De nuevo el presidente del Gobierno volvió a hacer gala de la mentira y de la ineficacia. Su paso por Rodiezmo ha resucitado los viejos fantasmas de violencia, odio y represión, ante el gesto antigualla y carca de la izquierda menos democrática y más degenerada.
Hubiera sido un simple gesto sin importancia, aunque cafre y nefasto; pero el hecho de ver a dos treintañeras puño en alto, como Pajín y Bibiana Aído, hace pensar que vamos hacia atrás, sin rumbo y en caída libre, además de desconocer el origen represor, de odio y de violencia que significa el odiado gesto decimonónico. Lo del puño en alto del ‘jefe de los descamisados’ es otro tema, porque representa simple teatro dentro de un acto que ha generado desconfianza y temor entre los propios mineros que, gracias a Rodríguez Zapatero y a su nefasta política económica e industrial, no saben qué hacer con el excedente de carbón.