezó todo: unos delincuentes vendieron como buenos productos financieros deleznables que envenenaron masivamente a los bancos. La falta de confianza, y el endeudamiento inmenso de los estados para salvar a los bancos restringieron el crédito, y numerosas economías se desplomaron, arrojando al desempleo a millones de personas. Cuando en España unos desaprensivos vendieron en 1981 aceite de colza para uso industrial como si fuera buen aceite de oliva, envenenando a miles de personas, fueron llevados ante la justicia. Los causantes del desastre en EE.UU. siguen impunes. A este respecto recomiendo el magnífico artículo de Krugman La imprudencia de las élites. Predicando que «hemos vivido por encima de nuestras posibilidades» o «deben sanearse las finanzas públicas», echan la culpa a otros factores y evitan su castigo.

Las agencias de calificación, los bancos y las aseguradoras tienen fuertes intereses en los medios de comunicación y numerosos economistas a su servicio. No es extraño que hayan conseguido imponer sus pseudosoluciones, que hayan descafeinado las reformas del sistema financiero propuestas en un primer momento y que los paraísos fiscales sigan campando por sus respetos. Pero los defensores de auténticas soluciones vamos a seguir insistiendo.

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Cómo crean empleo en Polonia

En Bienvenidos a Polonia Valley El País Negocios explica cómo Polonia ha conseguido ser el único país de la UE que no ha caído en la recesión:

  • En la universidad te «pre-incuban»; ni siquiera te exigen tener una idea todavía. Te ayudan a buscar la tuya propia. Una vez que acabas tu formación superior y ya tienes la idea, puedes ir a una incubadora, que además de formación, consultoría, mentoring, espacio y equipos informáticos casi gratis, te financian hasta 200.000 euros para lanzar tu empresa.
  • Si el lanzamiento de tu empresa ha ido bien y necesitas capital para consolidar y expandir tu negocio, por cada euro que consigas de capital privado, la Administración concede otro euro de capital riesgo público.

Está claro que hay que fomentar el espíritu empresarial desde el principio. En la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) debería existir una asignatura de creación y gestión básica de empresas, orientada para los alumnos que pueden escoger la formación profesional, y centrada en la creación de pequeñas empresas de fontanería, electricidad, instalaciones, etc. Asimismo, para todas las carreras universitarias, incluso las de letras, una asignatura equivalente, de un nivel superior y con un más amplio abanico de empresas posibles, debería también impartirse.

Asimismo, habría que facilitar al máximo la creación de empresas: crear una empresa debería ser totalmente gratuito e inmediato. A la persona que quisiera crear una empresa productiva debería bastarle con introducir en una página del Ministerio de Economía y Hacienda su NIF, una denominación social y el tipo de actividad de la empresa, y se le devolverían los documentos PDF necesarios (estatutos de la empresa, papeles bancarios…) para comenzar el funcionamiento. Con la simple limitación de que una misma persona no podría crear a través de esta página más de una empresa al año, ni podrían crearlas las personas que en el pasado hubieran creado empresas instrumentales y no productivas.

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Potenciar la medicina preventiva

Los hábitos malsanos que luego salen sanitariamente más caros son el tabaco, la mala alimentación, la falta de ejercicio y el alcohol. Aunque el sistema sanitario español es perfectamente sostenible, y el copago no es más que un intento de marear la perdiz, podría salir mucho más barato y conseguir que la ciudadanía estuviera mucho más sana si se implantaran las siguientes medidas:

Contra el tabaco:

  • La sanidad pública debería financiar y facilitar el tratamiento a las personas que desean dejar de fumar.
  • El tabaco solo debería poder venderse en estancos. Hay que eliminarlo progresivamente de los quioscos y bares, que están más difundidos y abiertos en un horario más amplio.
  • Debe enseñarse en la escuela lo insano que es el tabaco y cómo controlar el estrés sin tener que recurrir al cigarrillo

Contra la obesidad:

  •  El Ministerio de Sanidad debe habilitar un teléfono gratuito de modo que cualquier persona que llame y diga su edad, sexo y estatura pueda obtener su peso forma y, si quiere, consejos para adelgazar o engordar de forma sana.
  • Los restaurantes deben ofrecer como postre gratuito una fruta de buena calidad (manzana, naranja, pera, plátano…). Todos los demás postres azucarados (flanes, natillas, tartas…) no pueden estar incluidos en el menú y han de tener un coste mínimo disuasorio, a partir de cinco euros.
  • Implantar básculas públicas automáticas gratuitas, en bibliotecas, polideportivos, centros de salud, y revisarlas periódicamente para comprobar que siguen ajustadas.
  • Sustituir en las escuelas las máquinas expendedoras de bebidas azucaradas y de bollería industrial por otras expendedoras de fruta en raciones fácilmente consumibles.

Contra el sedentarismo:

  • Implantación en todas las poblaciones de más de 10.000 habitantes de carriles-bici que permitan realizar los principales desplazamientos (colegios, guarderías, centros de trabajo, hospitales, polideportivos, parques, etc.) con aparcamientos para bicicletas y bicicletas públicas por un alquiler simbólico, como ya existe en Sevilla y otras ciudades.
  • Habilitación de circuitos urbanos para correr de al menos cinco kilómetros, preferiblemente con sombras y plantas (en muchos casos bastaría acondicionar un parque existente, sin alterarlo, o unir dos).
  • Construir más piscinas, de verano e invierno, en las ciudades donde se dé un uso elevado de las instalaciones existentes. Fomentar que la gente vaya, permitiendo, por ejemplo, que un residente en el área de influencia, pueda nadar una vez al mes por un euro.

Contra el alcohol:

  • La sanidad pública debería financiar y facilitar el tratamiento a las personas que desean dejar de beber en exceso, o reducir su consumo de alcohol.
  • Progresivamente, y empezando por los licores de alta graduación, el alcohol debería dejar de venderse en tiendas de alimentación general, y empezar a venderse solo en tiendas especializadas, con un horario restringido.
  • Debe enseñarse en la escuela lo insano que es el alcohol, cómo se cae en el hábito y cómo se puede controlar.
  • Las discotecas sin alcohol deben estar ampliamente difundidas y su acceso ser sustancialmente más barato que sus homólogas con alcohol.
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El sistema sanitario

Marciano Sánchez-Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones por la Defensa de la Sanidad Pública, propone en una entrevista a El País, concedida el 23/07/2011, las siguientes medidas:

  • Incrementar el gasto público y adecuarlo a las necesidades reales. Y que ese ajuste vaya unido a que la financiación sea finalista. Lo que no puede ser es que se incremente el presupuesto, pero luego no vaya a sanidad.
  •  Controlar el gasto farmacéutico, se han hecho avances, pero sobre el gasto en recetas; nada se sabe del gasto farmacéutico hospitalario, y ahí aún hay márgenes.
  • Incrementar el uso de los genéricos, la prescripción por grupos terapéuticos y fomentar que los nuevos fármacos solo entren en la cartera pública si suponen una mejora terapéutica y sus costes son proporcionales a ella.
  • Controlar las labores de marketing y promoción de las empresas farmacéuticas, especialmente las destinadas a los profesionales de salud. Una parte fundamental del gasto farmacéutico se va en eso.
  • Poner en práctica de verdad la famosa central de compras; se aprobó hace un año y aún no se ha visto ni un atisbo de la compra conjunta de vacunas que anunciaron algunas comunidades. Usando una economía de escala se pueden conseguir ahorros importantes.
  • Racionalizar el uso de la tecnología sanitaria.
  • Volver a que la Atención Primaria sea el eje de la atención sanitaria, es más cercana, más eficaz y más barata. Pero hay que darle recursos y mejorar su autonomía para que los profesionales tengan capacidad suficiente para atender a los pacientes y hacer promoción de las campañas de salud.

El sistema sanitario español es el segundo mejor del mundo tras el francés y, sin lugar a dudas, el de mejor relación calidad-precio. Aunque esto sea a costa de pagar a los medicos salarios bajos y someterlos a unos horarios brutales. Como el bienestar de la mayoría no puede asentarse sobre la explotación de una minoría, a estas medidas, aunque incrementen el gasto, habría que añadir:

  • Una estricta aplicación de cuarenta horas semanales de jornada máxima para los médicos, sin posibilidad de horas extra.
  • Que esta reducción de horas de trabajo no les suponga una pérdida de poder adquisitivo.

Además hay que:

  • Procurar la máxima eficiencia en la gestión de hospitales. No puede ser que, por deficiencias organizativas, queden horas vacías en los quirófanos por la mañana y haya que hacer operaciones por la tarde, a mayor coste. Para ser director o directivo de un hospital habría que pasar obligatoriamente un curso de gestión, impartido por los directores de los mejores hospitales.
  • Coordinar perfectamente los centros y procurar que haya en ellos las unidades necesarias para atender óptimamente los padecimientos normales de su zona, pero a la vez, que haya centros de excelencia para enfermedades menos frecuentes y que cubran una zona mayor. Por ejemplo, todo hospital debería contar con un buen equipo de cirugía cardíaca, pero seguramente es mucho mejor para los que necesiten cirugía hepática que haya solamente dos o tres centros en España, donde continuamente se esté practicando y la experiencia de su equipo sea mayor.
  • A los directores se les debería reconocer económicamente las mejoras de eficiencia que consigan sin disminuir la satisfacción de los pacientes. Ejemplo: si un director logra rebajar de 300 millones a 290 los costes de funcionamiento de un hospital sin disminuir la satisfacción de los pacientes (medida mediante encuestas) su sueldo aumenta 20.000 euros anuales.
  • Publicar de una vez las listas de espera para cada operación de todas las autonomías y obligarlas a proporcionar la información en el formato estándar, bajo pena de cárcel para el consejero de sanidad correspondiente (ahora mismo la única que hurta esa información al Ministerio de Sanidad es la Comunidad de Madrid).
  • Potenciar la medicina preventiva. Los hábitos malsanos que luego salen sanitariamente más caros son el tabaco, la mala alimentación y la falta de ejercicio. Esto merece una entrada aparte.
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Hasta las narices

Transcribo y suscribo enteramente la carta de TOMÁS SALINAS GARCÍA publicada en El País el 22/07/2011:

Pluriempleados
El asunto es una gravísima tomadura de pelo. El actual sistema permite que los políticos ostenten varios cargos de responsabilidad a la vez, todos con sus correspondientes salarios. El negocio es, además de una absoluta barbaridad, un insulto al resto de los españoles. Uno no quiere dudar de la capacidad de trabajo de nuestros representantes, de que tienen desarrollado un increíble don de la ubicuidad para atender como se merecen las distintas encomiendas.

Uno no quiere pero, visto lo visto y dado que los resultados son espectacularmente nefastos, cabe pensar que si no son capaces de realizar un empeño con efectividad, menos aún dos, tres o los que a gusto y placer se adjudiquen.

En resumen, esta es la muestra más directa de que el que impone las reglas del juego y las redacta a su antojo hace lo que le da la gana y en beneficio propio.

Indignado, no. Hasta las narices, sí.

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Esta carta plantea una clarísima necesidad: además de las medidas que recomendaba en Lo que hay que hacer con los políticos, es imperativo que ninguna persona pueda acumular más de un sueldo o pensión públicos. El sistema de pagos del Estado a personas, simplemente, no puede pagar el mismo mes más de una nómina a un mismo NIF. A quien tenga más de un cargo público, por ejemplo ministro y diputado, concejal y presidente de diputación, senador y alcalde, sólo se le transferirá el sueldo del mejor pagado y cualquier otro quedará bloqueado. Automáticamente. Posiblemente con este sistema determinadas personas dejarán de tener más de un cargo (¿para qué van a hacer más trabajo si no se lo van a pagar?) y quienes desempeñen uno solo lo harán mejor. Falta nos hace.

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El sistema financiero (2 de 2)

¿Por qué el sistema financiero nos ha metido en este monumental lío? Primero, por fraude: financieros sin escrúpulos dieron la falsa calificación de máxima solvencia a paquetes de hipotecas basura. Segundo, por un inadecuado sistema de incentivos: los altos directivos cobraban millones aunque sus empresas se hundieran. Tercero, por incumplimiento del deber de supervisión por parte de las autoridades. Y cuarto, por la interconexión total del sistema financiero mundial, que extendió los problemas de un solo país (EE.UU.) por todo el globo.

 Pintada en una sucursal bancaria. Madrid, marzo de 2011.

Hay que atacar las causas una por una. Para dificultar el fraude, los productos financieros complejos se deben, directamente, prohibir. Los bancos comerciales deben dedicarse simplemente a dar servicios a sus cuentacorrientistas (pagar recibos, gestionar cheques, etc. ) y crédito a particulares y empresas. No deben poder titulizar hipotecas ni jugar en bolsa con su autocartera o con acciones de otras empresas (ejemplo del peligro: lo que pasó con Jerôme Kerviel y la Société Générale). Tiene que haber una lista de actividades permitidas, las normales y corrientes para un banco de este tipo, y estar prohibida cualquier otra.

Los bancos de inversión deben estar totalmente separados de los comerciales y tener un tamaño suficientemente pequeño para ser quebrables sin poner en riesgo el sistema. Su rescate por parte de las autoridades financieras debe estar prohibido por ley.

Sólo podrá asegurarse contra la bajada de un activo financiero quien haya adquirido ese activo, y solo podrá asegurarse una vez. Quedarían prohibidos los préstamos de acciones para especular a la baja y los múltiples seguros de impago (Credit Default Swaps, CDS) sobre deuda, especialmente deuda soberana. A este respecto, recomiendo el excelente artículo de Guillermo de la Dehesa en El País Negocios, que también aboga por prohibir los CDS «naked» (literalmente, «desnudos», es decir, que no estén basados en un activo real en posesión del tomador del seguro). Cinco días después de la publicación de esta entrada Xavier Vidal-Folch se manifestaba en el mismo sentido: Que solo puedan asegurarse contra el impago comprando CDS quienes efectivamente posean deudas que deseen asegurar.

Se debe establecer una retribución máxima anual (y digo retribución total, no salario) de los directivos bancarios inferior al medio millón de dólares, un tercio de la cual quedará ingresada en un fondo especial del propio banco. El directivo solo podrá cobrar ese tercio cinco años después de haberse generado, y siempre que en ninguno de esos años el banco haya experimentado pérdidas o necesitado de inyecciones de dinero público.

Hay que acabar de una vez por todas con los paraísos fiscales, esas cloacas donde dictadores, narcotraficantes y terroristas guardan las ganancias exprimidas al resto del mundo. Como medida provisional, cualquier entrada de dinero proveniente de un paraíso fiscal en un país respetable estaría sometido a una retención del 10%. Y cualquier salida en sentido contrario, a otro 10%.

Las autoridades de supervisión deben tener marcados por ley aquellos aspectos de las entidades financieras que deben controlar. Sus funcionarios deben estar sujetos a penas de cárcel si incumplen ese deber. La intervención de una entidad financiera que incumpla las instrucciones del supervisor debe ser inmediata. No puede tirarse ocho años advirtiéndole «en serio», como en el caso de Cajasur y el Banco de España.

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El sistema financiero (1 de 2)

Antonio Comín, profesor de ciencias sociales del ESADE, propone en La gran omisión las siguientes medidas para el sistema financiero:

Una reforma fiscal: impuestos al capital financiero, sobre beneficios y sobre sueldos elevados, en la línea de lo que una institución tan poco sospechosa de radicalismo como el FMI propuso en su informe A Fair and Substantial Contribution by the Financial Sector (2010); impuesto sobre las transacciones financieras; impuestos sobre patrimonio y grandes fortunas, entre otras medidas.

Un Tesoro europeo: creación de los eurobonos, para proteger de manera efectiva y contundente la deuda de los países periféricos de la UE del ataque de los mercados, que acaba por perjudicar a todos los países del euro en su conjunto.

Reforma de los mercados: en Caída libre, Stiglitz detalla con considerable precisión todo aquello que deberíamos hacer para que los mercados financieros no repitan una catástrofe como la de 2008: cómo regular los bonus de los directivos para evitar incentivos perversos, cómo garantizar la transparencia para que la “banca en la sombra” no quede al margen de los reguladores, cómo impedir que estos sean capturados por el propio sector financiero al que regulan, cómo vigilar o trocear las entidades sistémicas (“demasiado grandes para caer”), qué hacer con los derivados para que no se conviertan en armas de destrucción masiva, cómo proteger al consumidor del abuso de los bancos, etc. Y, nos atrevemos a añadir, cómo regular las agencias de rating para que no trabajen al servicio de los especuladores y en contra del interés general.

Imagen de una caseta de la Feria del Libro Viejo y Antiguo de Madrid en octubre de 2011. 
El libro será de 1920 o por ahí.

Paul Krugman, uno de los pocos economistas que predijo la Gran Recesión, propone en La primavera de los banqueros una regulación que limite la frecuencia y la magnitud de las crisis financieras, combinada con normas que permitan al Gobierno conseguir un buen trato cuando los rescates económicos se vuelvan necesarios.

Un escogido conjunto de personalidades propone en Cambiemos Europa  lo siguiente:

  • Crear eurobonos para absorber parte de la deuda de los Estados miembros y para reducir su coste total.
  • Reducir la carga fiscal a los ingresos del trabajo y aumentar la de los ingresos del capital.
  • Crear un sistema impositivo favorable al medio ambiente.
  • Introducir un impuesto a las transacciones financieras.
  • Una fiscalidad europea que asegure recetas justas, eficaces y duraderas.
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Mete "Lo que hay que hacer" en Google y mira qué te sale: enlaces a un libro "Lo que hay que hacer con urgencia" del que las primeras páginas no están disponibles para descargar. Y mientras, tu ciudad, tu país, tu planeta bullen de problemas a los que no se pone remedio adecuado, cuando existen soluciones para todos. Escribo este blog desde Madrid, España, la Tierra, para unir mi voz a los que proponen estas soluciones y presionan para que se apliquen.
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