La ‘tómbola’ de la derecha

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El Partido Popular está utilizando todo tipo de estrategias. Mariano Rajoy sabe que muchos temas de su programa figuran en él con un fin concreto: tocar poder, llegar a Moncloa y confundir a la ciudadanía, ante la ‘tómbola’ que ha montado el PSOE. ¿Y por qué no va a tener tómbola el PP?

Ayer se ha demostrado en Valladolid. La gran desunión de la derecha en Castilla y León ha llevado a Rajoy a ‘montar’ en Valladolid un acontecimiento de cerveza y bocadillo. Algo así como el “pan y circo” romano, que tanto practicaron los socialistas en la época de Felipe González. Y han llenado el ‘circo’ en la Feria de Muestras de Valladolid.

Pararnos a hablar de las propuestas es caer en la vergüenza y en el patetismo. No ha dudado en pedir al PSOE lo que el Gobierno de Aznar pudo hacer en ocho años y no hizo. ¿A qué me refiero? Pues muy sencillo: a las autovías pendientes de la comunidad y a todo el tema de infraestructuras, a la educación, a la creación de empresas, al aumento de población, a la sanidad, a la agricultura, al traspaso de la Justicia,… ¿No es vergonzoso que los agricultores de León y Castilla se hayan tenido que asesorar en otras comunidades autónomas en la cuestión de los topillos? Rajoy ya no puede liderar el proyecto de la nueva España después de sus reiteradas mentiras –- no menos odiosas que las también reiteradas del Gobierno Rodríguez –.

El líder popular nunca debió presentarse a estas elecciones. Rajoy jamás debió mentir a los españoles en lo que a educación y fiscalidad se refiere. El ‘gallego listo’ no puede seguir la estela del ‘gallego tonto e insultón’ que responde al nombre de ‘Pepiño’. Bachiller ‘Pepiño’ Blanco, don José, para más señas.

Y por si no era suficiente, Rajoy empieza a abrazar farolas y maniquíes, como ya hiciera don Manuel. Me refiero al asunto del portavoz de educación en el senado, que ya hemos analizado en este medio. Los medios de comunicación de Pucela siguen retratando a Mariano dando la mano al citado senador. Algunas veces, uno no sabe para qué sirven los encargados de comunicación de los partidos mayoritarios, salvo para hacer el ridículo mediático. Pero, cuidado, no nos confundamos, en el PSOE también hace el ridículo a diario, Fernando Moraleda, gran jefe de la comunicación de Moncloa.

El sábado, día de las Candelas, Rajoy volvió a hacer su particular ridículo en Valladolid, al mostrarse como el administrador de una tómbola. Si el PSOE ofrece dos, pues yo cuatro. Con ello eliminó el poco margen de confianza que tenía. Tan solo acudieron al acto ‘tombolero’ los fieles del PP, los altos cargos de la Junta de León y Castilla, los estómagos agradecidos del partido, las mujeres de altos y bajos cargos de la Junta que fichan y desaparecen, los candidatos al Congreso y al Senado y algunos otros agradecidos a nivel nacional.

Mariano Rajoy no sabe lo que está sucediendo en Castilla con su propio partido: permite, consiente e ignora lo que sucede en provincias. No recibe la oportuna información. Se le engaña. Sus equipos solo aparecen en vísperas de elecciones. Las encuestas le distancia cada vez más del presidente Rodríguez y la ciudadanía percibe con claridad la falta de orientación seria en el partido de Rajoy; concretamente en Castilla y León pierde tres puntos respecto a las elecciones autonómicas y municipales. Algo oculto sucede en el PP.

La ciudadanía quiere saber qué es lo que se oculta tras el fichaje de Manuel Pizarro y la bronca madrileña entre el sector de la derechona que representa Espe Aguirre, y el sector moderado, abierto y elegante que abandera Alberto Ruiz-Gallardón.

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