Actualidad

La vida que suena

«La radio es la vida que suena», decía el profesor Ángel Faus, nuestro profesor de Radio en Pamplona. Aquella frase se nos quedó grabada a fuego a todos, nos dedicáramos o no a la radio. Yo no me he dedicado a ella, aunque hacia el año 2000 pude hacerlo, pero forma parte de mi vida. Desde niño, escuchando los partidos del Barcelona en la narración de Héctor del Mar (SER) y escuchando la buena música que programaba «Musical Cassette» en Radio Popular de Vigo (Cope). Después, de adolescente con la magnífica Antena3, la cadena más erótica, que empezaba con «El primero de la mañana» (con Antonio Herrero) y terminaba con «Polvo de estrellas» (Carlos Pumares). Entre uno y otro, los fantásticos Gomaespuma, Juan Luis Cano y Guillermo Fesser, maestros del humor que al cabo de los años tuve la suerte de conocer; y cómo no, José María García, posiblemente el culpable de que yo y otros muchos como yo nos dediquemos al periodismo. Con sus luces y sus sombras, las que refleja en su magnífica biografía Vicente Ferrer Molina. Yo era uno de los alumnos de la Universidad de Navarra que asistía a sus charlas en el aula magna de Pamplona. Otro era Fernando Echeverría, un joven invidente que ya de aquella era un magnífico imitador de García y se hizo amigo del célebre periodista. Hoy es el líder del genial Grupo Risa. La canción «Love song», de Simple Minds, todavía la asocio a la sintonía de «Supergarcía», y eso que Simple Minds es uno de mis grupos favoritos. El «antenicidio», que acabó con Antena3, llegó la tragedia de la prematura muerte de Antonio Herrero, el 2 de mayo de 1998. Fue el final de una época dorada, que terminó definitivamente cuando García (ya en franco declive en sus últimos años) dejó la radio en 2002 .

A día de hoy sigo disfrutando de programas como el de Carlos Herrera (aunque a veces parece más de Canal Sur que de una cadena nacional) y el de Juan Pablo Colmenarejo, que fue mi profesor de radio en Pamplona y me llamaba, en broma, «estadio insular». Su programa, «La linterna», me ha acompañado en muchos momentos de tristeza, sobre todo en el hospital, junto a mi padre, al igual que Paco González y su equipo de deportes. Por cierto, Herrera ha hecho historia reuniendo a Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo y José María García en su programa matinal, y mientras escribo esto lo escucho por internet. Entre otras cosas, quiero saber si García le ha llamado «Sor Iñaki» a Gabilondo, y cómo demonios ha conseguido Herrera que esos tres monstruos no hayan acaparado los micrófonos durante horas.

Pasado el Día Mundial de la Radio me he permitido este ejercicio de nostalgia y también de homenaje al presente de un medio que fue mil veces desahuciado, sobre todo tras la llegada de la televisión, pero que siempre se ha abierto camino, como la vida se hace camino.

Mi padre escuchaba mucha radio. Todavía recuerdo su viejo transistor a pilas, rojo con funda negra, pese a que hace décadas que lo vi por última vez. Fue a través de la radio como supe que mi padre, con párkinson y demencia, se iba de este mundo. Seguía vivo, pero su conciencia se había convertido en un borrón. Estaba en una residencia geriátrica y yo, al igual que mi hermana, sufría por verlo allí, despistado y con la mirada perdida por momentos. Le pregunté si quería que le llevase una radio. No se me ocurría otra forma mejor de que se sintiese acompañado cuando nosotros no estábamos allí. Para mi sorpresa, me dijo que no la quería. Era la evidencia definitiva de que se había desconectado definitivamente de la vida, aunque no murió hasta algunos años después. Se lo digo a mi mujer: no te preocupes si escucho la radio a todas horas; preocúpate cuando deje de escucharla, será muy mala señal.

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Trump, día uno

Vivimos un tiempo fascinante para ser periodista, no tanto para ser ciudadano. La legislatura de Donald Trump es ahora, al primer día de su investidura, una incógnita, como apunta Carlos Franganillo (corresponsal de TVE en Washington) en Informe Semanal, pero su discurso inaugural no ha hecho más que aumentar el pesimismo de los que creemos, desde posiciones liberales, que su llegada al poder es una pésima noticia para Estados Unidos, para Europa y para el mundo.

Uno lleva demasiados años leyendo columnas de opinión de periodistas que nunca han vivido en Estados Unidos, que apenas conocen ese país y que no saben qué fue eso de la Tea Party. Muchos de ellos han dibujado a Trump como una especie de continuación de Ronald Reagan. Ojalá fuera así. Desde luego el populismo, el proteccionismo, el nacionalismo y el aislacionismo que defiende en su discurso el magnate, como ha señalado el economista Juan Ramón Rallo, nada tienen que ver con la tradición liberal. Y su ambigüedad, cuando no abierta simpatía, hacia Vladimir Putin, harían vomitar al que fuera 40º presidente de Estados Unidos.

Al margen de informes de inteligencia no totalmente verificados, no hay más que echar un vistazo al principal medio propagandístico de Putin, Russia Today (RT), para darse cuenta del inquietante buen trato que desde el Kremlin se dispensa al multimillonario neoyorquino, también acogido con sospechosa benevolencia por Nicolás Maduro. Será interesante conocer las decisiones que toma Trump en los próximos meses en torno al fracking, la expansión de la OTAN y Ucrania, las tres principales piedras en el zapato del mandatario ruso. Su reunión con Nigel Farage (sobre el cual también recaen ciertas sospechas de connivencia con el poder ruso) y su próximo encuentro con Theresa May, ya en la Casa Blanca, no hacen más que acentuar la percepción de que Trump percibe a una Europa unida no como un aliado, sino como un rival.

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Por otro lado, su cuestionamiento de la vieja y consolidada democracia americana, al afirmar que su investidura significaba la devolución del poder al pueblo -una frase prácticamente idéntica a la pronunciada por los portavoces de Podemos cuando este partido entró en el Congreso de los Diputados hace un año- sitúa a Donald Trump en el lado del populismo más demagógico, valga la redundancia, aunque al menos no ha llamado «papelito de 1789» a la Constitución sobre la que juró su cargo, una ley fundamental, por cierto, que nadie vivo ha votado (ejem).

La posición de Trump sobre la OTAN y el posible recorte del gasto militar estadounidense en Europa son las cuestiones que más nos deberían preocupar. Como bien apunta el diplomático Inocencio Arias, Estados Unidos ha pagado con abundante sangre y dinero su papel como gendarme mundial, muchas veces ante la vergonzosa indiferencia mundial, como ocurrió en Somalia. El doble mandato de Barack Obama, que retiró las tropas de Irak, con resultados más que cuestionables, y se inhibió en la guerra de Siria, ha sido un paso intermedio hacia la política aislacionista de su sucesor en la Casa Blanca. Es muy probable que Europa tenga que pagar a partir de ahora la factura de su propia defensa con porcentajes mucho más significativos de su PIB.

¿Merece Donald Trump un periodo de cien días de gracia? No seré quien defienda a Trump, pero las manifestaciones masivas que se han celebrado al día siguiente de su investidura se antojan tan prematuras como el premio Nobel de la Paz «preventivo» que recibió Barack Obama. Desde luego, manifestar que se ha pensado en volar la Casa Blanca, como Madonna en su discurso, no es la mejor forma de plantear una oposición cívica a Trump. El 45º presidente de los Estados Unidos lo es por elección democrática, mal que nos pese. Y el clima apocalíptico que ha desatado entre algunos sectores de la izquierda estadounidense resulta tan exagerado como las expectativas despertadas entre esos mismos sectores por Obama cuando accedió a la presidencia.

El homenaje a John Fitzgerald Kennedy se ha reducido a el mero guiño estético de Melania Trump y su traje azul pastel, al estilo de Jackie Kennedy. Si el único presidente católico de la historia americana propugnaba una «Nueva Frontera», más amplia, Trump amenaza con levantar muros, no solo de hormigón, sino en forma de aranceles. Justamente lo contrario del Tea Party de Boston, el episodio que dio origen a la Revolución Americana, y que no fue más que una protesta de los colonos contra la imposición,por parte de Gran Bretaña, de impuestos a la importación de té. En el origen de la democracia americana está, pues, el liberalismo y no el proteccionismo.

Suscribo el análisis de Cayetana Álvarez de Toledo, que ha escrito en «El Mundo» uno de los mejores análisis sobre Trump que he leído en la prensa española: «La derecha comete un grave error al asumir a Trump como uno de los suyos. Trump no tiene ideología, ha cambiado de partido cinco veces y su política ataca los fundamentos de la modernidad política: la nación cívica, la apertura económica, la alianza atlántica y una Europa unida. Fue Lincoln, un republicano, el que dejó dicho: «Una casa dividida contra sí misma no puede permanecer en pie»».

Apostilla: Gran parte de la responsabilidad de la elección de Donald Trump recae en los medios que lo utilizaron para elevar sus niveles de audiencia. No solo la Fox, próxima al discurso de Trump, sino también la CNN, que retransmitía en directo mítines enteros del magnate mucho antes de que pudiera ser considerado como serio candidato a ganar la candidatura republicana, dándole una cobertura mucho mayor que la de sus rivales simplemente por el hecho de que Trump «da titulares». Muy pocos creían que podría ser elegido, y por ello no vieron inconveniente en dedicarle horas de programación. Algo similar ocurrió en España con Podemos. Pero lo inesperado ocurrió:

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La inmigración como arma de doble filo

Intentaré explicarlo brevemente para reducir las posibilidades de meterme en un jardín. Lo que ahora expongo no es una simple impresión personal, sino un argumento basado en informaciones sobre el Daesh y en el libro «ISIS. The state of terror», de Jessica Stern y J.M. Berger, cuya lectura recomiendo. Ya sabemos hace tiempo que Daesh infiltra terroristas entre los refugiados. Recordarlo resulta políticamente incorrecto, pero es la pura verdad. Siempre que un refugiado, o en todo caso, un inmigrante musulmán, comete un atentado yihadista, Daesh consigue un efecto que se retroalimenta, un círculo vicioso perfecto: el atentado aumenta la desconfianza de la opinión pública ante los refugiados (y los inmigrantes musulmanes en general), la comunidad musulmana de ese país tiende a ser estigmatizada por un sector de la población, con lo cual el Daesh ve aumentadas sus probabilidades de reclutar nuevos terroristas entre la población musulmana descontenta.
Es importante recordarlo tras el atentado de Berlín. Darle la vuelta a la valiente política de Angela Merkel, lo que plantea la ultraderecha alemana, supondría darle muchas más facilidades al Daesh en su escalada terrorista. Es necesario aumentar al máximo los controles de inmigración, algo realmente difícil, como hemos visto, pero sin cerrar las puertas a los refugiados ni estigmatizarlos. La seguridad absoluta es imposible, y aunque se cierren totalmente las fronteras, algo inconcebible en el mundo libre, globalizado y humanitario del siglo XXI, el Daesh podría seguir infiltrando terroristas. Solo un porcentaje muy reducido de los refugiados puede ser terroristas infiltrados, pero ese mínimo porcentaje puede causar una masacre como la de París.
Desde luego el problema es mucho más difícil y complejo de lo que los populistas dicen. Esto no se arregla con muros al estilo de Donald Trump, pero tampoco con pancartas de «Refugees welcome» en las fachadas de los ayuntamientos. Hay que hilar muy fino, y en esto tienen mucho que ver los servicios de inteligencia y los cuerpos de seguridad del Estado. En España llevamos 12 años sin atentados yihadistas (toquemos madera). No es por casualidad.

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Presunción de inocencia

Pasó casi hace un cuarto de siglo, pero lo recuerdo muy bien. Ocurrió en la Exposición Universal de Sevilla, en 1992. Yo había ido a verla con dos amigos de Vigo. Hacíamos cola los tres en uno de los pabellones más visitados, donde fácilmente se podían superar las dos horas haciendo cola. En un momento dado, y ante el intenso calor, mis dos amigos decidieron salir de la cola para comprar un refresco. Era una práctica habitual y perfectamente aceptada que algunas personas saliesen de la cola siempre que quedase alguien del grupo esperando en ella. Entonces ocurrió algo inesperado y muy desagradable.

Uno, que es callado, tiene el inconveniente (o la ventaja, según se mire) de pasar inadvertido, y en aquel caluroso día de septiembre de 1992 un grupo de señoras, que no había reparado en mí hasta ese momento, me acusó de haberme colado. De nada sirvieron mis explicaciones y ruegos, ni el hecho de que no era razonable pensar que aquellos dos chicos, mis dos amigos, se hubiesen ido sin más para no volver, después de un buen rato haciendo cola. La actitud de aquellas mujeres pasó de la desconfianza a la mala educación y a la abierta hostilidad. Su indignación se contagió a buena parte de la cola, que exigió mi expulsión inmediata. Temí que alguien llegase a la agresión física. Ante el revuelo formado llegó una azafata del pabellón (creo que era el de Canadá). Con buenos modales me invitó a salir de la cola. Lo hice, a condición de no perder mi sitio en ella en cuanto volviesen mis dos amigos.

Fue uno de los peores ratos de mi vida, pero al cabo de un tiempo volvieron mis amigos. Alguien de la cola, no las mujeres que me acusaban, reconoció haberles visto antes. Gracias a aquel testigo (siempre hay un justo en Sodoma) regresamos los tres a nuestro sitio en la cola. Clavé mis ojos en los de aquellas mujeres que me habían acusado sin razón. Se limitaron a bajar la mirada y a disimular. Ninguna de ellas tuvo la gallardía de pedirme perdón.

Puede parecer una anécdota sin importancia, pero en aquel momento (yo tenía 19 años) lo pasé realmente mal. Que te acusen sin motivo cuando eres una persona honrada e inocente produce un sufrimiento moral considerable.

Miren por dónde, estos días, tras la inesperada muerte de Rita Barberá, me he acordado de la Expo de Sevilla y de lo poco que se respeta en este país la presunción de inocencia.

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Esperpento en la UNESCO

Suscribo el comunicado de la Asociación Galega de Amizade (AGAI) con Israel, y como español me da vergüenza que España se haya abstenido en la votación de la UNESCO que niega cualquier vinculación del Monte del Templo con Israel.

Reproduzco aquí el comunicado de AGAI:

Comunicado de prensa: Esperpento na UNESCO


Desde a Asociación Galega de Amizade con Israel (AGAI) queremos manifestar a nosa condena e o noso máis radical rexeite á resolución aprobada onte pola UNESCO (24 votos a prol, 26 abstencións e 6 en contra) na que de xeito delirante négase o vencello histórico do pobo xudeu cos seus lugares fundacionais en Xerusalén, nomeadamente o Monte do Templo (Muro das Lamentacións).

Evidentemente a UNESCO podería de igual xeito aprobar por «maioría» que o Sol xira ao redor da Terra, que a Terra é plana, que as Pirámides non teñen relación con Exipto ou incluso que a Catedral de Santiago non ten relación histórica, cultural e relixiosa con Galecia e tería o mesmo rigor científico e histórico da resolución aprobada onte por iniciativa de varios estados musulmáns: Exipto, Alxeria, Marrocos, Líbano, Omán, Catar, Sudán e a Autoridade Palestina.

Ninguén con honestidade intelectual pode dubidar de que o pobo xudeu ten vencellos históricos, nacionais, culturais e relixiosos coa Terra de Israel. Calquera intento de negar estes vencellos é unha burda terxiversación da ciencia. Que a UNESCO incomprensiblemente estea a botar unha man en tal terxiversación é un tráxico testemuño do penoso estado actual das institucións da ONU.

A conexión xudía con Xerusalén foi unha constante desde a antigüidade até os tempos modernos. Durante máis de 3.000 anos esta conexión xogou un papel fulcral e sustentador na historia do pobo xudeu, política, nacional. espiritual e culturalmente.

Xerusalén tamén é innegablemente parte fundamental no desenvolvemento da Civilización Occidental, e a resolución aprobada pola UNESCO atribúe só ao islam ese vencello con Xerusalén, negando tamén esa fonda raigame cristián cos Santos Lugares da capital de Israel.

Desde a Asociación Galega de Amizade con Israel (AGAI) e como cidadáns e contribuíntes -e xa que logo financiadores a través do estado español do orzamento da UNESCO-, recomendamos vivamente á Organización das Nacións Unidas para a Educación, a Ciencia e a Cultura (UNESCO) que atenda aos moitos e importantes temas e retos que ten pendentes no mundo. Porque cando este organismo foi fundado pola comunidade internacional en novembro de 1945 déronselle coma obxectivos contribuír á paz e a seguridade no mundo mediante a educación, a ciencia, a cultura e as comunicacións. Precisamente todo o contrario do que representa a vergoñenta resolución aprobada onte.

Vigo, 14 de outubro de 2016 
www.amizadeconisrael.org
Asociación Galega de Amizade con Israel
Apartado de Correos 730
Teléfono: +34 610 424174
36200 Vigo – GALICIA
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Eid al-Adha (Colau)

No sé qué ha sido más hipócrita y absurdo, la foto del secesionista Raül Romeva ante la estatua de Lincoln, el presidente unionista de Estados Unidos que paró con una guerra el “derecho a decidir” de los estados del Sur, o el tuit de la alcaldesa de Barcelona, la antitaurina Ada Colau, felicitando a los musulmanes (y musulmanas) de Barcelona el Eid al-Adha, la máxima celebración del islam, consistente en sacrificar millones de corderos degollándolos y dejando que mueran desangrados.

Al menos el PACMA ha denunciado lo que considera sacrificios “crueles”, ya que el animal no es aturdido ni se le evita, en lo posible, el sufrimiento.

No entraré a discutir la legitimidad de este cruel rito islámico, que más que hacer correr ríos de tinta, ha hecho correr ríos de sangre, sobre todo en la capital de Bangladesh… Y que los malnacidos del Daesh han aprovechado para grabar uno de sus abominables vídeos de ejecuciones, asesinando salvajemente a prisioneros como si fueran corderos (si tiene estómago, lea esta noticia).

Lo que quería comentar aquí es la motivación teológica por la que el islam celebra el Eid al-Adha, el sacrificio ritual de millones de corderos. Como recoge tanto la Biblia como el Corán, Abraham (Ibrahim), el profeta común al judaísmo, el cristianismo y el islam, iba a sacrificar a su hijo siguiendo órdenes de Dios, que en el último momento le detiene a través de un Ángel y le proporciona un cordero para que lo sacrifique en su lugar.

Mucho antes de que conociese siquiera la existencia del islam, durante mi educación religiosa en los Maristas de Vigo, este pasaje del Antiguo Testamento me causó una gran inquietud y curiosidad. Ni siendo niño ni ahora, como adulto, puedo comprender la actitud de Abraham. ¿Por qué accede, muy a su pesar, a la arbitraria petición de Dios de sacrificar a su hijo? ¿Cabe obedecer a un Dios que le pide a un padre que asesine a su hijo? Porque, según este pasaje, la muerte de Ismael (o de Isaac, según la tradición judeocristiana), no es en aras de un fin mayor. Es un sacrificio (holocausto) a la mayor gloria de Dios. Este es el pasaje bíblico del Génesis (22), copiado de Wikipedia:

Filippo-Abiati

«Sacrificio de Isaac», del pintor italiano Filippo Abbiati. Barroco, siglo XVII.

(…) Dios puso a prueba a Abraham: (v. 1)

«Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moriá, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré». (v.2)

(…)

Isaac rompió el silencio y dijo a su padre Abraham: «¡Padre!». El respondió: «Sí, hijo mío». «Tenemos el fuego y la leña, continuó Isaac, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?». (v. 7)

«Dios proveerá el cordero para el holocausto» respondió Abraham.(v. 8)

Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. (v. 9)

Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. (v. 10)

Pero el Angel del Señor lo llamó desde el cielo .(v. 11)

Y el Angel le dijo: «No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único». (v. 12)

Tanto para el judaísmo como para el islam, el pasaje muesta la sumisión de Abraham a la voluntad de Dios. Ambas religiones lo conmemoran con su propias “fiestas del cordero”. El cristianismo añade como interpretación (exégesis) la prefiguración del sacrificio de Cristo.

No parece casual que el Eid al-Adha sea la fiesta mayor del islam, palabra que significa, precisamente, “sumisión”. El aspecto de la sumisión a Dios se antoja central para el islam. Y esa sumisión se presenta como absoluta, por encima incluso de la razón y del amor. Mientras que el Dios de los cristianos se hace hombre, habita entre nosotros y sacrifica a su propio hijo, el de los musulmanes exige un sacrificio y solo después de comprobar la obediencia ciega de Abraham salva la vida de su único vástago. Mientras que el mensaje central del cristianismo -la buena noticia del Evangelio- es el amor incondicional y la gracia, el perdón incondicional, el del islam parece ser la sumisión y la obediencia ciega a Alá, autor (que no inspirador, como es el caso de la Biblia) de un texto, el Corán, que debe ser seguido a rajatabla.

Como dicen en un blog vecino: así es… o no…

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Russia Today, Putin y Trump

Si queréis saber cómo será Televisión Española si alguna vez gobierna Podemos, ved Russia Today (RT). El grupo de comunicación controlado por el Kremlin se dedica a ensalzar el legado de Hugo Chávez, a asegurar que todos los males del mundo se deben a los financieros de Wall Street, a decir que el proceso de “impeachment” contra Dilma Rousseff es un “golpe de Estado” y que en España vivimos en una auténtica “emergencia social”, como le gusta decir a Pablo Iglesias y a otros dirigentes podemitas. En la línea de CubaVisión y de la venezonala Telesur, RT tiene mucho más de medio de propaganda que de medio de información, hasta el punto de que algunos de sus periodistas han denunciado el desprecio de RT por la verdad y su “blanqueo” de la figura de Vladimir Putin. Fue el caso de Sara Firth y de Liz Wahl, que abandonaron la cadena. La segunda llegó a dimitir durante una emisión en directo de RT. Periodistas de RT en el Reino Unido y Estados

Putin RT

Fotomontaje de www.buzzfeed.com

Unidos, donde la apuesta del grupo multimedia de Putin -llamémosle así para abreviar- les llevó a fichar nada menos que a Larry King, el famoso entrevistador estadounidense de la CNN. También tienen emisiones en español. Mi paisana, la viguesa María Rodríguez Abalde, presentadora de informativos, forma parte del equipo de profesionales de habla hispana de la cadena. Entre los méritos profesionales de esta antigua periodista de Antena 3, TVE y Canal + está el haber entrevistado al actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (seré benevolente y obviaré que la entrevista fue prácticamente un monólogo de Maduro).


A la vista de estos datos resultaría fácil imaginar que la línea editorial de la cadena de Putin es totalmente contraria a Donald Trump. No es así. En la madrugada del 12 de mayo, en un programa presentado por el español Javier Rodríguez Carrasco, se deshacían en elogios hacia el millonario norteamericano. Citando a un politólogo ruso (¡cómo no!), Serguéi Sudakov, el espacio Zoom alabó sin disimulo las bondades de Trump. Cito aquí un extracto de la propia web de RT: “Trump logrará ciertos cambios, porque la historia demuestra que lo que estaba haciendo Obama ahora no funciona. Y EE.UU. no tolerará a un nuevo Obama. Trump quiere cambios y se van a producir, y serán para mejor», opina Sudakov.

Asimismo, según el politólogo aquellos que le «pondrán palos en las ruedas a Trump» son «el aparato burocrático de EE. UU., los líderes del Partido Republicano criticados por Trump y la gente que lleva a cabo actividades ilegales en EE.UU. y acumula capitales demasiado grandes». «Un ejemplo es Soros, que casi todos los días hace declaraciones en contra de Trump y anima a sus seguidores y a los empresarios a no votarle», recuerda.

La sorpresa ante este tipo de propaganda es solo relativa. Trump y Putin tienen mucho en común. Ambos van de líderes providenciales, son creadores de enemigos exteriores y manejan perfectamente el discurso populista y los medios de comunicación. Pero, al margen de la sintonía personal y de los elogios que se hayan intercambiado, a Putin le conviene tener un adversario como Trump, un personaje lo suficientemente fanfarrón como para justificar las reacciones bravuconas del presidente ruso; un líder norteamericano receloso del libre comercio y a priori más centrado en la política doméstica de Estados Unidos de lo que será Hillary Clinton, experta en política exterior. Si Donald Trump llega a la Casa Blanca será una buena noticia para Putin y mala para el mundo.


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Ángel

Fue el pasado martes 19 de enero, el día siguiente al «blue monday», el día más triste del año según dicen muchos. Lo llaman lunes tormentoso, pero el martes es igual de malo. Mi cuñado Ángel se fue de este mundo después de pasar veinte días en la UCI, tres semanas en las que sus familiares le hemos acompañado mientras veíamos cómo las esperanzas de que recuperase se desvanecían.
Siempre recordaré que la mañana en la que se le paró el corazón, el pasado 29 de diciembre, se conoció también la muerte de Lemmy Kilmister, el líder de Motörhead. Ángel vivía de la música, como pinchadiscos, y mientras nos despedíamos de él también dijimos adiós a algunos grandes de la música, como Glenn Frey, el guitarrista de los Eagles. El más célebre, por supuesto, David Bowie, el 10 de enero. Cuando se produjo la muerte de Bowie ya nos habían dicho los médicos que no había solución, que ver con vida a nuestro querido Ángel sería un milagro. Antes de que Bowie falleciese escribí sobre su último album, «Blackstar» en el periódico con Ángel en mente, escuchando las inquietantes canciones «Lazarus» y «Blackstar» como profecías de un destino macabro. Lo del cáncer terminal de Bowie era un rumor que no quise reflejar en mi reportaje, pero sí dejé escrito que aquellas letras y videoclips del Duque Blanco bien podían ser heraldos de muerte.

Ángel DJ Porriño

Ángel tenía 48 años recién cumplidos y los médicos atribuyeron su fallecimiento a una «muerte súbita», lo cual no deja de ser una paradoja. Le preguntas a un médico por qué tu ser querido se ha muerto de forma súbita y te contesta que ha sido «muerte súbita». Pues vale. Le podría haber pasado a cualquiera, dijeron. Una trágica lotería. Tal vez nunca lo sabremos.

La palabra «cuñado» se ha convertido en un sinónimo de «enteradillo», del que opina sobre lo que no sabe. Ángel no era de esos. Como escribió Houellebecq, Ángel era de esas personas, cada vez más infrecuentes, que se alegran de que a los demás les vaya bien. Y que ayudaba sin esperar nada a cambio, por la simple satisfacción de alegrar la vida al prójimo.
Su corazón se paró dos días antes de Nochevieja y en plena víspera de Reyes nos dijeron que no había posibilidades de recuperación. La Navidad ya nunca será lo mismo para esta familia.
Cerrando la triste lista de coincidencias musicales, el 12 de enero sufría un grave accidente de tráfico el músico británico Colin Vearncombe, más conocido como Black, que se hizo famoso en 1987 con su canción «Wonderful life». Al igual que ocurrió con Ángel, está en coma y los médicos han advertido que únicamente un milagro hará que se recupere. Con solo 53 años, el músico que llevó al éxito internacional aquella triste canción sobre una «vida maravillosa» está también a punto de dejar este mundo. Una tragedia para la música de los 80, aquella de la que tanto gustaba Ángel, de la que solíamos hablar, y que comentaba en su querido grupo de amigos y radio en internet ilovemusic80s.com.
Siempre me emociona «Qué bello es vivir» («It’s a wonderful life»), aunque la he visto varias veces. Cuando la vea de nuevo, tal vez la próxima Navidad, me acordaré de otro ángel que acaba de ganar sus alas después de ayudar a un montón de gente a ver el lado positivo de la vida. No me refiero al entrañable ángel encarnado por Henry Travers, sino a mi cuñado Ángel.
Sed felices.

Esta la pincho yo para ti, Ángel:

U2-Every breaking wave.

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Sangre, sudor y lágrimas

¿Se imaginan a Winston Churchill explicándole a los británicos en 1940 que el nazismo se combate «con más democracia», como ha dicho Pablo Iglesias sobre el terrorismo después de los atentados de París? ¿O que De Gaulle le dijera a los franceses que la violencia no es la solución contra Hitler? ¿Qué creen que hubiese ocurrido si Franklin D. Roosevelt hubiese culpado a Francia del auge del nazismo, al haber impuesto a Alemania unas reparaciones de guerra draconianas en el Tratado de Versalles (1919)?

Necesitamos unos dirigentes políticos no ya que nos digan la verdad -tal vez sería pedir demasiado-, sino que no nos traten como si fuéramos niños. Urge un Winston Churchill que admita que acabar con el Dchurchill_walking_1600x1200aesh costará sangre, sudor y lágrimas, que prometa defender nuestra libertad en los desiertos y en las playas y que jure que nunca nos rendiremos.

Por el momento solo François Hollande ha demostrado un notable valor en su respuesta al desafío del mal llamado Estado Islámico. El resto de los dirigentes mundiales, con Obama a la cabeza, han mostrado una preocupante falta de determinación. Tal vez porque todos saben que las bajas producidas en combate -que en todo caso serían muchas menos que las producidas en Normandía y en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial- les costarán millones de votos. Y porque recuerdan que Churchill perdió las elecciones incluso después de ganar la guerra que terminó en 1945.

Y es que, volvemos a Churchill, Occidente no necesita políticos condicionados por las próximas elecciones, sino estadistas preocupados por las próximas generaciones.

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Castrelos, mon amour

Rafa López

Publicado en Faro de Vigo 03 de julio de 2015

«Vigo nunca ha valorado lo suficiente el privilegio de tener el mejor auditorio al aire libre del Estado español». Esta frase la escribió Julián Hernández, líder de Siniestro Total, hace ocho años, coincidiendo con el 50 aniversario del auditorio de Castrelos. Mientras esperamos, ansiosos, que se anuncien los grandes conciertos del verano en Vigo, cruzamos los dedos para que esta joya de la ciudad olívica recobre el protagonismo que merece, algo que ha prometido la nueva corporación municipal.

Justamente hace treinta años, en el verano de 1985, actuaba Eric Burdon en Castrelos, poniendo el broche de oro a un programa que incluyó a Semen Up, Golpes Bajos, Os Resentidos, Siniestro Total, Aerolíneas Federales y Mecano. Esta semana se anunció que Burdon actuará el 30 de julio en el Auditorio Mar de Vigo, ante un aforo mucho más reducido que el de Castrelos, y a cubierto.

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Los conciertos de grandes artistas constituyen un polo de atracción turística. Más de la mitad de los espectadores que verán a Sting el 14 de julio en A Coruña viajarán desde fuera de la ciudad herculina, y más del 10% procederán de fuera de Galicia. Vigo posee un auditorio con un aforo mayor que el Coliseum coruñés. Castrelos, además, ha maravillado a los artistas extranjeros que han actuado allí, porque es comparable al Hollywood Bowl de Los Ángeles, Hyde Park en Londres o Red Rocks en Denver, espacios de fama mundial.

De anunciarse con la antelación y publicidad adecuada, muchos turistas podrían planificar su viaje a Vigo y quedarse en la ciudad aprovechando el recital de, pongamos como ejemplo, Muse, Elton John, Mark Knopfler, Lenny Kravitz o Sting, por citar cuatro grandes nombres que actuarán este verano no muy lejos de Vigo.

¿Volverán a Castrelos las noches gloriosas como las de Oasis, Metallica, Leonard Cohen, Pet Shop Boys o Keane? La respuesta, amigos, sigue flotando en el aire.

P.D.: En el momento de colgar este artículo en el blog, en la madrugada del 14 de julio de 2015, seguían sin anunciarse conciertos en Castrelos.

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Rafael Rodríguez López (Rafa López)
Periodista + información

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