Ya se empezaba a ver que ETA se rompía tras su acorralamiento, cuando el ‘vendeburras’ de León dio alas a la banda y se dedicó a amamantar a la serpiente.
En esta España nuestra, tan rara y desprestigiada, ya no sabe uno en quién creer ni qué creer. No hay más que echar una ojeada al Gobierno de Rajoy: ha vuelto a tragar sapos y besar tierra podrida. Quienes decían defender a las víctimas del terrorismo, se han bajado los pantalones cual Zapatero atolondrado. Al PP se le ha caído el sombrajo y merece que la ciudadanía le ‘incendie’ la calle, porque Mariano se ha bajado los pantalones y él solito se ha puesto mirando a Cuenca. ¡Ya nadie se fía de Mariano! Ni siquiera podemos ni debemos fiarnos de la Justicia. ¿Quién dijo aquello de que “la Justicia era un cachondeo”? Pues no ha perdido actualidad.