Lo que hace grande a Messi
21 marzo, 2012 in Actualidad, Deporte
El Barcelona ha tenido en sus filas a muchos de los más grandes jugadores del mundo, pero hasta ahora ninguno ha llegado a triunfar en el Camp Nou de la forma en la que lo está haciendo Messi. Cruyff, Maradona, Schuster, Laudrup, Romario, Ronaldo, Rivaldo, Figo, Ronaldinho, Ibrahimovic… Todos ellos futbolistas con un talento descomunal que, por una razón un otra, no entraron en la historia del club como lo está haciendo Messi. Tan solo Kubala, en su época eclipsado por Di Stéfano, puede compararse con Messi por su continuidad e identificación con el club, no así por sus cifras goleadoras ni como indiscutible número uno mundial. Dejando a un lado el descomunal talento del rosarino, algo evidente y que ya ha agotado todos los calificativos de la prensa, sólo cabe analizar otros diez factores -mentales, sobre todo- que hacen grande a Messi, y que le han convertido, como dijo Guardiola tras el partido ante el Granada, en «el Michael Jordan del fútbol».
1) Sensatez. Después de sus condiciones técnicas esta es, sin duda, la cualidad más importante que ha permitido el triunfo de Messi en el Barcelona. La historia del club catalán está repleta en las últimas décadas de cracks díscolos: Maradona, Schuster, Romario, Ronaldinho, Ibrahimovic… Jugadores fuera de serie con un carácter difícil (Schuster, Ibrahimovic), con una excesiva propensión a la vida nocturna (Romario, Ronaldinho) o ambas cosas (Maradona). Todo ello truncó sus carreras en el Barcelona y les pusieron en la senda del traspaso, todo ello ayudado, en ocasiones, por representantes más pendientes de engrosar sus cuentas corrientes que de proporcionar estabilidad a su representado. No hace falta que el aficionado culé tenga memoria de elefante para que recuerde nombres como Jorge Cysterpiller, Roberto de Assis y Mino Raiola. Todo aficionado al fútbol sabe el nombre del representante de Cristiano Ronaldo, Jorge Mendes. Pero es mucho más difícil recordar el nombre del representante de Messi. Será porque no acude a las oficinas del Camp Nou para reclamar una mejora de contrato cada vez que el argentino anota un «hat trick». Messi tiene «seny». También lo tuvo Rivaldo, pero su trayectoria no es comparable con la de Messi, porque el pernambucano fichó por el Barcelona ya en su madurez futbolística, a la edad actual de Messi.
2) Progresión. Ahora resulta casi paradójico, Messi debutó cuando la estrella indiscutible del Barcelona era Ronaldinho y cuando la auténtica joya de la cantera blaugrana no era otro que Bojan, poseedor de un récord anotador en las divisiones inferiores (unos 800 goles). Por aquel entonces se decía que el Barça podía traspasar sin excesivo cargo de conciencia al Gaucho porque ya tenía un sustituto en la Masía: Bojan Krkic. Ahora media un abismo entre el catalán, jugador del Roma, y el argentino. La cotización de uno ha caído en picado, mientras que la del otro ha alcanzado cotas estratosféricas. ¿Por qué? Recordemos el debut (ante el Oporto de Mourinho, en diciembre de 2003) y la primera temporada de Messi (2004/2005). En sus primeros partidos con el primer equipo, Messi deslumbraba sobre todo por su verticalidad, su facilidad para encarar, su regate y su velocidad. Era un diamante en bruto que, sin embargo, estaba peleado con el gol. No materializaba sus ocasiones. Además, se le intuía una escasa visión de juego. Desde hace varios años Messi tiene no solo un espectacular olfato de gol (algo que muchos consideran que no se puede aprender, que es innato), sino también una visión de juego increíble. Parece imposible que conduzca el balón con tanta velocidad sin dejar de manejar todas las opciones posibles para la jugada, y mientras se deshace de varios contrarios es capaz de ver el posible desmarque del compañero con el rabillo del ojo. Es imposible de parar porque en su repertorio figura tanto el uno contra uno, la jugada individual, como el tiro lejano a portería y el pase al espacio. El defensor no sabe a qué atenerse. Messi lo hace todo bien, y cada tres días, como acaba de decir Guardiola. En contraste, Bojan se estancó. En lugar de aumentar, se diría que sus condiciones menguaron.
3) Competitividad sana. Messi compite consigo mismo y por el equipo. Quiere mejorar sus estadísticas individuales sin que ello perjudique en absoluto el juego colectivo. Pocas veces ha optado por la jugada individual si ha visto a un compañero en condiciones de marcar. Su egoísmo natural no le ciega, algo que sí le ha ocurrido en ocasiones a Cristiano Ronaldo.
4) Inteligencia física. Messi apenas se ha lesionado, lo que le ha permitido disfrutar de una increíble continuidad. Sabe dosificarse, no presiona de forma constante y tiene el permiso de Guardiola para volver caminando a su posición. También le ayuda la fortaleza de sus piernas, su bajo centro de gravedad y su velocidad: es difícil que el defensa le pise la pierna de apoyo porque, en carrera, Messi parece «levitar» de puntillas sobre el césped. Cuando el pisotón se produce, como le ocurrió con el rojiblanco Ujfalusi hace un par de temporadas, la lesión tiene menos gravedad de la esperada.
5) Instinto táctico. Messi juega donde quiere y como quiere. Sabe en todo momento cuándo jugar al espacio o al pie, entrar por el centro, caer a la banda o bajar a recoger balones en el centro del campo. Esta facilidad para jugar entre líneas y desconcertar a las defensas rivales era ya patente en la sociedad que forma con Xavi e Iniesta y ha aumentado con Cesc, con el que se entiende a la perfección, y con el que comparte ese instinto para buscar siempre el espacio libre.
6) Sentido lúdico. Messi se divierte jugando y quiere disputar todos los minutos posibles. No es feliz en el banquillo, y Guardiola lo sabe. El fútbol es más que su profesión, es su pasión. Le da una energía que potencia todas sus cualidades. El argentino es espontáneo y parece jugar todavía en el patio del colegio. Tal vez por ello se desempeña con la misma soltura en los partidos intrascendentes que en las grandes finales, algo de lo que Cristiano Ronaldo tampoco puede presumir.
7) Concentración en el juego. Está íntimamente relacionado con lo anterior: Messi no se pierde en discusiones con el árbitro ni con los rivales, sólo le interesa lo que ocurre con el balón está en juego, no cuando el árbitro ha pitado. Cuando es agarrado o zancadilleado, algo que ocurre con frecuencia, siempre quiere continuar la jugada y ni se le pasa por la cabeza tirarse para provocar la tarjeta o el penalti. También lo hacía Ronaldo, lo que le permitió, entre otras cosas, marcar aquel antológico gol ante el Compostela pese a ser agarrado por la camiseta.
8 ) Humildad y discreción. De igual forma que resulta difícil recordar el nombre de su representante, tampoco es conocida su novia o el modelo de coche que conduce Messi. Es un modelo de discreción y también de humildad, sin que se le conozcan declaraciones altisonantes. Es tímido, lo que no quita que sea escuchado con atención las pocas veces que habla en el vestuario. Como diría un argentino, no es un «pecho frío» introvertido y algo depresivo como su compatriota Riquelme -apodado «Tristelme» en su país-, un gran jugador que pasó con más pena que gloria por el Barcelona (2002/2003) y que, curiosamente, comparte con Messi la fecha de su cumpleaños (24 de junio).
9) Juventud. No ha cumplido aún los 25 años. ¿Imaginan lo que puede conseguir Messi si consigue mantenerse a alto nivel -aunque no sea tan estratosférico- como lo ha hecho Ryan Giggs, hasta los 38? Messi tiene muchos años de fútbol de élite por delante, aunque parezca imposible que pueda mejorar su calidad.
10) Identificación con el club. Es lo más difícil de cuantificar, sobre todo cuando ha habido jugadores, como Figo (ahora condenado a pagar 2,4 millones de euros al fisco), que se deshacían en declaraciones de amor al club y que contaban con el cariño constante de la grada, y que sin embargo terminaron cambiando de aires por una mejora de contrato. El amor de Messi por el Barça se antoja más sincero, aunque solo sea por su condición de canterano de la Masía y por la apuesta del club por él cuando era todavía un niño y necesitaba un tratamiento para crecer. Pese a quien piense lo contrario, resultaba arriesgado asegurar un futuro brillante para Messi a los 13 años, cuando se trasladó a Europa. Muchos jugadores con idéntico potencial se han quedado en el camino. Por cierto, ¿alguien se acuerda de Gai Assulin?
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Alanko #
Buena entrada Rafa. Sólo una puntualización. Uno de los factores principales debería ser: Tener a Pep como entrenador.
Ahora parece fácil, pero Guardiola arriesgó en su momento la solidez del grupo consintiendo y mimando a Leo. Supo ver que se trata de un jugador especial que requería un trato preferente. La apuesta le salió redonda. Ahora todo el mundo respeta y admira a Messi, pero sin la progresión de la que acertadamente hablas, más de uno hubiera criticado duramente al míster, incluso dentro del grupo. Es indudable que Messi es un tipo feliz en el campo, y lo es gracias a Guardiola. Juega siempre, nunca es sustituido, tiene más vacaciones que nadie, ha podido ser campeón olímpico gracias a su entrenador, ha aprendido a gestionar su ansiedad dentro del campo (se le nota mucho cuando juega con Argentina), le ha enseñado a esperar su momento durante los partidos y se le ha dado una confianza ilimtada. Es complicado especular qué sería de Messi en otras circunstancias u otro equipo, pero estoy convencido que ningún entrenador hubiera sacado tanto rendimiento al ahora mejor jugador del mundo.
rafagas #
Gracias. Obviamente Guardiola ha sido fundamental en la progresión de Messi. Todo lo que dices es cierto. Además, Messi no sería el mismo sin los jugadores de los que se rodea. Pero quise centrarme en aspectos exclusivos de Messi, de su persona, y al margen de su técnica futbolística. La moraleja es que la técnica individual, el talento, es solo una de las cualidades (fundamental, sin duda) que hacen grande a un futbolista, hay otros aspectos que no se deben descuidar. Por eso Messi es un ejemplo para otros futbolistas y para los niños que empiezan en este deporte. Un saludo y gracias por tu comentario.