Archivo diario: 22 marzo, 2008

Subvenciones, maestros y psicopedagilipollas

Arturo Pérez Reverte

     Me sigue sorprendiendo que se sorprendan. O que hagan tanto paripé, cuando en realidad no les importa en absoluto. Ni a unos, ni a otros. Y eso que todo viene seguido, como las olas y las morcillas. La última –estudio internacional sobre alumnos de Primaria, o como se llame ahora– es que el número de alumnos españoles de diez años con falta de comprensión lectora se acerca al 30 por ciento. Dicho en parla normal: uno de cada tres críos no entiende un carajo de lo que lee. Y a los 18 años, dos de cada tres. Eso significa que, más o menos en la misma proporción, los zagales terminan sus estudios sin saber leer ni escribir correctamente. Las deliciosas criaturas, o sea. El báculo de nuestra vejez.
     Pero tranquilos. La Junta de Andalucía toma cartas en el asunto. Fiel a la tradicional política, tan española, de subvenciones, ayudas y compras de voto, y además le regalo a usted la Chochona, la manta Paduana y el paquete de cuchillas de afeitar para el caballero, a los maestros de allí que «se comprometan a la mejora de resultados» les van a dar siete mil euros uno encima de otro. Lo que demuestra que son ellos quienes tienen la culpa: ni la Logse , ni la falta de autoridad que esa ley les arrebató, ni la añeja estupidez analfabeta de tanto delincuente psicopedagógico y psicopedagocrático, inquilino habitual, gobierne quien gobierne, del ministerio de Educación. Los malos de la película son, como sospechábamos, los infames maestros. Así que, oigan. A motivarlos, para que espabilen. Que la pretendida mejora de resultados acabe en aprobados a mansalva para trincar como sea los euros prometidos –una tentación evidente–, no se especifica, aunque se supone. Lo importante es que las estadísticas del desastre escolar se desplacen hacia otras latitudes. Y los sindicatos, claro, apoyan la iniciativa. Consideren si no la van a apoyar: ya han conseguido que a sus liberados, que llevan años sin pisar un aula, les prometan los siete mil de forma automática, por la cara. Y más ahora que, de aquí a tres años, con los nuevos planes de la puta que nos parió, un profesor de instituto ya no tendrá que saber lengua, ni historia, ni matemáticas. Le bastará con saber cómo se enseñan lengua, historia y matemáticas. Y más si curra en España: el único país del mundo donde los profesores de griego o latín enseñan inglés.
     Así, felices de habernos conocido, seguimos galopando alegremente, toctoc, tocotoc, hacia la nada absoluta. Todavía hay tontos del ciruelo –y tontas del frutal que corresponda– sosteniendo imperturbables que leer en clase en voz alta no es pedagógico. Que ni siquiera leer lo es; ya que, según tales capullos, dedicar demasiado tiempo a la lectura antes de los 14 años hace que los chicos se aíslen del grupo y descuiden las actividades comunes y el buen rollito. Y eso de ir por libre en el cole es mentar la bicha; te convierte en pasto de psicólogos, psicoterapeutas y psicoterapeutos. Cada pequeño cabrón que prefiere leer en su rincón a interactuar adecuadamente en la actividad plástico-formativo-solidaria de su entorno circunflejo, por ejemplo, torpedea que el día de mañana tengamos ciudadanos aborregados, acríticos, ejemplarmente receptivos a la demagogia barata, que es lo que se busca. Mejor un bobo votando según le llenen el pesebre, que un resabiado culto que lo mismo se cisca en tus muertos y vete tú a saber.
       El otro día tomé un café con mi compadre Pepe Perona «Café, tabaco y silencio, hoy prohibidos», gruñía–, que pese a ser catedrático de Lengua Española exige que lo llamen maestro de Gramática. Le hablé de cuando, en el cole, nos disponían alrededor del aula para leer en voz alta el Quijote y otros textos, pasando a los primeros puestos quienes mejor leían. «¿Primeros puestos? –respingó mi amigo–. Ahora, ni se te ocurra. Cualquier competencia escolar traumatiza. Es como dejar que los niños varones jueguen con pistolas y no con cocinitas o Nancys. Te convierte en xenófobo, machista, asesino en serie y cosas así». Luego me ilustró con algunas experiencias personales: una universitaria que lee siguiendo con el dedo las líneas del texto, otro que mueve los labios y la cabeza casi deletreando palabras… «El próximo curso –concluyó– voy a empezar mis clases universitarias con un dictado: Una tarde parda y fría de invierno. Punto. Los colegiales estudian. Punto. Monotonía de lluvia tras los cristales. Después, tras corregir las faltas de ortografía, mandaré escribir cien veces: Analfabeto se escribe sin hache; y luego, lectura en voz alta: En un lugar de la Mancha, etcétera». Lo miré, divertido. «¿Lo sabe tu rector?». Asintió el maestro de Gramática. «¿Y qué dice al respecto?». Sonreía mi amigo, malévolo y feliz, encantado con la idea; y pensé que así debió de sonreír Sansón entre los filisteos. «Dice que me van a crucificar.»
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FUENTE: El Semanal, 16 de marzo de 2008

ETA y otros miserables 'aprietan' el gatillo

ETA ha dado muestras de su maldad en Calahorra. Es lo que sabe hacer: destruir, matar y extorsionar. Pero ante semejante barbarie, la ciudadanía ha sabido responder con tranquilidad y entereza; es la diferencia entre los asesinos y los ciudadanos que creen en el Estado de Derecho y en la democracia.

Nadie duda que el coche-bomba dirigido contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Calahorra tenía una clara intención: matar. El alto grado de serenidad que han mostrado los calagurritanos, en las horas posteriores al brutal atentado, dice mucho y muy positivo de ellos. Su alcalde lo ha definido perfectamente al incidir en que han demostrado «gran serenidad en un momento tan duro y complicado como éste que nos ha tocado vivir. Hemos visto un comportamiento magnífico por parte de todos los ciudadanos».

La banda asesina pretende extender por toda España la represión que existe en el infierno nacionalista vasco. Unos aprietan el gatillo y otros hacen el agosto con el miedo, la represión y la expulsión. ETA mata y el PNV hace lo demás, a veces con la mediocre colaboración de algunos miembros del PSE.

No hace mucho, con motivo del asesinato del socialista, Isaías Carrasco, demostrábamos que el gatillo se puede apretar de muchas maneras. ETA lo aprieta para matar; pero que nadie olvide que se puede matar de muchas formas. Yo lo tengo muy claro: los antojos y atajos negociadores de Patxi López, Eguiguren y Moscoso y otros son más formas de ‘apretar el gatillo’. El cuerpo muere una sola vez, pero los sentimientos pueden estar muriendo toda una vida. Mi duda está en si los once millones de apoyos al PSOE refrendan la forma de actuar de López, Eguiguren, Moscoso y Rodríguez en lo que a la negociación se refiere.

Nadie puede dudar de la cantidad de medios que reclaman tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional. Se pasan la vida pidiendo medios humanos y materiales, sin que Mesquida se acuerde de ellos, hasta que explota un coche-bomba o se produce una víctima mortal; es el momento de hacerse la foto y ahí sí que acude raudo y veloz, con preparadas declaraciones en el bolsillo.

Es muy doloroso oír a algunos amigos – eso sí, en voz baja para que no transcienda a las altas esferas del Cuerpo – que a veces carecen hasta de gasolina para los vehículos oficiales, con lo que hacen los servicios a medias o sencillamente no los hacen. A pesar de ello, ahí están, siempre en su sitio y alertas a lo que pueda pasar. La Guardia Civil es anónima, pero siempre presente. Otra cosa bien distinta son sus dirigentes políticos, solo presentes cuando hay televisión, prensa y ciudadanos dispuestos a escuchar siempre lo mismo desde hace años. Desde hace muchos años.

Cada vez que escribo sobre ETA, me acuerdo de las tonterías y barbaridades que decía Joan Mesquida en la víspera de las desafortunadas declaraciones del presidente Rodríguez, en diciembre de 2006. Llegó a afirmar que no existía constancia de que ETA se estuviera rearmando y, mucho menos, reorganizando. En teoría, lo sabíamos todos menos él. Pero estoy seguro que el ínclito, Joan Mesquida, pretendía salvaguardar la tregua-trampa. El tiempo habla a poco que lo sometamos a reflexión. Y Mesquida ya no puede quedar en buen lugar.

Insisto en que hay muchas formas de apretar el gatillo. Como insisto en que parte del PNV y del PSE lo han apretado, conscientes de lo que hacían. Ahí están las pruebas. ¡Ah, no me vengan con estadísticas de muertos, como si ahí estuviera la esencia de la tregua! Esas estadísticas llevaron a Múgica a mandar a freír espárragos al PSOE, como lo han hecho muchos otros.

Precisamente, por ese tipo de atrocidades, Rosa Díez se ha convertido en la gran esperanza parlamentaria. Ella sola puede desmerecer a las huestes de Rajoy, hoy enfrentadas en provincias y listas para la ‘Noche de cuchillos largos’ en cualquier momento. No obstante, y seguro de ese desmerecimiento, por claridad, conocimiento y merecimiento, debe ser la base del entendimiento – junto con otras fuerzas parlamentarias – para volver al Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo, que el socialismo de Rodríguez se pasó por el ‘arco pernil’.

Si Napoleón decía que “imponer condiciones excesivamente duras es dispensar de su cumplimiento”, estamos convencidos que no va a ser éste el caso de quienes creen que se puede acabar con ETA. Existen varias fórmulas dentro del Estado de Derecho, pero tengo mis dudas respecto a si todos quieren que ETA desaparezca. ¿Qué sería del PNV sin ETA? ¿Y del PSE? ¿Qué harían sin ETA gentes como Patxi López, Ibarretxe, Eguiguren, las Nekanes, Barrena, Otegi, Permach, Arzalluz…? En fin, la reflexión y la conclusión son libres. ¿Alguien cree que el protagonismo del PNV sería como con la existencia de ETA? ¿O se convertiría el PNV en uno de tantos partidos minoritarios de España?

El daño que personajes como los citados han hecho a la sociedad vasca, deberían llevarlos a reflexionar sobre una máxima que siempre debe imperar en la mente de un ciudadano o ciudadana dignos: “Jamás hubo una guerra buena o una mala paz”. Alguien dijo, y siento no recordar quién, que interesarse por los intereses de todos, es propio de un gobierno ordinario; preverlos es digno de un gran gobierno.