El poder de internet
Hay quien solamente ve el lado malo de internet: su falta de seguridad, las quiebras en la privacidad, la falsedad de buena parte de la información que contiene, su carácter adictivo y su poder para difundir falsedades y fraudes. Yo prefiero ver el lado bueno.
Además de la ingente cantidad de información que podemos encontrar y de la capacidad para conectar a miles de millones de personas con un «click», internet acarrea una revolución democrática, y no me refiero a esas engañosas encuestas en la red, tan utilizadas por medios de comunicación supuestamente serios. Lo vimos en la Revolución (frustrada) Verde de Irán, en la censura de China (de Corea del Norte y de Cuba mejor no hablamos) y en los actuales acontecimientos de Túnez, donde el presidente del país ha prometido eliminar las restricciones a portales tan populares como YouTube. Internet es un espejo imposible de ocultar en el que todos los ciudadanos pueden ver lo que ocurre al otro lado del mundo, compararse con los demás habitantes del globo. Y es mucho más difícil de controlar que la televisión. Al igual que ocurría con la legendaria Radio Free Europe (que dio título a una canción de R.E.M.), muchos ciudadanos de regímenes no democráticos se enteran de lo que pasa fuera de las fronteras gracias a internet.
Si yo fuera Obama, «bombardearía» Corea del Norte con iPhones e iPads dotados de acceso libre y gratuito a internet. No creo que la dictadura norcoreana durase demasiado después de eso.