Funcionarios frente a la Delegación de Hacienda de Valladolid, como todos los viernes.
Todos los viernes se reúnen los funcionarios frente a su lugar de trabajo. Y lo hacen para recordar al Gobierno de la derecha que el camino elegido no es el correcto. Los recortes aprobados por los sucesivos Consejos de Ministros no solucionan nada importante y mucho menos la crisis actual que generó el PSOE a lo largo del “septenio negro”, en connivencia con la banca y con la aprobación y el Vº Bº del Sindicato Vertical Unificado, compuesto por UGT y CC.OO.; precisamente los dos sindicatos que ahora no quieren oír hablar de la crisis ni de la herencia que han contribuido a dejar. ¡Maldito sindicalismo de clase!
Con la actitud de los funcionarios se pretende recordar el desequilibrio creado por el Gobierno, el trato diferenciado hacia los trabajadores y la discriminación permanente que caracteriza al Gobierno de Mariano. Tanto hablar del principio de solidaridad pero resulta que no lo saben aplicar ni defender. La solidaridad, en este momento, comienza por exigir a la empresa privada el mismo trato hacia sus trabajadores. ¿Funcionarios sin extra de Navidad y trabajadores de la empresa privada con extraordinaria, subida de sueldo por convenio y rebaja del IRPF?
Señores del Gobierno: ¿podrían decirme de qué árbol se han caído ustedes o en qué tómbola les han titulado, como si fuera una Universidad? Eliminen la paga extra de los trabajadores de la privada y… a partir de ahí empezamos a hablar de tú a tú. Mientras no llegue ese momento, si quieren guerra pueden estar seguros que la tendrán. Y la tendrán permanente, duradera, incluso en algunos momentos sin cuartel. Su propia incompetencia les hace responsables de la herencia futura.
Recuerden lo que decía Graham Greene: “el que exige jugar con las carta boca arriba, tiene todos los triunfos en la mano”. Por cierto, tampoco estaría de más recordar el pensamiento de George Sand en lo que se refiere a la forma de abordar los problemas: “la verdadera forma de no saber nada es aprenderlo todo a la vez”. No tengan duda que el hombre solidario es una bestia o un dios, al menos eso decía Aristóteles.