Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez no contaban con que Eguiguren actuara de ‘bocazas’ desmarcado a destiempo. Tampoco debieron confiar el en el ‘vocero’ oficial de la banda: ‘Zutabe’. Y mucho menos en el diario abertzale, GARA. Tanta ambigüedad en el lenguaje ha llevado a la confusión. Con ETA no cabe el diálogo, y mucho menos la negociación, ni siquiera aunque se disuelva, entregue las armas y pida perdón a las víctimas.
Estamos ante una banda con cientos de muertes a sus espaldas que van desde el atentado común hasta la participación en el 11-M para ‘echar una mano’ a sus amigos de estrategia. La aplicación de la ley, así como el cumplimiento íntegro de las penas, es el único camino posible. Lo demás son ganas de incordiar, incluida la pérdida de imagen de personajes como Kofi Annan o el ridículo hecho por Brian Currin.