Archivo diario: 4 febrero, 2008

Política de palo y zanahoria

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Miguel Sebastián, ex asesor de la Oficina Económica del presidente, necesita salir en los papeles como sea. Ahora resulta que es el ‘padre’ de la famosa medida de reparto de 400 euros, entre quienes realizan la declaración del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas. Algo no cuadraba y, mira por dónde, estaba detrás del asunto el del talante incierto e insultador mayor del siempre admirado Alberto Ruiz-Gallardón.

En lo que se refiere al pago, lo de inmediato y progresivo no está mal; pero lo de universal no me cuadra, como no le cuadra a nadie. Supongo que Miguel Sebastián habrá querido decir que esa devolución, paga, reducción o como quieran denominarla es universal, por cuanto se otorga a todos los trabajadores dependientes y pensionistas. Estaríamos hablando de una universalidad parcial, pues ser “universal” significa que se refiere a todos y resulta que no van por ahí los tiros. Se quejan los autónomos y los empresarios. Y ¿Qué dice el Gobierno de Rodríguez? Ustedes a pagar, callar y observar cómo lo disfrutan los demás.

Entre Miguel Sebastián y Pedro Solbes hay una clara contradicción. Hablando de la misma cuestión, no dicen lo mismo ni lo interpretan igual. El vicepresidente económico dice que pueden ser 400, 300, 100,… según los casos. ¿Y dónde está la trampa verdulera? Pues está en que todos los trabajadores dependientes y jubilados pensaron que les correspondían 400 euros. Y no señores, las cosas no son muchas veces como se explican. Pedro Solbes ha dicho bien claro y alto que eso no va con quienes están exentos de realizar la declaración de IRPF; o sea, que cuatro millones y medio de ‘curritos’ dependientes se quedan fuera. En fin, es lo que tiene la política del palo y la zanahoria.

Miguel Sebastián sigue utilizando un lenguaje trasnochado: ajuste brutal, necesidad de bajar intereses (adiós ahorro del españolito), bajar tipos de interés (entre todos pagar hipoteca de unos pocos), pasividad del Banco Central,… ¿De qué habla Sebastián? Aún no se ha enterado de que la política económica anglosajona tiene poco que ver con la situación que atraviesa España. ¡Qué manía de tocar palos ajenos!

Hagan caso a Manuel Pizarro. No olviden la política del padre de familia sensato. Ha habido tres años de superávit, pero hemos iniciado un ciclo complicado y es necesario saber guardar. Aprovechen señores socialistas la hucha que dejó Aznar que, unido a estos buenos años por la política económica que dejó encarrilada Rodrigo Rato, pueden hacer que quienes nos acercamos a la cincuentena podamos cobrar aún jubilación.

El “tax rebate” o reembolso de impuestos anglosajón no procede en este momento. Otros problemas más agudos hay que resolver con urgencia, como evitar que ETA siga cobrando de las instituciones o controlar el excesivo dinero que hay en circulación para que no estalle el gasto descontrolado. Es el momento de hacer un ajuste fino, sin que llegue a ser brutal.

En elecciones siempre hay algún listillo que pretende engañar al personal con unos euros de más, a costa de quien deberá pagarlos, que son siempre los mismos. La torpeza zapateril es pensar que puede llenar la urna si el ciudadano piensa con el bolsillo. Al tiempo; aunque en la tercera semana de febrero se le derrumbará el templete al PSOE.

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La ‘tómbola’ de la derecha

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El Partido Popular está utilizando todo tipo de estrategias. Mariano Rajoy sabe que muchos temas de su programa figuran en él con un fin concreto: tocar poder, llegar a Moncloa y confundir a la ciudadanía, ante la ‘tómbola’ que ha montado el PSOE. ¿Y por qué no va a tener tómbola el PP?

Ayer se ha demostrado en Valladolid. La gran desunión de la derecha en Castilla y León ha llevado a Rajoy a ‘montar’ en Valladolid un acontecimiento de cerveza y bocadillo. Algo así como el “pan y circo” romano, que tanto practicaron los socialistas en la época de Felipe González. Y han llenado el ‘circo’ en la Feria de Muestras de Valladolid.

Pararnos a hablar de las propuestas es caer en la vergüenza y en el patetismo. No ha dudado en pedir al PSOE lo que el Gobierno de Aznar pudo hacer en ocho años y no hizo. ¿A qué me refiero? Pues muy sencillo: a las autovías pendientes de la comunidad y a todo el tema de infraestructuras, a la educación, a la creación de empresas, al aumento de población, a la sanidad, a la agricultura, al traspaso de la Justicia,… ¿No es vergonzoso que los agricultores de León y Castilla se hayan tenido que asesorar en otras comunidades autónomas en la cuestión de los topillos? Rajoy ya no puede liderar el proyecto de la nueva España después de sus reiteradas mentiras –- no menos odiosas que las también reiteradas del Gobierno Rodríguez –.

El líder popular nunca debió presentarse a estas elecciones. Rajoy jamás debió mentir a los españoles en lo que a educación y fiscalidad se refiere. El ‘gallego listo’ no puede seguir la estela del ‘gallego tonto e insultón’ que responde al nombre de ‘Pepiño’. Bachiller ‘Pepiño’ Blanco, don José, para más señas.

Y por si no era suficiente, Rajoy empieza a abrazar farolas y maniquíes, como ya hiciera don Manuel. Me refiero al asunto del portavoz de educación en el senado, que ya hemos analizado en este medio. Los medios de comunicación de Pucela siguen retratando a Mariano dando la mano al citado senador. Algunas veces, uno no sabe para qué sirven los encargados de comunicación de los partidos mayoritarios, salvo para hacer el ridículo mediático. Pero, cuidado, no nos confundamos, en el PSOE también hace el ridículo a diario, Fernando Moraleda, gran jefe de la comunicación de Moncloa.

El sábado, día de las Candelas, Rajoy volvió a hacer su particular ridículo en Valladolid, al mostrarse como el administrador de una tómbola. Si el PSOE ofrece dos, pues yo cuatro. Con ello eliminó el poco margen de confianza que tenía. Tan solo acudieron al acto ‘tombolero’ los fieles del PP, los altos cargos de la Junta de León y Castilla, los estómagos agradecidos del partido, las mujeres de altos y bajos cargos de la Junta que fichan y desaparecen, los candidatos al Congreso y al Senado y algunos otros agradecidos a nivel nacional.

Mariano Rajoy no sabe lo que está sucediendo en Castilla con su propio partido: permite, consiente e ignora lo que sucede en provincias. No recibe la oportuna información. Se le engaña. Sus equipos solo aparecen en vísperas de elecciones. Las encuestas le distancia cada vez más del presidente Rodríguez y la ciudadanía percibe con claridad la falta de orientación seria en el partido de Rajoy; concretamente en Castilla y León pierde tres puntos respecto a las elecciones autonómicas y municipales. Algo oculto sucede en el PP.

La ciudadanía quiere saber qué es lo que se oculta tras el fichaje de Manuel Pizarro y la bronca madrileña entre el sector de la derechona que representa Espe Aguirre, y el sector moderado, abierto y elegante que abandera Alberto Ruiz-Gallardón.