Sampedro papa Benedicto XVI

Sampedro y las llaves del papa

Discrepo de la opinión de José Luis Sampedro sobre la próxima visita del papa Benedicto XVI (búsquese en YouTube «José Luis Sampedro y la visita del papa».

Con la misma lógica, muchos podrían objetar iguales razones a la visita del presidente de Irán o la de los mandatarios (que son muchos y muy ricos) de Arabia Saudí, que son teocracias que denigran los derechos humanos mucho más que el Vaticano. ¿Y por qué tiene alguien que pagar con sus impuestos los Juegos Olímpicos de Madrid, si odia el deporte? ¿O el desfile del Orgullo Gay, si no es homosexual? ¿Y los festivales de música gratuitos, a cargo del contribuyente? ¿Y las televisiones autonómicas públicas? Y tantos y tantos eventos y fastos que nos dan exactamente igual al 80% de los ciudadanos. Se habla de la visita del papa, que costará lo que cueste pero crea empleo y atrae a millares de visitantes de todo el mundo, y se olvidan de los 2.000 millones de euros de deuda de Castilla-La Mancha, por poner un ejemplo de actualidad.

Por otro lado, no es cierto que la educación que se recibe en los colegios católicos inculque el pensamiento único. Los ejemplos de políticos de izquierdas que han estudiado en ellos son numerosos. Es notable que muchas personas de izquierdas envían a sus hijos a colegios católicos, sin miedo a que les laven el cerebro. Sampedro, por su edad, conoce los colegios de los años 20, que poco tienen que ver con los actuales… ¿Y las universidades? Felipe González estudió en la católica Lovaina. Y uno de los máximos responsables de Público (sí, ese diario), era compañero mío de clase, en la Universidad de Navarra (Opus Dei). El espectro ideológico de mis antiguos compañeros de colegio Marista y universidad católica no puede ser más diverso y plural: ateos, católicos, nacionalistas vascos y gallegos, de derechas, de izquierdas… de todo. Yo mismo estoy más cerca del agnosticismo que de ser un creyente ferviente, y mucho menos practicante. Mejor haría el señor Sampedro en preocuparse de la educación en ciertas ikastolas y en las escuelas coránicas.

Presuponer que a un alumno le van a lavar el cerebro por ir a un colegio católico es tan absurdo como creer que, si va a uno público, de mayor va a votar al partido que gobierne en ese momento. Y pensar que la visita del papa va a originar un proselitismo religioso salvaje es tanto como creer que el desfile del orgullo gay convertirá a todos los madrileños en homosexuales. Libertad de expresión y respeto a todas las opciones, por favor.

Nos olvidamos con frecuencia del papel que tuvo Juan Pablo II en la caída del Muro de Berlín, de la doctrina social de la Iglesia, del humanismo cristiano, de la Rerum Novarum, de la Mit brennender Sorge, de Erasmo de Rotterdam, de Bartolomé de las Casas, de Teresa de Calcuta, de Cáritas… Como decía Chesterton, una institución que ha perdurado 2.000 años pese a sus aburridas misas y los desmanes de muchos de sus sacerdotes y obispos, algo bueno ha de tener.

Por muy lejos que estemos de las ideas que defienda, la visita del papa debe ser una manifestación de la libertad de culto y de expresión que existe en este país. Los partidarios del papa tienen tanto derecho a manifestarse como los ateos, dentro del debido respeto mutuo.

Para terminar, copio y pego un pasaje de la biografía de Sampedro: «En 1936 es movilizado por el ejército republicano en la Guerra Civil Española. Con peligro de su vida, consigue desertar e incorporarse al llamado ejército nacional». Claro, le debían de habían de haber lavado el cerebro en su colegio, de ahí su confusión mental… Y el efecto del lavado de cerebro duró, porque Sampedro nunca se exiló durante la dictadura de Franco, ni fue expulsado de su cátedra, al contrario que Aranguren y Tierno Galván. Al contrario, disfrutó de una posición social y económica acomodada. La misma que ahora le permite opinar, y a mí discrepar.

 

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Rafael Rodríguez López (Rafa López)
Periodista + información

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