Bastante ridículo hemos sentido los españoles, como para que salga la vicepresidenta a pedir respeto. Han jugado a la ruleta y han perdido. Han querido lucirse en el mundo y el mundo se ha mofado de los Rodríguez, al compararlos con la ‘familia Addams’ y con ‘los Monster’. Y lo seguirán haciendo.
Por eso no tiene sentido que algunos recurran al Estatuto del menor. Cada palo ha de aguantar su vela, como los ciudadanos aguantamos la subida de impuestos, la congelación salarial y la ruina de los ahorros familiares, como consecuencia de una deficiente planificación gubernamental y de un absurdo gasto durante años.