Tras la celebración del Campeonato Nacional de Orientación en Calasparra (Murcia), los componentes de los distintos clubes de la comunidad castellano-leonesa volvieron con numerosos éxitos en su haber. Quienes con mejor éxito defendieron los colores de la comunidad fueron los más jóvenes, que prometen muchos días gloria y mieles, sin desmerecer a los más veteranos, que desde hace algunos años deleitan con su experiencia y actitud a quienes empiezan.
Pero pese a todos esos éxitos, la realidad en cuanto a patrocinio de las instituciones sigue siendo preocupante. Mientras el resto de las comunidades autónomas aparecen cada año con nuevas equipaciones, traje de calle y competición, los componentes de los equipos castellanos y leoneses – con evidente desprecio de los dirigentes políticos de la Junta de Castilla y León y, particularmente, de la dirección general de deportes – no tienen más remedio que acudir a las carreras con equitación propia, y cada uno de un color (como el ejército de Pancho Villa), con lo que se convierten en el hazmerreír de la competición y de los equipos de otras comunidades. Claro que… llueve sobre mojado, y no será porque no se le ha advertido al director general.
Lo indicado suele ser habitual ante la actual descoordinación, desidia y desprecio al ciudadano por parte de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, que parece que consiente y ampara. No entendemos cómo el director general de deportes no ve lo que sucede a su alrededor, al igual que sus jefes más directos. Deberían copiar de la ética política mostrada por Rosa Valdeón Santiago como consejera y alcaldesa. A ello hay que añadir la falta de coordinación en cuanto al trasporte de deportistas. Y es que cada orientador castellano y leonés se ve obligado a correr con sus propios gastos; la última ocasión ha sido el fin de semana pasado, desde su lugar de residencia hasta Calasparra (Murcia), mientras que el resto de comunidades autónomas organizan el transporte en autobús, aglutinando a todos los deportistas de la comunidad, organizados por provincias y distribuidos según las distintas federaciones regionales.
Es una vergüenza comprobar cómo la Federación Nacional de Orientación aporta medios diversos y todas federaciones regionales optan a los mismos, mientras que la Federación de Orientación de Castilla y León, así como el director general de deportes, se desentienden de los medios existentes y ejercitan la descoordinación con las instituciones de carácter nacional.
Esa actitud hace que se conviertan en la risión de todas las demás comunidades autónomas, además de demostrar con su ignorancia que los deportistas aficionados de Castilla y León son los parias del deporte. Eso sí, la incompetencia de los dirigentes políticos del deporte en nuestra comunidad les lleva a volcarse con los deportistas consagrados, en busca de la foto, la televisión y el reportaje con rentabilidad política. Hasta en eso demuestran mediocridad política.
Con todo ello, se puede observar que la reciente creación de la FOCyL (Federación de Orientación de Castilla y León) no ha proporcionado las facilidades necesarias a nuestros deportistas, para representar a Castilla y León como se merece. Se demuestra que la creación de la citada federación es, nada más, el resultado de la insistencia de diversas instancia y personas, sobre todo desde el momento en que se pidió a Juan Vicente Herrera la dimisión ‘ipso facto’ del director general de deportes, mediada la legislatura anterior, una vez demostrada su desidia y mediocridad en la gestión del deporte.
Y si en lo sucesivo sigue existiendo el mismo nivel de pasotismo hacia los deportistas que empiezan, no solo será difícil remontar desde la cola del pelotón, sino que el director general de deportes deberá replantearse su actitud, su desidia y su reiterada huida hacia adelante. Sin duda, lo mejor es hacer caso a la opinión de los deportistas aficionados de la comunidad, por lo que nos hacemos eco de ese pensamiento: ¡“Váyase, señor director general de deporte!