Por Jesús Salamanca Alonso.- Rosa Valdeón Santiago (ver foto superior), actual alcaldesa de Zamora, estuvo a punto de ser ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en el primer Gobierno de Mariano Rajoy. El problema estaba, exclusivamente, en los cometidos de Ana Mato; ahí estuvo la gran duda del ya presidente del Gobierno de España. Al final, Mariano optó por Anita. No me atrevo a decir que se haya equivocado.
De todos es conocida la admiración que siente Mariano Rajoy por Rosa Valdeón. En varias ocasiones ha alabado su labor durante el tiempo que fue consejera en Castilla y León. Por cierto, también es conocida la capacidad demostrada por Rosa para trabajar, formar equipos y llamar a las cosas por su nombre. Ha llegado a decir un ex jefe de gabinete de uno de los ex presidentes de la Junta de Castilla y León que “la presencia de Rosa Valdeón acompleja a mucha gente, incluido al propio presidente Herrera”.
A las 9 de la mañana del pasado día 21, ella era la elegida. Rosa iba a ser ministra de un súper Ministerio. Doy fe de ello. Solo la torpe reacción de Juan Vicente Herrera Campo ha impedido la alegría de los castellanos y leoneses. Nadie debe descartar una nueva oportunidad, como sucedió con Jesús Posadas en uno de los Gobiernos de Aznar; un buen día se lo prometió en Valladolid (Polideportivo Pisuerga) y con el tiempo cumplió.
Las ‘bromitas’ del presidente Herrera — que a veces no sabe si mata, hiere o espanta — empiezan a molestar a mucha gente. Son una forma de ‘tocar las narices’ a destiempo. A mí también me molesta, como a tantos otros. ¡Ahí tienen el ejemplo y el perjuicio a una gran política y excelente persona! Pero quien pierde es la ciudadanía con las ‘gracietas’ de Herrera Campo.
Ayer por la tarde me confesaba una persona muy cercana a nuestro presidente Herrera que lo que unos llaman “campechanía”, otros comprueban que es una forma de fastidiar al prójimo, por ignorancia, falta de perspectiva y complejos varios. Pero bueno… es lo que tenemos y es lo que han votado muchos ciudadanos y ciudadanas de Castilla y León. Por lo tanto hay que seguir arando con los bueyes que tenemos, aunque muy a nuestro pesar.