Archivo septiembre 2015
Los cazadrones
No, no quiero decir «cazadores». Me refiero a dispositivos capaces de abatir, inutilizar o impedir el paso a drones, es decir, aparatos voladores teledirigidos de cualquier tamaño.
Al principio de la Primera Guerra Mundial, la fuerza aérea constaba de globos, que, con un observador, se elevaban para comprobar la precisión de la artillería. Poco después vinieron los aparatos de hélice, biplanos y triplanos. No iban armados y solo ejercían funciones de observación. Cuando se encontraban en el aire dos pilotos enemigos, se saludaban con la mano. Pero un día a uno se le ocurrió llevar un arma, y comenzó una desenfrenada carrera tecnológica. En poco tiempo los aviones empezaron a llevar ametralladoras, a sincronizarlas con la hélice, incluso a disparar por el eje de la hélice…
Con los drones pasará lo mismo: en los países desarrollados empezaron a usarse como meros juguetes. Nada que ver con los drones de guerra tipo Predator, que portan misiles de gran alcance y potencia. Estados Unidos los emplea para matar, yihadistas dice.
Pero ya hemos tenido episodios inquietantes: drones desconocidos han sobrevolado París, la residencia del Rey en Madrid y la Casa Blanca. En los dos primeros casos no se ha conseguido identificar quién estaba detrás. Estos drones pueden recoger información sensible (con mayor dificultad, transmitirla por radio, pues en la mayor parte de los casos se tratará de imágenes de alta resolución, y se preferirá almacenarlas en el dron para descargarlas cuando vuelva con su dueño) e incluso ser empleados para atentar contra personas e instalaciones o para sabotajes.
Urge por tanto disponer un sistema de defensa contra estos aparatos. Los misiles antiaéreos convencionales no sirven: están diseñados contra aviones, mucho más rápidos, que desprenden mucho más calor y que son grandes masas metálicas. Es posible que sirvieran francotiradores humanos, con munición especial, tipo perdigones, como la que se usa para cazar pájaros, pero habría que hacer ensayos y, si resulta eficaz, entrenar personal. Los francotiradores están adiestrados para disparar a blancos fijos en el suelo. No es lo mismo un blanco móvil en el aire.
También podrían emplearse aves de cetrería, por ejemplo halcones, pero vuelve a surgir la duda sobre si serían efectivos: quizá se asustaran del ruido, quizá no tuvieran la suficiente fuerza, tal vez sirvieran para un tipo de drones, pero no para otros… Hay que hacer pruebas.
Asimismo se podrían emplear drones de caza, más rápidos que los normales y con menor autonomía, equipados con un sistema que permitiera derribar (mejor que destruir; si se hace caer a tierra el dron enemigo, se puede determinar la información que estaba robando) al aparato contrario: ¿un carrete de hilo fino y resistente uno de cuyos extremos se pegara a él, mientras que se desenrolla, y acaba tocando tierra? ¿Una red que se despliegue automáticamente en el aire y le atasque las hélices? ¿Drones-lapa, con dispositivos tipo gancho, para aferrarse al enemigo, y parar entonces sus hélices, haciendo caer la pareja por su propio peso?
Como mecanismo de defensa pasiva, se podría «cubrir» edificios sensibles con grandes redes de malla muy abierta (un metro, por ejemplo). Visualmente, apenas se distinguiría, pero en el aire constituirían un obstáculo insalvable para un aparato teledirigido.
Hay tal cantidad de posibilidades… Poner a punto las más eficaces llevará muchos experimentos y mucho tiempo. No digamos desplegarlas. Cuanto antes se empiece, mejor.
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